MST - Movimiento Socialista de los Trabajadores Lunes 27 de Agosto, actualizado hace 4 hs.

Una feria para la entrega. Mauricio tuvo su “Davosito”

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Terminó el “Mini Davos”. En el foro de negocios e inversión 2016 se reunieron 2500 empresarios, 500 CEO’s de las principales multinacionales del mundo con el gobierno nacional, que ofició de anfitrión durante tres días en el Centro Cultural Kirchner. 

La cumbre empresaria se realizó con un fuerte operativo de seguridad, que incluyó francotiradores en los techos, acortar el recorrido de una línea de subtes y restricciones a los periodistas que participaron del evento. Incluso hubo paneles “prohibidos”, donde no podía entrar la prensa, por estar destinados a “sectores específicos”, como, por ejemplo, el de energía. ¿Se planearán ahí más favores para las petroleras como pasó con el acuerdo YPF-Chevron?
Así, y con un costo de más de un millón de dólares, el gobierno busca, de manera desesperada, las ansiadas inversiones y ofrece a cambio muchos beneficios y pocas exigencias a las empresas que accedan.
Los encargados de ofrecer la Argentina a las multinacionales fueron los propios funcionarios del oficialismo. El gabinete completo participó de los paneles. Asistieron al evento empresarios de IBM, Dow Chemical, Louis Dreyfus, Techint, JP Morgan, Goldman Sachs, Citigroup, Coca Cola, Siemens y otros, junto a funcionaros del gobierno y diputados de distintas fuerzas políticas.

¿Y las inversiones?

Pero parece que es más fácil traer inversores que inversiones. El gobierno se escuda diciendo que “no fue para recaudar dinero, sino de mostrar los atributos y proyectos que nuestro país tiene para ofrecer, en términos de inversión”. Pero lo cierto es que ninguna inversión se concretó en el foro. Los ejecutivos aplaudieron la apertura de la economía argentina, pero exigen más infraestructura y leyes laborales más flexibles para comprometer inversiones y esperaran la estabilidad del gobierno antes de invertir.
A pesar de todos los beneficios que han recibido, los empresarios aún no confían en la capacidad de gobernar del macrismo, por lo que es muy poco probable la entrada de dólares que necesita el gobierno antes de las elecciones de 2017. Ni el pago millonario a los fondos buitres, ni recibir a Obama y Hollande, ambos en las fechas menos indicadas, ni los aumentos de las tarifas, parece ser suficiente para los empresarios, que reclaman un mayor recorte del déficit fiscal y condiciones laborales favorables para la rentabilidad capitalista. De los paupérrimos proyectos de inversión confirmados hasta ahora, la mitad será para los recursos naturales (minería o energía), sector que fue beneficiado con la quita de retenciones y otras medidas económicas que implementó el gobierno y que mantienen y profundizan el saqueo y la expoliación de nuestros recursos, dejándonos más contaminación.
¿Qué quieren en concreto para invertir? Salarios más baratos, avanzar sobre las leyes laborales de todo tipo (asistencia, enfermedad y riesgo de trabajo). Pero a pesar de las inconsecuentes direcciones sindicales, pasar por encima de las conquistas que supieron lograr los trabajadores y que defendieron con luchas en todos estos años, no le va a ser tan fácil al macrismo y esto lo tienen claro hasta los inversores extranjeros.

El plan macrista

Para ofrecer el país a la inversión extranjera, Macri recibió a los empresarios con un segundo semestre donde se profundiza la recesión, con una inflación entre 40%-47%, tarifazos de luz, gas y combustibles, libertad a las grandes formadoras de precios para remarcar sin controles, la quita de retenciones a los oligarcas y megamineros, un dólar a $15, sueldos atrasados, desocupación creciente y más de un millón y medio de nuevos pobres. Pero aun así no alcanzó.
El proyecto estratégico del gobierno es “normalizar” al país. Es decir, hacerlo confiable para la burguesía internacional, y para eso se necesita avanzar sobre medidas conseguidas post 2001, lo que lo lleva a enfrentar abiertamente a los trabajadores y el pueblo. Por eso, debemos prepararnos para nuevos y más profundos intentos de ajuste. Entre otras cosas porque el déficit fiscal aumentará este año en vez de disminuir como era imprescindible para que el plan oficialista cerrara. Y para poder pasar el ajuste (tarifazos, paritarias a la baja, recortes en salud y educación, despidos) intentan meter, al mismo tiempo, medidas represivas que les facilite la tarea, como el protocolo anti piquete, o el fallo de la corte limitando el derecho a huelga. Medidas fracasadas hasta hoy pero que sin duda volverán con nuevos formatos.

