Ya no sabemos de quiénes nos tenemos que cuidar en el municipio de Tigre, si de los delincuentes o de los efectivos del COT (policía local), ya que ambos abundan por aquí. Y uno es más peligroso que el otro.
Tigre no es tan seguro como lo muestran en las propagandas de TV. Hay robos, entraderas, secuestros y muertes de las que nadie se entera, gracias a que no permiten entrar a los medios de comunicación. Apenas intenta ingresar un medio para cubrir un delito, ahí está presente el COT para echarlos o cerrar el paso a los móviles de TV.
Pero, ¿a quiénes cuida el COT? No a los vecinos como José, el repartidor de harina que fue golpeado, humillado y detenido sólo por pedir que corran el patrullero del COT para poder continuar con su reparto. Pero se topó con el inspector del COT, Héctor Eusebio Sosa, un experto en el arte del maltrato, la represión y el asesinato, que como muchos de los efectivos de ese servicio se dedican a molestar y humillar a los trabajadores y familias decentes de Tigre. Protegen los intereses del municipio, que sólo cuida a los narcos bien custodiados, que pagan para estar cuidados y escondidos con la complicidad del intendente Zamora y de Sergio Massa. Así estamos en manos de delincuentes con chalecos antibalas, armados y en camionetas con luces rojas y azules en sus techos, con la misma facilidad para apretar un gatillo que la maldita policía de los años ’90.
El 21 de octubre, convocados por José Ojeda, familiares, vecinos, amigos, organizaciones y víctimas del abuso del COT, marcharemos desde los Bomberos al municipio, exigiendo juicio y castigo a Sosa y repudiando las agresiones del COT a los vecinos y los jóvenes de Tigre.

Gastón, vecino de Benavídez