El macrismo provoca acumulación de tensiones y un polo de rechazo. El volumen y límites de esa oposición son difusos. El propio oficialismo estimula la gravitación del kirchnerismo como centro de ese polo en el plano electoral. Es su mejor contrincante. Se acelera la operación “Volver” consistente en la vuelta a un pasado de bienestar ilusorio. Nuestro análisis sobre ese dispositivo político y una salida alternativa desde la izquierda.
La caracterización del macrismo desde su asunción hasta ahora es categórica. Es un proyecto político que expresa el plan A de la burguesía. Es un elenco integrado por cuadros gerenciales capitalistas que administran los resortes estatales como otros tantos departamentos de una empresa privada. Tiene como objetivo estratégico la normalización global del capitalismo en el país. Esto implica bajar el costo laboral, aumentar la productividad del trabajo, reducir el presupuesto destinado a áreas sociales y retomar el ciclo noventista del endeudamiento estrangulador. En simultáneo, la aspiración de controlar la calle -es decir, morigerar la protesta social- apenas se transformó en señales de sobreactuada dureza para consumo de su propia base social derechista. Ese sería el mandato burgués. Sin embargo, nosotros reafirmamos una caracterización que ya planteamos en otro momento sobre el macrismo: es un gobierno débil en su base estructural, sin fuerza política orgánica con vasos comunicantes con la población mayoritaria. Política líquida, volátil. De allí, entonces, que se plantea un primer debate y balance: ¿cómo se sostuvo y desplegó su orientación el macrismo hasta ahora?
Gobernabilidad capitalista. De chanchos y culpables de darles de comer
El planteo militante sintetizado en la consigna “Vamos a volver” se presenta como la orientación de una fuerza que presume de opositora a Cambiemos. Se trataría del liderazgo de la resistencia con aguante. Ahora, si repasamos algunos datos vamos a caer en la cuenta de que la realidad, como siempre, es distinta a la apariencia interesadamente construida. Puntualicemos:
Congreso Nacional: el oficialismo de Cambiemos recibe en cerca de 80 proyectos parlamentarios los votos del PJ/FPV tanto en el Senado como en Diputados. En ambas cámaras el macrismo es minoría.
Algunos de esos proyectos fueron: los 10 mil millones de dólares pagados a los buitres, la ley de blanqueo para favorecer evasores y la ley de ART reclamada por las patronales. Lo más sustantivo: el apoyo al presupuesto 2017, es decir el plan de gobierno de Cambiemos.
En la provincia de Buenos Aires, la Legislatura tuvo en el PJ/FPV la misma orientación de sostén político responsable, es decir, burgués, a la figura estelar de recambio PRO: Vidal.
La burocracia sindical hizo su parte decisiva, expresión también pejotista/kirchnerista. Ninguna medida de fuerza durante casi un año y medio la CGT. El 6 A paro dominguero para “desahogo”. Nefasto. Pero lo más grave y crucial: la conducción claudicante de la CTA Yasky y el Suteba-Baradel en la lucha docente que atravesó el ascenso masivo del mes de marzo. Desde la Marcha Federal en adelante, todo el esfuerzo de esa conducción K orgánica se concentró en desmontar la pelea. Criminal.
Por lo tanto, una primera conclusión surge de este repaso y es que si algún sector consciente auxilió al macrismo desde que asumió, ese fue el pejotismo/kirchnerismo. Sin atenuantes.
Santa Cruz: kirchnerismo sin anestesia
Página 12 es el megáfono del operativo retorno. Mario Wainfield en sucesivos artículos explica la necesidad del frentismo pejotista para oponer resistencia a la ofensiva neoliberal; Horacio González con su habitual barroquismo comparó el “Luche y Vuelve” con esta orientación presente y lo más vergonzoso/vergonzante fue la declaración del colectivo intelectual Carta Abierta en apoyo a la teoría conspirativa que explicaría la bancarrota de la provincia de Santa Cruz.