La trampa

El macrismo está más directamente ligado a los sectores transnacionales que el gobierno anterior. Pero aquel también se esmeró por traer inversiones al país. La Barrick Gold, Chevron y los consorcios chinos son algunas muestras. De hecho son estas mismas las únicas comprometidas con el macrismo a seguir invirtiendo. El problema es que estas inversiones solo empeoraron las condiciones de vida de los trabajadores.
Los dueños de las ramas fundamentales de la economía buscan hacer ganancias con gastos mínimos para competir con otros monopolios y por esa vía palear la crisis crónica que vive el capitalismo. Estos son exactamente los mismos empresarios que vinieron al foro a pedir seguridad para invertir. Traducido, a pedir libertad y garantías para saquear, contaminar y explotar a gusto. ¿Por qué estas inversiones servirían para que se desarrolle el país? Sobre todo en una época en la que los capitales rapiñan el mundo, no lo desarrollan. No existe ningún ejemplo en toda Latinoamérica donde las inversiones extranjeras logren mejorar la vida del conjunto de la población. ¿Por qué funcionaría en Argentina?

Otro plan es posible

Si la inversión extranjera no garantiza un desarrollo armónico del país, ¿cómo conseguimos un desarrollo autónomo a favor de las mayorías? Desde el MST creemos que es indispensable parar la sangría que hoy sufrimos, que se expresa en el pago a los buitres, el saqueo de los bienes comunes y la dependencia de un modelo agro exportador.
Pero este rumbo no lo puede emprender ningún sector burgués, porque implica tomar un camino contrario al que pretenden y avanzar hacia medidas anticapitalistas. Lejos de abaratar la mano de obra para seducir inversionistas que vendrían a saquear, implica aumentar los salarios, prohibir los despidos y suspensiones y estatizar bajo control obrero a las empresas que no cumplan. Así se impulsaría el desarrollo. Implica dejar de pagar la fraudulenta deuda externa, estatizar la banca y el comercio exterior, recuperar los bienes comunes y levantar un modelo sustentable que desarrolle la industria y las economías regionales. Para empezar, lo que necesitamos, no es que entren inversiones, sino que dejen de llevarse nuestras riquezas.
Sobra evidencia que Macri no lo va a hacer, tampoco lo hizo el gobierno anterior, ni ningún sector del PJ lo plantea. Para romper con esta política cipaya, los trabajadores y sectores populares, junta la izquierda social y política, tenemos que poner en pie una alternativa de poder amplia y unitaria que le pare la mano a Macri y lleve a la Argentina a revertir la dependencia semicolonial que hoy sufrimos.

“Rematar el país al mejor postor” en otras palabras

  • Mauricio Macri: “Queremos que el Estado los acompañe y no sea un obstáculo”.
  • Jorge Triaca (Ministro de Trabajo): “Ponemos a disposición de los inversores que están hoy acá el Ministerio (de Trabajo)”.
  • Juan José Aranguren (Ministro de Energía): “No queremos un vínculo donde el Gobierno decida, queremos que decida el sector”.
  • José Luis Espert (Consultora Macroeconómica): “El ajuste se quedó corto”.
  • Paolo Rocca (CEO de Techint): “Los sindicatos tienen que entender que no deben pelear por el salario de pocos sino por el empleo de muchos”.
  • Ricardo Lorenzetti (Presidente de la Corte Suprema): “El poder Judicial es contramayoritario, pone límites”. ¿Qué hacía el máximo juez supremo en un Foro de Inversión y Negocios? Sí, claro, fue a hablar de “seguridad jurídica”.

Victoria Marro

macriforo