Al salir del Mini Davos, donde Macri reunió en el Hilton a más de 3000 empresarios de 68 países, dijo estar muy satisfecho por el «enorme entusiasmo que despierta el país en los inversores». Seguramente el presidente debe creer que somos idiotas o que sufrimos de amnesia de corto plazo, ya que hace un año atrás, cuando hizo la primera reunión de este tipo, dijo también estar muy conforme con el Foro y anunció que esos mismos empresarios de hoy «habían confirmado inversiones por U$S 45.677 millones hasta el 2019», ¿usted las vio?
La realidad es que desde que asumió Macri, vienen prometiendo una lluvia de inversiones que nunca llega. En sentido estricto lo que pasa es lo contrario, la Argentina de Cambiemos tiene la inversión extranjera más baja de todo Latinoamérica, menor al 5% del PBI y se encuentra en el puesto 99 del ranking de países para invertir según las consultoras del imperialismo, muy por debajo de países como Chile, Uruguay o Perú, por nombrar otros de la región y más cercano a países de África.
Sitiado por el Paro del 6/4, necesitaba salir con una señal para los de arriba. Por eso es que en la reunión con los empresarios, tuvo que prometerles de todo a cambio de promesas de inversión que muy probablemente sigan el mismo camino que las del año pasado. Así fue que les prometió que Argentina bajo su mando se había convertido en un país «confiable para los grandes capitalistas», en el cual podían traer su dinero y llevárselo cuando quisieran, es decir pueden venir a hacer la bicicleta financiera y llevarse los dividendos, que el pueblo pagará la fiesta. Les prometió también que será un país competitivo, que en definitiva quiere decir que el gobierno pretende avanzar en la flexibilización laboral y en la baja del «costo laboral», como tienen los países del sudeste asiático por ejemplo. También el presidente se comprometió a bajar el déficit fiscal, lo que significa que seguirá ajustando a los trabajadores y achicando el gasto social. Por último, les prometió que este cambio venía para quedarse y que podrían hacer planes a 20 años.
Un discurso alejado de la realidad
Más allá de que por las promesas presidenciales todos los empresarios estaban más que conformes y así lo expresaron, no pudieron evitar ciertos reparos para realizar las inversiones. Unos advirtieron que no habrá inversiones significativas hasta que las calificadoras de riesgo no bajen el puntaje de Argentina. Pero el más claro fue el presidente de la Phillips para Latinoamérica, Sotomayor quien sin ningún empacho dijo «que el paro de hoy (6 de abril) desalienta las inversiones», más claro imposible.
Es que el principal problema que tiene Macri y su ajuste, es que por más que quiera venderse como distinto, que hace bien los deberes capitalistas requeridos, etc., el problema central que tiene el gobierno es que no puede derrotar a los trabajadores, a pesar de la complicidad de la burocracia y la oposición tradicional del PJ-FPV y esto es lo que genera desconfianza en los grandes empresarios que requieren un país calmo, sin movilizacio-nes, huelgas ni reclamos sociales. Por eso las únicas inversiones que vienen y seguirán viniendo son las especulativas, las de corto plazo, las que buscan llevarse las ganancias en pocos meses. De las otras, de las que según Macri traerán fábricas, trabajo y bienestar para los trabajadores, ni hablar.
Gerardo Uceda