Un periodista de Clarín editorializó días atrás sobre las contradicciones entre «gorriones y jilgueros» del gobierno, ante los piquetes y manifestaciones, emulando a las «palomas y halcones» de la administración yanqui. Reflejando a un importante sector burgués que le perdió la paciencia a Macri, añoraba a los jilgueros/halcones. Ya Carrió había señalado que «están buscando un muerto» y aconsejaba «dejarlos» para que eso no ocurra. Es un asesinato muy probable, considerando que el actual secretario de Seguridad, Burzaco, fue asesor en ese tema del ex gobernador Sobisch cuando ocurrió el asesinato del docente Carlos Fuentealba.
Lilita hábilmente intentaba confundir los términos. Si hay un muerto, por supuesto del lado de los trabajadores, no es por la represión policial a las protestas o manifestaciones… sino por culpa de los manifestantes.
Mauricio optó por la táctica de su ministra Bullrich y decidió reprimir e imponer «orden». La «piba» declaró: «Actuar con decisión puede tener ciertas consecuencias… la gendarmería y la prefectura, o la policía federal, van actuar como se actúa en cualquier parte del mundo, dispersando. Esa dispersión puede significar alguna consecuencia… Corriendo a manifestantes de la calle no significa que vaya a haber un muerto, pero significa que van a tratar de impedir…» Es decir: no va a haber un muerto… pero si lo hay, es una consecuencia buscada por los manifestantes. Por eso en este paro general fueron las fuerzas policiales y de seguridad las que tuvieron una actitud abiertamente provocativa para luego producir la represión.
En la Panamericana existía una vía libre de circulación: la colectora. Luego se habilitó otro carril de la zona central. Pero igual reprimieron. En el centro porteño directamente se abalanzaron sobre nuestra marcha pacífica, con el comisario metido en medio de la columna pegándole a la gente… Y reprimieron a los docentes por el supuesto delito de «no pedir permiso» previo para instalar una carpa en una plaza.
Los argumentos del gobierno y sus propagandistas son pobres. No realizar un trámite previo podría, en el derecho burgués, castigarse como contravención con una multa. Pero apalearon a los docentes y encarcelaron a cuatro. De igual modo, colocar como un derecho supremo «la libertad de transitar» y aplicar el artículo 194 del Código Penal a un corte es violar otro derecho de rango superior consagrado en la Constitución Nacional a fuerza de enormes luchas de la clase obrera y el pueblo: el derecho a huelga y a manifestación.
Y hasta en esto último mienten alevosamente. El día del paro general sobraban arterias alternativas para circular, ya que en la calle había menos gente que en un domingo de verano. El intento del gobierno, al que los burócratas de la CGT ayudaron, de separar los piquetes del paro general, es desconocer algo que la propia OIT reconoce: el derecho a organizar piquetes como parte de las huelgas y a fin de garantizarlas. Además, los piquetes fueron un modo de asegurar el derecho a hacer paro de los trabajadores precarizados, desocupados, cooperativistas… que son millones y la mitad de la fuerza laboral.
El gobierno, las patronales y sus medios amigos compartieron ese día el disgusto de no poder imponer su «orden» y su interpretación de la ley. El país les dio la espalda, con un paro general contundente. Y que no nos vengan con el verso de que la gente no fue a trabajar porque no había transporte… Cuando los laburantes no comparten una medida de fuerza se las ingenian para llegar a sus trabajos y eso se nota.
Al acercarse las elecciones, Macri intenta demostrar a su base más de derecha, como la que se manifestó el 1º de abril, que puede cumplir sus promesas reaccionarias y brindarles «seguridad jurídica» a las corporaciones y al imperialismo, imponiendo el ajuste a como dé lugar. Con el conjunto de la resistencia popular, haremos todo lo posible para que sus promesas queden en eso: promesas.
Gustavo Giménez