El pasado 10 de noviembre se realizó un paro nacional de ATE. La resultante fue un paro discreto con una movilización muy pobre, lejos de las necesidades actuales de los trabajadores.
A pesar de levantar consignas justas, como la «reapertura de paritarias», «no a los despidos» o denunciar el pacto de la CGT con el gobierno; este paro terminó siendo un saludo a la bandera .
Esta situación no es casualidad. Tiene raíces profundas en la crisis que vive el sindicato y la CTA Autónoma, que se encuentran semi paralizados. Desde Alternativa Estatal, opinamos que el efecto terrible que de esto, es la posibilidad de que a fin de año el macrismo intente despedir a miles de compañeras/os.
La crisis de las Verdes
Como venimos describiendo en nuestros materiales públicos, cada hecho que ocurre en relación a ATE, está atravesado por la crisis de los sectores verdes: el de Cachorro Godoy y De Gennaro (Verde ANUSATE) y la Verde Blanca de Catalano y Hoffman. Desde un Paro Nacional, hasta una elección de Junta Interna; todo está afectado por esta pelea de aparatos, como se vió en el Bauen con el escándalo de las patotas.
Detrás de esta disputa se encuentran dos proyectos políticos de centroizquierda que no van más. Por un lado, la centroizquierda kirchnerista que intenta hacer de los sindicatos que controla su coto de caza, dado que salió brutalmente golpeada de la elección nacional y los escándalos de corrupción. Por otro, la centroizquierda de De Gennaro, que con su partido Unidad Popular, se debilita y se arruga como una pasa de uva cada día más, intentando revivir una centroizquierda que no tiene espacio.
La llegada de Macri al gobierno y el panorama sindical que arrojó la elección del 2015 en ATE, fue el caldo de cultivo para que el sindicato estallara por responsabilidad de las verdes. Con acusaciones cruzadas, están debilitando heroicas luchas que libran los estatales facilitando que pueda avanzar el gobierno con despidos, precarización y recorte de presupuestos sociales. Este hecho quedó tristemente plasmado en este último paro, al igual que en la Marcha Federal y los ejemplos antedichos. Cuando uno convoca, el otro sector boicotea.
Ya no solo debilitan la movilización por la falta de convocatoria y el boicot, sino que también como se vió demostrado en la última movilización de CABA del 10 de noviembre, estas direcciones no entusiasman en nada a la nueva vanguardia que surge al calor de las luchas sectoriales. Por eso en gran medida estos sectores no han participado de la marcha y sólo se observaron escuetas columnas verdes. El hartazgo crece entre los compañeros, al ver un gremio con burócratas impotentes a la cabeza.
¿Qué hacer?
Esta pelea pone de relieve un modelo sindical que no va más, con decisiones de arriba sin consultarnos a los de abajo, con dirigentes atornillados a los asientos sin recorrer los lugares de trabajo, pero sobre todo con un proyecto político que ha fracasado una y otra vez. Nuestra propuesta es clara: que la base decida. Además, es necesaria una reforma de los estatutos que incluya la integración a todas las corrientes sindicales en base a su representatividad electoral, y así evitar el faccionalismo permanente y salvar la unidad del gremio para enfrentar el ajuste.
Nuestra corriente ha propuesto una salida principista para salvar la unidad. Convocando a un congreso extraordinario para abrir un amplio debate, democratizar los estatutos y un plan de lucha para pararle la mano a Macri y los gobernadores. Y luego elecciones anticipadas para que decida la base.
También somos de la idea de que en muchas de las elecciones de Juntas Internas que se vienen, si las corrientes sindicales combativas y democráticas nos unimos, podemos lograr dar vuelta la tortilla en ATE. Sobran los ejemplos en otros gremios de que el clasismo puede avanzar en unidad frente a la burocracia. Ya estamos dando pasos en ese sentido en el INAES, en el INTI, y otras reparticiones; pero tenemos que potenciarlo. Llamamos a dichas corrientes y compañeros independientes a pelear por esta política.
