Que la política económica y exterior de Macri es de completo sometimiento al imperialismo ya no parece haber nadie que lo ponga en duda. El tema en discusión quizás es saber hasta dónde llegará con la entrega.
Luego de pagarle 10 veces más a los buitres de lo que debíamos, vino la apertura hacia el FMI, cuya misión vino en setiembre y a la que el gobierno se apresuró en autorizar a que publicara sus conclusiones, convencido de que está haciendo bien los deberes. Desde el FMI elogiaron las medidas económicas y el tema del INDEC. Lógico, si el plan incluye no sólo la vuelta a su supervisión sino también al endeudamiento externo que tanto provecho les da.
Pero otra vuelta de tuerca en la entrega significa la misión de la OCDE, que a fines de octubre vendrá al país con la excusa de “la búsqueda de transparencia y la lucha contra el cohecho (coimas) y la corrupción en las transacciones internacionales”. Están apurando el trámite porque Macri quiere que la Argentina sea miembro adherente a fines de diciembre.
La OCDE es conocida como “el club de los países ricos”, donde 35 países concentran el 80% del PBI mundial, y donde a países como Argentina se les reserva la categoría de adherentes, lo que implica que te controlan y dictan normas para que te ajustes a los intereses de la producción de los principales países imperialistas.
Y si vienen ahora a nuestro país, no es para combatir la corrupción ni buscar transparencia, sino para que esa corrupción no derive dineros ni ganancia en los Lázaro Báez del kirchnerismo, sino a las empresas multinacionales muy bien representadas por la OCDE.
Rechazamos toda intervención e injerencia tanto del FMI como de la OCDE en nuestra política económica, ya que implica una muestra de servilismo y sometimiento de la soberanía del país.

Gerardo Uceda