Cumpliendo sus promesas de campaña, Trump ha decidido levantar un Muro de más de 3000 km en la frontera con México.
No esta de más decir que ya hay una tercera parte de ese extenso territorio cubierta por vallas metálicas o directamente alambrado producto de la construcciones de gobiernos republicanos y demócratas anteriores. El costo total de los 2000 km faltantes se estima entre 12 y 15.000 millones de dólares. La orden ejecutiva de Trump contempla también la contratación de cinco mil guardias fronterizos (que se suman a los 25 mil existentes), la creación de nuevos puestos de detención y el redireccionamiento de fondos destinados a México.
Durante la campaña electoral Trump prometió echar a tres millones de inmigrantes indocumentados, sosteniendo que los mexicanos eran ladrones, traficantes y violadores, y que le robaban el trabajo a los trabajadores norteamericanos. Y además señaló que el costo del muro lo iba a pagar México de alguna forma. Ahora baraja arancelar en un 20 % las exportaciones de ese país con lo que obtendría unos 12.000 millones de dólares anuales (México destina el 80% de sus exportaciones a EEUU).
Ante estos anuncios, el presidente de México, Enrique Peña Nieto, del PRI, suspendió su visita a EEUU para entrevistarse con el nuevo presidente y declaró que iba a convertir a las embajadas y consulados mexicanos en EEUU en centros de asesoramiento y defensa de los migrantes de su país. Luego del cruce, Trump y Peña Nieto se llamaron “a silencio”.
En realidad el gobierno del PRI, con la complicidad del PAN y el PRD, viene siendo un garante de los negocios yanquis en México. Allí están instaladas las maquilas que son las empresas multinacionales que fabrican en México, aprovechando su mano de obra barata, para luego vender en EEUU.
El reciente levantamiento del pueblo mexicano contra el gasolinazo, fue consecuencia de la política de privatización de la empresa nacional petrolera PEMEX, para abrir el negocio petrolero al capital transnacional, fundamentalmente yanqui. Una política que viene desde hace años, en los que se ha condenado a México a ser fundamentalmente productor de esa vital materia prima, dejando caer la destilación y derivando a esta tarea a las destilerías texanas en las cual se procesa el 50% del petróleo mexicano.
Tal es el grado de dependencia, acuerdos del NAFTA mediante, que cuando Trump visitó México en plena campaña electoral, invitado por el entonces principal ministro de Peña Nieto, Luis Videragay, Trump no dudó en declarar públicamente su intención de construir el muro y que lo pague México. Tal fue la humillación, que Videragay tuvo que renunciar.
A poco de haber ganado las elecciones Trump, Peña Nieto vuelve a designar a Videragay como ministro de relaciones exteriores, dados sus buenos vínculos con Trump. Los mexicanos hace rato que no le creen nada a Peña Nieto, quieren que se vaya y cada día están mas cerca de lograrlo. La indignación contra los “gringos” y su muro no podían ser mayor. Y ya muchos han señalado que ningún muro va a parar las luchas por sus derechos a los mexicanos y latinos en México o en EEUU.
Gustavo Giménez