El escenario de creciente resistencia al ajuste, de bronca ante la traición e inacción de la vieja dirigencia burocrática y de surgimiento de un nuevo activismo rebelde, hace que se dinamice nuevamente el proceso de recambio sindical que se había abierto luego del argentinazo. Los avances de la izquierda en seccionales docentes de varias provincias, en el gremio del neumático, el crecimiento de la Bordó en Sanidad, de la Lista Roja en la Carne, de la oposición en decenas de juntas internas estatales, el fortalecimiento de la CICOP y la FeSProSa y el surgimiento de una joven camada de luchadores antiburocraticos le está ganando nuevamente terreno a la burocracia, con diferentes ritmos, pero en la mayoría de los gremios. Ello significa una gran oportunidad y, a la vez, una responsabilidad para los luchadores y la izquierda.
Pero el lado oscuro de este proceso es la fragmentación. Se necesita poner en pie un polo de referencia para el nuevo activismo rebelde que madura en cada lucha, que le da la espalda tanto al viejo sindicalismo empresarial como al que posa de progresista y después entrega las peleas. La unidad del sindicalismo clasista y de izquierda es una necesidad y un reclamo de este activismo que pelea sin cuartel contra la patronal y la burocracia, pero muchas veces ve que las luchas se dividen o no se puede ir más allá en la pelea por la falta de unidad.
Basta de electoralismo
Los intentos de encuentros o plenarios del sindicalismo combativo vienen fracasando. Los partidos del FIT lamentablemente nunca utilizaron sus resultados electorales al servicio de fortalecer el surgimiento de una nueva dirección obrera. Primero optaron por hacer cada uno su propio encuentro. Y cuando se pudo haber realizado un evento de unidad, lo hicieron naufragar entre impugnaciones cruzadas.
Esto no es gratuito. Esta división se traslada a la hora de la lucha, hace que se debiliten o se pierdan conflictos, que se retroceda en lugares conquistados por la izquierda y los sectores combativos y se pierdan oportunidades de ganarle terreno a la burocracia en infinidad de gremios.
Se han dado algunos pasos positivos con la marcha unitaria de la izquierda sindical a Plaza de Mayo del 9 de agosto y el acto del viernes 28 frente al Ministerio de Trabajo. Pero en vez de profundizar este camino, las fuerzas del FIT ya se han lanzado a la campaña electoral pese a que falta más de un año para las elecciones. Por eso, en medio de un feroz ataque a los trabajadores, con ajuste y despidos y una burocracia que defecciona como nunca, están poniendo todas sus energías en un acto electoral de su espacio en Atlanta en lugar de trabajar por un gran encuentro de luchadores para organizar la resistencia.
Pongamos en pie un plenario de todo el clasismo
Llamamos al activismo sindical y a la izquierda a reflexionar sobre cuáles son las tareas más urgentes que están planteadas. Nosotros proponemos llamar a un gran encuentro sindical de todos los sectores clasistas y de izquierda, sin exclusiones. Organizarlo por consenso entre todas las corrientes que venimos enfrentando al gobierno, las patronales y las distintas alas de la burocracia. En base a un programa y una agenda para intervenir en común. Allí abordar todos los debates necesarios, al tiempo que priorizaremos los puntos de acuerdo para organizar y movilizar. Para apoyar todas las luchas, más allá de quién esté al frente. Para fortalecer a los nuevos delegados y promover listas de unidad clasista en todos los gremios. Impulsando un modelo sindical donde sean las bases las que decidan y una nueva dirección democrática y para la lucha. Esta es la propuesta de la Corriente Sindical del MST.
Guillermo Pacagnini