El kirchnerismo se encuentra en un espiral de crisis para el que no parece vislumbrarse salida. En primer lugar, no logran recuperarse de la derrota electoral del año pasado. Encima de esa hecatombe, golpean los escándalos de corrupción con que los diarios nos han inundado en estos últimos meses y que van desde Boudou hasta Cristina, pasando por De Vido, Jaime, Baéz y López entre otros; y de los que seguramente tendremos nuevas entregas cuando el 20 de este mes declare Cristina como imputada por el caso Báez.
A esto se suma la dinámica centrífuga del FPV, la exclusión de la mesa en la que se está reorganizando el PJ, y el resultante aislamiento político.
Por otro lado, el perfil nacional y popular enfrentado a la derecha que por años alimentaron, también se les desarma: dirigentes del FPV que dicen en el discurso ser opositores a Macri, después, con acciones políticas concretas, lo sostienen; y donde son gobierno aplican un ajuste similar, como hace Alicia Kirchner en Santa Cruz.
El PJ busca deshacerse de los referentes K, pero tiene un dilema. Cada vez que viaja Cristina a Buenos Aires, demuestra mantener una importante capacidad de movilización. Y mientras escasean los candidatos que midan en las encuestas, ella muestra una intención de voto del 30% en el conurbano bonaerense.
Los dirigentes kirchneristas, por su cuenta, se presentan como intransigentes opositores de Macri, pero tienen como norte ubicarse en las listas del PJ el año que viene. El mismo PJ de la oposición responsable y la gobernabilidad, que le votó el pago a los buitres y el presupuesto a Macri.
“El adversario no está en el peronismo”, dijo Máximo Kirchner en un reciente acto de La Cámpora en Florencio Varela.
Incluso abren la puerta al reencuentro con los “traidores” de ayer. Pocas semanas atrás, cuando Cristina fue consultada acerca de un posible acercamiento al Frente Renovador dijo que en política no pone límites. En un discurso anterior había expresado que “Massa no es el enemigo, es uno de nosotros que se fue”.
Frente al macrismo es necesario desarrollar la mayor unidad de acción posible, incluyendo a los sectores kirchneristas que honestamente buscaron un cambio positivo y que estén dispuestos a movilizar. Pero esa unidad tiene que ser, justamente, con quienes esten dispuestos a enfrentar consecuentemente al macrismo. No con dirigentes que son opositores de palabra mientras le votan las leyes al gobierno.
Y a la hora de pensar qué alternativa política le oponemos al macrismo y las corporaciones, no puede ser de la mano de ese PJ cómplice, capitalista y entreguista. Tiene que ser una construcción consecuentemente emancipadora, antiimperialista y anticapitalista.
Emilce López