Fue un evento antidemocrático que no alteró el rechazo mayoritario de la población. Con parches no se va a superar la crisis energética, hacen falta cambios profundos.
Macri esquivó la Audiencia todo lo que pudo. Cuando la movilización impuso esa instancia pública, el gobierno la transformó en una parodia viciada de nulidad.
Dentro de la Usina del Arte se expresó un contraste. Por un lado, la presencia de los aduladores gubernamentales que contaron con el aval del PJ, la UCR y sus cómplices para controlar la Audiencia.
Por otro lado, la ausencia de más de 900 inscriptos que fueron borrados de un plumazo de la lista de oradores. Entre ellos, representantes de Multi-sectoriales, organizaciones sociales y consecuentes opositores al tarifazo como nuestro compañero Alejandro Bodart.
También hubo un mega operativo policial, un despliegue represivo para que las movilizaciones estuvieran lo más alejadas posible del Auditorio de la Usina. En Córdoba llegaron al extremo de no dejar ingresar a muchos anotados.
No fue vinculante, no tuvo carácter nacional y cercenó la participación. Fue un evento antidemocrático de cabo a rabo.
Tarifas altas, salarios bajos
Hay que destacar que cuando comenzó la batalla por las facturas, Macri y sus funcionarios proyectaban aumentos superiores al 1.000%. La movilización los obligó a disminuir sus aspiraciones. Pero no nos podemos engañar: siguen siendo aumentos injustificados y excesivos.
El ministro de Energía, Juan José Aranguren, anunció que el aumento para consumidores residenciales será del 203% de promedio; mientras que subirá al 237% en los casos de menor consumo.
Las campañas propagandísticas nos quieren convencer que es poco. Que pagamos más por un puñado de chupetines que por el consumo de gas. Es una barbaridad.
Lo que no dicen, es que las empresas acumularon ganancias millonarias durante décadas, que se tragaron millones de dólares en subsidios y no invirtieron un peso en infraestructura. Si se abrieran sus libros contables, en vez de cobrar aumentos tendrían que devolver plata.
Y hay algo más, la caída del poder adquisitivo de los trabajadores y el pueblo. Es una referencia fundamental, ya que con inflación, los salarios insuficientes y las paritarias a la baja (entre el 20 y el 40%), los ingresos fueron muy inferiores al 203% de aumento que plantean. No hay tarifa social que pueda equiparar este desequilibrio.
El MST en la movilización
En la pelea por las tarifas no está dicha la última palabra, porque este ajuste y los que proyectan son inviables para los trabajadores y el pueblo. Y nadie se va a quedar de brazos cruzados frente a la pobreza y a la crisis de la economía familiar.
Nosotros estuvimos en los frazadazos y cacerolazos nacionales. Impulsamos y participamos activamente en las movilizaciones. Y los militantes y las banderas del MST estuvieron para expresarnos tanto en la Usina del Arte como en Córdoba.
Y así como nuestro compañero Alejandro Bodart presentó amparos contra el aumento del subte, ahora hizo lo propio en rechazo a la Audiencia trucha. En este caso presentando un recurso de amparo por «el derecho de participación y expresión», que recayó en el Juzgado 11 del Contencioso Federal a cargo de la Jueza María José Sarmiento.
A la par planteamos que debe hacerse una nueva audiencia pública federal sin exclusiones, democrática, participativa y vinculante.
Reestatizar es la salida
Vamos a seguir movilizados junto al pueblo, exigiendo la anulación del tarifazo, que se vaya Aranguren y que se haga una verdadera auditoría abriendo los libros contables de las empresas de servicios.
La profunda crisis energética que atraviesa el país requiere avanzar en cambios profundos. Las empresas privatizadas por Menem fueron un fracaso: corruptas, con servicios caros e ineficientes.
Sin embargo, ninguno de los gobiernos posteriores se puso los pantalones largos para hacer lo que hay que hacer: reestatizar los servicios bajo control social. Es la propuesta de fondo por la que te proponemos movilizarnos y organizarnos mientras peleamos unitariamente contra el tarifazo.
Rubén Tzanoff