Sigue la mentira. Aunque Prat Gay lo presentó como el “presupuesto de la verdad”, la verdad es que el Presupuesto 2017 tiene nada que envidiarle al INDEC de Moreno. Arranca suponiendo un crecimiento de 3,5 %, inflación del 17 %, un déficit de 4,2 % del PBI y un dólar a $ 18. La proyección de crecimiento es exageradamente optimista partiendo de la recesión actual. El propio FMI prevé un déficit mayor. La inflación va a ser mayor, y el dólar… ¿quién sabe?
Más para los usureros. El Presupuesto 2017 aumenta el pago de los intereses de la deuda pública un 32,4% en relación a lo que se pagó el año pasado. Son
$ 247.632 millones de pesos que representan el 10, 5 % del Presupuesto. Es un salto obsceno en la entrega a los especuladores financieros que nos exprimen con una deuda ilegítima Y fraudulenta que no debieramos pagar más.
Impuestos más regresivos. El principal ingreso del Estado, concentrando el 33 % de la recaudación tributaria, vendrá del IVA que pagamos todos sobre los bienes de consumo. El grueso de ese ingreso viene de los sectores populares. El segundo ingreso más importante, representando el 26,2 % de la recaudación, vendrá del impuesto al ingreso mal llamado “ganancias” que pagan y seguirán pagando millones de trabajadores. Por el contrario, el impuesto a bienes personales se reduce 41 % en relación al año pasado, representando sólo el 0,4 % de la recaudación. Los ingresos por derechos de exportación representarán el 10,1 %, reflejando la quita de retenciones al agro y las megamineras. Seguirán sin pagar impuestos la especulación financiera y el negocio del juego.
Más ajuste. ¿Cómo se financiará semejante transferencia de recursos hacia los buitres y las corporaciones? Ajustando a los trabajadores y sectores populares. Los aumentos en los presupuestos de salud y educación (16,3 % y 16,5 % respectivamente) se ubican por debajo de la inflación que el propio Presupuesto engañosamente prevé. Significa, de hecho, un recorte en los sistemas de salud y educación que ya vienen en un estado de crisis y colapso agudo. El presupuesto para trabajo se aumenta un mísero 6,1 %. Se prevé que a fin de 2017 tendrían que haber 10 mil trabajadores estatales menos en el Estado nacional. Un recorte brutal.
Salarios a la baja. Además, la pauta mentirosa de una inflación de 17 % pretende condicionar las paritarias del año próximo con ese techo muy por debajo de lo que va a ser la inflación real. Esto se agrava al considerar la pérdida de poder adquisitivo de este año y la negativa a reabrir paritarias antes de fin de año. Tampoco prevé el Presupuesto ningún aumento para los jubilados además de la movilidad automática.
Comparaciones que matan. Solo un ejemplo, como ejercicio. Los pagos de intereses de deuda pública representan el 10 % del gasto de 2017. Salud representa el 3,7% y educación 6,8%. Es decir, si se suspendieran los pagos de intereses de la deuda, con esa plata se podrían duplicar los presupuestos de salud y educación.
Lo que hace falta. Hay que movilizarse para repudiar este Presupuesto funcional a las corporaciones y el imperialismo y en desmedro de las condiciones de vida de los trabajadores y el pueblo. Desde el MST-Nueva Izquierda nos disponemos a enfrentar este Presupuesto para los ricos en la calle y con la más amplia unidad. Denunciar a todos los que en aras de la gobernabilidad, lo van a apoyar en el parlamento. Y proponemos un programa opuesto, al servicio de los trabajadores y el pueblo. El Presupuesto que afecta a todos no lo pueden decidir un puñado de políticos y empresarios entre cuatro paredes. La estructura impositiva hay que darla vuelta. Eliminar el IVA a los bienes de consumo y el impuesto al ingreso. Aumentar los impuestos a las verdaderas ganancias empresarias y a la riqueza. Gravar el juego y la especulación financiera. Suspender de inmediato los pagos de la deuda externa y auditarla. Usar esos recursos para aumentar los presupuestos de salud, educación y trabajo según sus necesidades reales, como primeras medidas de un plan alternativo al servicio de los de abajo.