La interna del PJ está al rojo vivo. Un verdadero rompecabezas de un viejo partido que se recicla en la forma, pero es más de lo mismo en su propuesta.
El conjunto de los indicadores de opinión coinciden en que la imagen del gobierno nacional como en la mayoría de los distritos, viene en picada. Lejos de los discursos electorales de Cambiemos el plan de ajuste es una realidad que se mezcla con escándalos de corrupción en todos los niveles. El descontento social golpea al conjunto del régimen político y en ese marco el Partido Justicialista hierve en debates sobre la posibilidad de capitalizar electoralmente ese descontento. En estas líneas nos concentramos en dar opiniones y propuestas ante este escenario.
El eterno retorno del mito
Durante algunos años de la década pasada el PJ vivió, de la mano del kirchnerismo, una especie de recuperación parcial del mito del partido movimiento nacionalista y anti imperialista construido fundamentalmente bajo la primera y segunda presidencia de Perón. No vamos a detenernos demasiado en este punto, pero fundamentalmente asentados en una coyuntura económica favorable, el mismo partido que supo impulsar el surgimiento de la Triple A, con Perón aún vivo, comandó la década menemista con el genocidio de lo público y la consolidación del neoliberalismo más recalcitrante, tomó los reclamos centrales surgidos de la rebelión popular del 2001 y los utilizó como mascarón de proa para establecer las bases de un «nuevo modelo» asentado en la extranjerización de los bienes comunes, el enriquecimiento de los amigos del poder y la «inclusión» de un sector de la población al consumo de mercancías.
Ese proceso concluyó con el 29% de la población bajo la línea de pobreza y la llegada al poder del macrismo.
Hay compañeros y compañeras que comparando con el gobierno de CAMBIEMOS se preguntan honestamente si es que «antes no estábamos mejor» o si teniendo en cuenta el plan de ajuste no era mejor «aguantar que roben pero al menos la plata rendía más» y por esa vía colocan como única como posibilidad el ajuste del macrismo o la vuelta a lo anterior.
Para responder a estos interrogantes es importante recuperar el rol histórico que ha jugado el PJ y por supuesto también discutir su composición actual, sus debates y tácticas para ver si son realmente una alternativa a Cambiemos o más bien, una nueva frustración.
La pata «popular» del bipartidismo
El peronismo se fundó sobre una idea fuerza que rápidamente lo transformó en la pata «popular» del régimen bipartidista en Argentina. Esta idea es la que pretende unificar en un mismo partido-movimiento los intereses de los empresarios y los intereses de los trabajadores fundiéndolos en supuestos «intereses nacionales» compartidos por ambas clases, en un primer momento, su base de sustentación fue el movimiento obrero organizado pero poco a poco el funcionariado y la «nomenclatura» fueron transformando a «la columna vertebral» (así llamaban al movimiento obrero) en el furgón de cola de los designios de la economía del libre mercado. Así fue como mientras su discurso hablaba (y se concretaban muchas medidas) de los derechos laborales, se consolidaba también la burocracia sindical que controlaba y asfixiaba su organización independiente, se desarrollaba cada vez más el «ala política» compuesta por funcionarios profesionales, arribistas y militantes a sueldo y los acuerdos de cúpulas y feudos era su fuente fundamental de funcionamiento.
Toda la potencia creadora y transformadora del pueblo trabajador fue sometida a las reglas de la democracia de los ricos y también a sus dictaduras. Muy lejos de las estrofas de la marcha peronista que hablan de «combatir al capital» el PJ se ha transformado en uno de sus vehículos privilegiados y garante de sus intereses. Lo nacional y popular es un eslogan para los días de fiesta.
Por eso los socialistas insistimos permanentemente con la idea de que hoy, con años de experiencia histórica en su espalda, el pueblo que vive de su trabajo lejos está de encontrar las banderas de independencia económica, soberanía política y justicia social en las filas de este feudalizado aparato.
Un cardumen de tiburones desdentados
En la actualidad, ante el desgaste del gobierno de Macri y la experiencia cada vez mayor con su plan de ajuste, los analistas ya empiezan a remarcar los movimientos internos del PJ comparándolos con estos famosos animales marinos, reconocidos por su capacidad de reconocer y atacar, incluso desde mucha distancia, a potenciales víctimas por sus rastros de sangre.
Sin desconocer esta «capacidad» creemos que lo que está sucediendo es una adecuación táctica de la línea de apoyo «crítico» que hasta ahora sostuvieron a los principales trazos del plan de ajuste del gobierno, plan que consideran necesario para «normalizar» el país desde la perspectiva de los poderosos. Es por eso que los gobernadores peronistas sostienen el enfrentamiento a los docentes y la pauta de miseria planteada por Bullrich; es por eso que la mayor parte de sus diputados y senadores acompañaron el pago a los buitres, la ley de ART, el presupuesto de ajuste, entre otras medidas anti populares. Es por eso que discuten sus internas para sacar rédito electoral pero donde gobiernan aplican a fondo el ajuste, como Alicia Kirchner en Santa Cruz que no solo no ofrece aumento alguno, sino que le paga a los docentes y estatales en cómodas cuotas, manda la policía amedrentarlos y tiene a la provincia entregada a las petroleras y mineras.
Estos tiburones lejos de «atacar» para resolver los problemas del pueblo trabajador y cambiar el rumbo, se están preparando para el 2019 (o antes si el gobierno, además de perder aceite, pierde las próximas elecciones).
Estos tiburones no son lo que parecen, su verdadera presa no es el gobierno sino ganar para sus intrigas a los descontentos con el mismo, con el objetivo de sostener funcionando la alternancia patronal.
En esa interna perdemos los trabajadores
Sectores del FPV, esmeraldas o seguidores del grupo Fénix, barones del conurbano o caciques provinciales, se dirimen el control de un aparato que hace tiempo solo fabrica frustraciones para los que vivimos de nuestro trabajo.
Coincidimos con los millones que critican al gobierno por el ajuste que lleva adelante, compartimos la necesidad de enfrentarlo en las calles ante todo y por eso reclamamos la convocatoria urgente a un gran paro nacional de todas las centrales que sea el inicio de un plan de lucha para enfrentarlo. Como la CGT hace oídos sordos (a pesar de las muestras de repudio como las de la última marcha) llevamos esta propuesta a todos los lugares de trabajo, estudio y a cada barrio y proponemos un gran plenario del sindicalismo combativo para presionar juntos por ese objetivo.
Más allá de cómo evolucionen los armados, no se avizora ningún cambio positivo para quienes creyeron que desde el kirchnerismo se iniciaría un camino hacia una fuerza de izquierda nacional y popular, alejado del PJ. Nada de eso podrá venir de aparatos que representan intereses ajenos a los nuestros. Las trabajadoras y trabajadores tenemos que poner en pie nuestra propia referencia política y sindical. En estas páginas vas a encontrar muchas de las propuestas de nuestro partido al servicio de construirla. Te invitamos a impulsarlas juntos.
Martín Carcione