La noticia de la muerte de Fidel Castro conmocionó al mundo. Nuestro afecto y condolencias para con el pueblo cubano y sus seguidores. Aunque no somos castristas, respetamos el dolor de quienes sí abrazan su legado y repudiamos los festejos reaccionarios de los gusanos de Miami ante esta noticia.
Nuestro partido apoyó desde sus inicios a la heroica Revolución Cubana liderada por Fidel y el Che, que en pocos años y a partir de la expropiación y socialización de los recursos y medios de producción dieron origen al primer Estado socialista de nuestro continente, en ruptura con los EE.UU. y con la estructura capitalista de la isla. Festejamos y propagandizamos en todo el continente la erradicación del hambre y cada uno de los avances en salud y educación que trajo de la mano la revolución. Seguimos con admiración los intentos de extensión del socialismo a otros países que encabezó el Che hasta el día de su muerte en Bolivia.
Lamentablemente, desde el gobierno cubano luego se abandonó ese camino y se pasó a una nueva etapa con centro en los acuerdos con el estalinismo al frente de la ex URSS. Se siguió la política de la burocracia soviética, la misma que había sido fuertemente criticada por el Che en la Conferencia de Argel y en múltiples ocasiones por darle la espalda a las luchas independentistas y socialistas que recorrían el mundo.
Los largos años de acuerdo Cuba-URSS fueron un gran retroceso para los procesos de lucha internacionales y para Cuba en particular, y son el origen de la crisis que tras el derrumbe de la URSS golpeó a la isla. La lucha revolucionaria planteó la posibilidad de una Centroamérica socialista en los ’80, pero los consejos de La Habana y Moscú, coherentes con los acuerdos de Yalta y Potsdam con el imperialismo fueron que Nicaragua no debía ser otra Cuba ni El Salvador otra Nicaragua.
Al no extenderse, la revolución se estancó y burocratizó. Se consolidó un régimen de partido único que coartó toda posibilidad de disenso e iniciativas superadoras.
También se desaprovechó la nueva posibilidad de extender la revolución que abrió la Venezuela insurrecta a principios del nuevo siglo. Nuevamente los consejos de La Habana fueron en un sentido contrario a su extensión, tanto hacia afuera como hacia adentro, y las consecuencias están a la vista. Se retrocedió en Venezuela, y en toda Latinoamérica se perdió la oportunidad de fortalecer la perspectiva socialista, única salida para evitar que la isla retroceda hacia la restauración capitalista.
Lamentablemente, hoy Cuba vive una profunda crisis económica y su dirección política ha virado el rumbo hacia un acuerdo con los EE.UU. y la apertura capitalista de la isla, un camino que no compartimos y nos llena de tristeza.
Por eso en este día, lejos de la hipocresía de los políticos del sistema que hablan de la muerte de Fidel Castro sólo para quedar bien mientras defienden el capitalismo con su accionar cotidiano, nosotros creemos que reivindicar los orígenes y la esencia de la revolución cubana es pelear en todo el mundo contra el poder capitalista, contra sus gobiernos y corporaciones económicas y financieras, y construir un proyecto político socialista y anticapitalista, con plena participación de los trabajadores y el pueblo para decidir su futuro.
Reivindicamos la Cuba revolucionaria, la que expropió a la burguesía y se transformó en el primer país socialista de América. La que abrió la perspectiva del socialismo en todo el continente. Hoy como ayer seguimos siendo internacionalistas, como nos enseñaron nuestros maestros y el Che. Y en homenaje a todos los que dieron su vida en esta larga marcha, seguiremos peleando por el socialismo con democracia aquí y en todo el mundo. Viva la revolución socialista. ¡Venceremos!
Buenos Aires, 27/11/16
Alejandro Bodart