En los últimos días se difundió la noticia de un proceso de unificación entre la CTA Autónoma (Micheli) y la CTA de los trabajadores (Yasky). Yasky dijo a la agencia Télam que se profundizó “el diálogo de reunificación” por el “ajuste oficial” y “la necesidad de ganar y retomar el protagonismo en la calle”, planteando que habría próximas reuniones para definir acciones y al tiempo avanzar en la presunta reunificación hacia 2018.
Sin lugar a dudas una mayor unidad en la acción para enfrentar el ajuste de Macri y los gobernadores es más necesaria que nunca. Y toda acción callejera que unifique a todos los sectores podría ser un paso adelante si no fuera una medida aislada, si se preparara en la base y si confluyera en un paro nacional y un plan de lucha para avanzar en derrotar al plan antiobrero neoliberal.
Pero no es eso lo que se desprende de dicha noticia. Se habla de una unidad orgánica sin debate en las bases, sin un programa clasista ni una estrategia que apunte a la construcción de una nueva dirección del movimiento obrero.
¿Qué unidad? ¿Para qué objetivos?
No toda unidad es progresiva. La unificación de la CGT que dio como resultado el “triunvirato” fue reaccionaria. Lo denunciamos en su momento y se demostró con el devenir de los hechos. No se unieron para convocar al paro nacional ni para enfrentar mejor al gobierno. Por el contrario, se unificaron para transformarse en la pata sindical del proyecto macrista. Y lo hicieron con una metodología burocrática: por componendas de trastienda de sus dirigentes y no por decisión democrática de sus bases.
Claro, de la CGT no podíamos esperar otra cosa. Sin embargo, por su ubicación crítica al macrismo y habida cuenta de algunas acciones callejeras, como la Marcha Federal, algunos podrían pensar que la unidad de la CTA podría llegar a ser distinta. Sin embargo no es así. No puede ser progresiva una unidad sin un balance crítico del proceso de la CTA, que surgió como alternativa a la CGT y generó expectativas, pero que nunca rompió a fondo con el viejo modelo sindical ni se planteó, desde la autonomía, vertebrar una alternativa política independiente de los trabajadores. Además de ello, no hay evidencia alguna de que el sector de Yasky haya hecho un balance autocrítico de haber desencadenado la ruptura de la CTA en 2010 para ir detrás de un proyecto burgués como lo fue el gobierno K. ¿Qué cambió como para pensar que la historia no se vaya a repetir? Una cosa es la unidad de acción para enfrentar a Macri, pero otra es la unidad orgánica con un sector que empuja al “Volveremos”.
No puede ser progresiva una unidad si no se hace con un amplio debate en las bases de todos los gremios, con una profunda reforma que democratice los estatutos para garantizar la representación proporcional de todas corrientes de opinión, con un control democrático de las finanzas y mecanismos democráticos en la toma de decisiones; tampoco si no tiene un programa alternativo de ruptura con el modelo y la convocatoria a todos los sectores luchadores, clasistas y de la izquierda para ser parte protagónica de cualquier proceso de confluencia. Nada de eso está planteado.
Tampoco sirve una unidad por arriba, de aparato, cuando los dirigentes de los gremios mayoritarios (docentes y estatales) con gran peso en las conducciones de las CTA no han estado a la altura de las circunstancias del lado de las luchas de los trabajadores. Los dirigentes de la Celeste de CTERA, amén de haberse enfeudado al kircherismo durante ese gobierno, no han organizado la pelea cuando el macrismo ataca a los docentes al punto de liquidar su paritaria nacional. Y los dirigentes de las verdes de ATE están sumidos en una pelea de aparato. Unos incluso acaban de producir una fractura en la CTA autónoma. Y ambos sectores, Verde ANUSATE y Verde y Blanca, están fragmentando el sindicato en una crisis paralizante que deja solos a los trabajadores que pelean contra los despidos, la precarización y luchan por el salario.
Hace falta construir algo nuevo
Desde nuestra corriente sindical del MST, muchas veces hemos planteado en los eventos y debates internos de las CTA, que todo intento de recurrir a viejas recetas, está destinado al fracaso y es funcional a los de arriba. Por eso repetidas veces propusimos la necesidad de democratizar y transformar toda la estructura de la CTA, y no es esto lo que hoy se está proponiendo.
La realidad actual del movimiento obrero necesita un rumbo distinto y otras tareas. Para apoyar, unir los conflictos y derrotar a las burocracias que están jugadas a la gobernabilidad, avanzando hacia una nueva dirección y un nuevo modelo sindical, los miles de delegados y activistas antiburocráticos que marcan el ritmo de las luchas actuales necesitan de una referencia que los aglutine. Por ello, la estrategia pasa por la disputa por una nueva dirección clasista para el movimiento obrero y un nuevo modelo sindical democrático.
Necesitamos la mayor unidad en la acción con todos los sectores dispuestos a enfrentar al gobierno, pero al mismo tiempo, tenemos que profundizar la pelea por un polo de reagrupamiento del sindicalismo clasista y de izquierda para apoyar y unir las luchas e impulsar las listas de oposición y las nuevas conducciones que surgen en estatales, docentes, salud, transporte y en gremios industriales orientados en gran parte, por la izquierda. Una coordinación de todos esos sectores permitiría pelear por mayores unidades y avanzar hacia una central democrática, clasista y para la lucha.
El sector de Micheli, que ha resistido el giro de un sector que rompió la CTA-A y se fue a construir la “CTA de la calle Perón”, ¿debe ir hacia una unidad orgánica con Yasky o tiene que abonar a una confluencia con el clasismo y la izquierda sindical? Asimismo, la Corriente de Izquierda que integra este sector de la CTA y con la que hemos desarrollado actividades y debates en común, tendría que poner sus energías en un reagrupamiento de toda la izquierda clasista y no volver a la unidad con un sector que levanta recetas del pasado. A todos ellos y también a sectores que están con la llamada “CTA de la calle Perón”, con los cuales compartimos innumerables luchas, los llamamos junto a todos los compañeros que participan en la central y sus gremios a impulsar juntos la pelea por un nuevo modelo sindical y una dirección clasista y de lucha para el movimiento obrero. Y a abrir este debate, convencidos de que se necesita construir un nuevo proyecto de central como el que estamos proponiendo.
Corriente Sindical del MST