En esa provincia hace meses que los empleados estatales no cobran en tiempo y forma, la propuesta de aumento a la docencia es del 3 % -mientras Alicia Kirchner y su gabinete se aumentaron el 40 %- y cuando en ese contexto el pueblo protesta, son “malones vandálicos que acosan a mujeres solas”. Un papelón insultante a la inteligencia de cualquier militante o persona progresista y de izquierda con dos dedos de frente. Por eso, Santa Cruz es el modelo descarnado de kirchnerismo esencial, sin cobertura.
Pero podemos no discutir Santa Cruz -digamos, el ahora- y balancear la década: precarización laboral de un tercio de la fuerza de trabajo; récord de pago al contado de deuda ilegítima -200 mil millones de dólares; esquema impositivo regresivo -IVA, impuesto al salario y exenciones a renta financiera; postergación de políticas de género, arrancando por aborto; consolidación de orientación reprimarizadora y extractiva -agronegocio, megaminería, fracking; en el plano político/sindical: sostén estructural en lo peor de la burocracia sindical y de la nauseabunda casta tradicional de gobernadores e intendentes eternos. Entonces, ¿volver a dónde?
Patria Grande, cobertura por izquierda de esta operación reaccionaria
La ola restauracionista del kirchnerismo tiene flanco derecho y también izquierdo, como toda política del régimen para contener en los marcos del capitalismo. En esto, el rol militante ya desembozado de la agrupación Patria Grande tuvo una manifestación cualitativa: publicaron una declaración nacional enfatizando el rol progresivo que tendría la candidatura de Cristina para polarizar con el macrismo. Complementariamente, claro, el planteo explica que los ataques al kirchnerismo hacen parte de una estrategia continental global de la derecha neoliberal que también acorrala al chavismo. Por lo tanto, se trataría de oponer a esa ofensiva derechista, potente, un frentismo policlasista liderado por CFK como factor desequilibrante y positivo contra el macrismo. Se trata de un paso no ya táctico, sino estratégico, al campo burgués del pejotismo, sin vacilaciones. La militancia de base juvenil de esta organización, seguramente está atravesada de debates y contradicciones. El rol militante de la izquierda anticapitalista tendrá que consistir en contribuir a desenvolver esas contradicciones hacia un rumbo opuesto al de la dirección claudicante de esa organización que en medio de la represión a lxs trabajadorxs santacruceños convoca a militar por la candidatura de CFK. Un verdadero camino de ida.
Una salida independiente a la polarización del régimen
Este cuadro de situación, esta disputa que se va perfilando, requiere una intervención política independiente de la izquierda anticapitalista y socialista en la vanguardia para explicar pacientemente, y en la agitación de masas para luchar por un tercer espacio por fuera de la polarización del régimen. No es menor el rol funcional del FIT en este panorama, ya que su sectarismo testimonial y paralizante desaprovechó la oportunidad de contribuir a un reagrupamiento global de la izquierda para ser un polo con mayor volumen político y sindical en el proceso de lucha de clases. Doble factura en el haber de ese armado frustrante.
Ante todo este escenario, la necesidad de una izquierda programáticamente de ruptura anticapitalista y antiimperialista, y a la vez unitaria en su perspectiva de confluencia, es el desafío clave del momento. Por eso, ante el fracaso del FIT, nuestra organización nacional, el MST junto al Nuevo MAS construimos una nueva experiencia frentista en la izquierda argentina, que sin excluir matices y diferencias, se propone vertebrar más unidad para construir una nueva mayoría social y política entre lxs trabajadorxs, las mujeres y la juventud. Activar, militar y construir el MST es sumar en esa orientación. Es contribuir a esa estrategia clave para la revolución en Argentina. La juventud trabajadora y estudiantil que enfrenta al macrismo y las patronales, tiene la responsabilidad política de combatir la falsa ilusión del neo-kirchnerismo que encubre el auxilio del régimen capitalista en crisis. Nuestra vocación militante es acelerar su bancarrota, no oxigenar su sobrevida.
Mariano Rosa