La fracción dominante de la burguesía tiene un plan para Argentina. La estrategia consiste en normalizar todas las aristas del sistema capitalista para garantizar el recupero de rentabilidad. La universidad en nuestro país y el sistema científico estatal, son una rareza continental. La mercantilización de todo lo público es un objetivo declarado. Los límites en las relaciones de fuerza. Contradicciones en la dirección del proceso. Debates de orientación coyuntural y programa estratégico.
La educación superior gratuita, sin arancel y el sistema científico estatal, son una rara avis en un país semicolonial como Argentina. Desde la década del 70 del siglo pasado, dictadura genocida mediante, y en especial con la década noventista, se intensificó la ofensiva capitalista por desmantelar la universidad pública y el sistema científico estatal. Para ser más precisos: se trataría de reconvertir, regresivamente, el modelo universitario y de ciencia y tecnología.
La universidad argentina, hija del proceso político democratizador de 1918 y del fenómeno de industrialización sustitutivo de las décadas del 30 y 40, en simultáneo con su CONICET, hace muchos años que presenta una aguda contradicción con la naturaleza del capitalismo en esta etapa.
Países como los nuestros tienen, en la división internacional del trabajo, un rol asignado por la fracción monopólico/financiera del capital, de abastecedor primario de insumos. La formación de profesionales para una industria escuálida o el desarrollo de ciencia para promover un modelo industrial que el poder político no impulsa, deriva en crisis permanente, estructural. Las universidades argentinas, con ingreso irrestricto, gratuito, masivo y orientación curricular enciclopédica no responde a las necesidades económicas del actual patrón de acumulación capitalista.
Este requiere de la educación superior y el CONICET, como eslabones auxiliares de la valoración de capital, formación de fuerza de trabajo en menor tiempo -achicamiento de las carreras de grado y transferencia de contenidos a posgrados pagos; recorte de presupuesto público y reducción de matrícula; ultraespecialización como paradigma espistémico y un régimen de toma de decisiones hiper-concentrado en las castas profesorales que actúan como gestoras del interés social de grandes empresas en detrimento de la mayoría estudiantil que compone la vida universitaria. Esta orientación burguesa hace décadas -también- choca con la sostenida resistencia del movimiento estudiantil y de un sector mayoritario de la docencia, galvanizados ambos por un amplísimo marco de simpatía social.
Cambiemos y su ajuste global / Relaciones de fuerza y límites en la dirección del proceso
El macrismo se propone restaurar la normalidad capitalista, burguesa, pre-2001, e incluso pre-caída de la dictadura genocida. En síntesis: recortar derechos laborales y sociales, bajar el costo del salario, aumentar la productividad del trabajo, reducir presupuesto y recuperar el control del espacio público, de las calles. Es una tarea de gran magnitud frente a un pueblo con una alta acumulación de experiencia positiva después de la dictadura y el pos-Argentinazo contra el bipartidismo. Con la universidad y el CONICET también se propone esa escalada.
Es difícil que lo logre derrotando a la docencia, el movimiento estudiantil y lxs trabajadorxs de Ciencia y Técnica. Sin embargo, la ofensiva global sobre el presupuesto, los derechos laborales docentes, la orientación ideológica de la investigación científica, es de un tamaño tal que requiere una estratégica ingeniería de confrontación. Nuestra hipótesis es que en las bases hay un enorme potencial y capacidad de respuesta, pero que de conjunto no se está dando una orientación a la altura de la agresión capitalista. Predomina una valoración que exagera la fuerza del gobierno de derecha y que responde con la lógica conservadora de dar la pelea “lugar por lugar”, con una visión sindicalista y limitada.
Los docentes universitarios con su plan de lucha independiente navegan una paritaria que no progresa; los trabajadorxs y becarixs de CONICET que vienen de protagonizar una lucha enorme, ahora no logran salir del inmovilismo y el movimiento estudiantil no recibe de sus organizaciones planteos de lucha para responder de conjunto.
Lo decimos a la docencia, en el movimiento estudiantil, en el movimiento de trabajadorxs de CyT y volvemos a insistir en este caso: se impone convocar urgente un Encuentro Federal en Defensa de la Universidad y el CONICET. Hace falta una respuesta nacional, inter-claustros y de unidad con lxs trabajadorxs de CyT para concentrar la fuerza en un solo golpe, alrededor de un pliego único de reclamos, alrededor de una bandera simple, pero profunda: la universidad y el sistema científico públicos no se tocan, no son nicho de mercado. Por ahora, las conducciones de las CONADU’ s; las Federaciones y Centros conducidos por la izquierda, ni las organizaciones de CyT actúan con esta coordinación de conjunto que planteamos. Vamos a insistir en todo el país.
Otra universidad, otro ciencia, otro modelo de país
La perspectiva que promueve una universidad y un CONICET integrados al modelo extractivo-capitalista y reprimarizado no arranca con Cambiemos, sí se profundiza y actúa explícitamente con el actual gobierno. Sin embargo, las marcas de identidad de este programa están desarrolladas en el plan Argentina Innovadora 2020 gestado en el gobierno anterior con el mismo ministro Barañao como padrino. La idea del conocimiento para el mercado, de la inversión privada en las universidades y el CONICET, el “emprendorismo eficientista” como fórmula, están escritos en esa hoja de ruta previa. Por eso, ni la interpretación del curso de Barañao como traición política, ni la oposición del presunto modelo PRO como antagónico al modelo previo, se ajustan a la realidad. El recorte presupuestario es una variable, concreta, pero no única. La penetración de las corporaciones en la universidad y la prioridad al agronegocio o la megaminería en proyectos de investigación, no son novedades. Hay un salto de calidad con el PRO, pero más continuidades estratégicas que rupturas.
Los socialistas trazamos una perspectiva opuesta, sin matices. La universidad y el sistema científico tienen que ser eslabones de un modelo de país donde la prioridad sea formar profesionales para garantizar derechos sociales e investigación y tecnología, para fortalecer ese curso, esa estrategia. Ese país que imaginamos, por el cual luchamos, excluye corporaciones de saqueo semicolonial y las sustituye por una orientación que se propone un desarrollo independiente asentado en las necesidades sociales mayoritarias de la clase obrera, la juventud y los sectores populares. Para esa estrategia anticapitalista, socialista es crucial organizar una potente corriente militante en las universidades y en el campo científico para confluir con la clase trabajadora como proyecto de izquierda con vocación de poder, de transformación real, de cambio de base de la sociedad. Nuestro partido, el MST, actúa conscientemente en esa dirección. Activá y militá para esa hoja de ruta, la nuestra, la del 99 %.
Mariano Rosa