El 2016 fue un año de consolidación y reafirmación para el FIT. El frente que conforman el PTS, el PO e IS se consolidó como cooperativa electoral y se reafirmó como proyecto sectario. En 2017 será un obstáculo a superar para todos los que aspiramos a construir la unidad en la lucha necesaria para enfrentar al macrismo y una alternativa unitaria de la izquierda para disputarle a los partidos del régimen.
Un divisionismo irresponsable
El año comenzó con grandes desafíos para la izquierda. Macri arrancó su ataque al pueblo trabajador con devaluación y despidos. El kirchnerismo, golpeado y desorientado por la derrota electoral no encontraba su cabeza. Sus dirigentes se pasaban al PJ de la gobernabilidad o adoptaban la táctica de la aveztrúz. La burocracia sindical negociaba la plata de las obras sociales con el nuevo gobierno y decía que había que darle tiempo. Los trabajadores, huérfanos de dirección y como podían, lugar por lugar, daban luchas heróicas. Miles y miles se radicalizaban y decidían que había llegado el momento de hacer algo.
La propuesta de lanzar un encuentro sindical desde la izquierda y el clasismo para coordinar las luchas y ofrecer un polo de referencia organizativo al activismo que surgía por todos lados estaba a la orden del día. El FIT se encargó de enterrar la posibilidad de que se concretara. Desde la primer reunión para organizarlo, sus integrantes vetaron a varios sectores de la izquierda, incluyendo a nuestro partido. El intento de hacer un encuentro limitado a su propio sector también fracazó, victima sus disputas por quién ponía más oradores. Un infantilismo criminal que colaboró con el aislamiento de las luchas y la división de la clase obrera.
¿Y el FIT, donde está el FIT?
El Frente PTS-PO-IS brilló por su ausencia este año. Sus partidos no tuvieron una política común ante ningún hecho político de importancia. No realizaron actividades conjuntas ni para el 1 de mayo. No intervinieron juntos en ningún debate parlamentario ni tuvieron un bloque común en el Congreso. Recién a fin de año se percataron de la aproximación de las elecciones de 2017 y decidieron realizar un acto conjunto.
El tan publicitado acto de Atlanta, sin embargo, no devino en ningún relanzamiento del FIT. La muestra de unidad duró las horas y minutos que duraron los discursos y que necesitaron los dirigentes del FIT para escribir notas en las que se pelearon hasta por los fuegos artificiales del acto.
La ubicación que había logrado el FIT como referencia de izquierda, ante el repudio masivo que genera Macri, el desvanecimiento del kirchnerismo y el corrimiento a la derecha de toda la centroizquierda, era una plataforma desde la cuál se podría haber lanzado un gran movimiento de la izquierda que disputaría de igual a igual con las fuerzas del régimen. Pero el sectarismo miope de los partidos del FIT los llevó a dilapidar ese capital político en su afán por disputarse entre sí la conducción de su cooperativa electoral.
Peleados con la realidad
Con ese sectarismo enfermizo negaron la existencia del resto de la izquierda mientras pudieron. Pero todo aquel que niega la realidad está destinado a chocarse con ella. Por eso los dirigentes del FIT reaccionaron a la conformación de Izquierda al Frente por nuestro MST y el Nuevo MAS, con un berrinche de insultos y difamaciones. Sin embargo, este nuevo frente fue recibido con alegría entre los activistas y simpatizantes de izquierda y estará en adelante al servicio de la necesaria unidad de toda la izquierda política y social.
Federico Moreno