Una grave crisis se abrió en Brasil al publicarse una grabación en la que el presidente avala sobornos millonarios para comprar el silencio del ex diputado Cunha. El 24 de mayo hay manifestaciones en Brasilia y las principales ciudades exigiendo fuera Temer, el fin de las reformas antiobreras y elecciones directas ya.
El 17 de mayo la Red Globo publicó los audios obtenidos en secreto, en los que Temer en una entrevista con el dueño de la empresa cárnica JBS, Joesley Batista, respalda un soborno de 160 mil dólares mensuales al ex presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha. Ese personaje está preso por lavado de dinero y su silencio es muy importante para el encubrimiento de la red de sobornos que involucra a gran parte de los dirigentes políticos tradicionales de Brasil, que investiga el juez Moro y la conocida operación Lava Jato.
En la conversación se hace mención a un fiscal que mantiene “al tanto” a Temer sobre el curso de las investigaciones contra él y además se señala como hombre de confianza al diputado Rodrigo Rocha Loures, quien fue filmado en una entrega de las coimas pactadas y que está también involucrado en los pagos de dos millones de reales reclamados por el presidente del PSDB y ex candidato presidencial, el ahora prófugo senador Aécio Neves.
Las grabaciones que Batista realizó cumpliendo un acuerdo de “delación premiada” con la justicia desataron una tormenta política en Brasil. Cayeron las bolsas, el real se devaluó en un 9%, renunciaron tres ministros. Todos los analistas dan por perdida la pequeña recuperación económica del último trimestre. La Orden de Abogados del Brasil exige un juicio político. Hay una verdadera rebelión dentro del oficialista PMDB y de su aliado fundamental, el PSDB, en torno al curso a seguir. En las últimas horas, en una fracasada sesión convocada para aprobar las reformas pactadas, varios senadores casi se agarran a las piñas.
Temer, surgido como presidente luego del impeachment que destituyó a Dilma Roussef, tenía apenas un 5% de popularidad y era sostenido por la gran burguesía brasilera y sus partidos para implementar un durísimo ajuste, con reformas de flexibilización laboral en el Congreso y proyectos para elevar la edad jubilatoria, que son fundamentales para que la burguesía brasilera recupere importantes márgenes de ganancia recortados por la profunda recesión económica que ha provocado un 14% de desocupados.
Michel Temer se niega a renunciar
Pese a que el presidente brasileño es ya un cadáver político y todo Brasil discute cómo se lo reemplaza, Temer ha optado por atrincherarse y negarse a renunciar. Lo hace para ganar tiempo y negociar, generándose una situación de “impasse” donde el gobierno está en el aire y en el cual la burguesía brasileña y los partidos más importantes (el PMDB, el PT y el PSDB) están negociando cómo salir de la crisis, antes que la irrupción del movimiento de masas torne la situación mucho más difícil para el viejo establishment que gobierna el país.
Una parte importante de esta maniobra es evitar el masivo reclamo de elecciones directas ya, para las cuales el régimen no tiene claros candidatos de recambio. Mediante el recurso de una elección indirecta realizada por el parlamento, nombrarían un presidente provisional hasta las elecciones pautadas para octubre de 2018. O sea, pondrían a dedo una figura que les asegure la sanción de las reformas antiobreras en curso.
Este 24 copar Brasilia, en el camino de una nueva huelga general
Cuando se conocieron los audios, las calles de Brasil se llenaron de manifestantes al grito de ¡Fora Temer! Lo mismo ocurrió el jueves 18 y este domingo 21 miles volvieron a salir, destacándose concentraciones como la de Belo Horizonte que nucleó a 50.000 personas. Junto al ¡Fora Temer!, tuvo mucha fuerza el reclamo de ¡Elecciones directas ya! y empezaron a aparecer carteles con el ¡Fora Todos!
Estas marchas son la expresión de una clase trabajadora movilizada contra las reformas liberales, que protagonizó el pasado 28 de abril el paro general más fuerte en décadas y que tiene planteado un nuevo paro para liquidar a las reformas y al corrupto gobierno de Temer.
No hay que darle ni un minuto de aire al régimen político para que se recomponga e intente birlar este triunfo que la clase obrera y el pueblo brasileño están logrando con sus luchas. Esas luchas han desbordado a las tradicionales conducciones sindicales de la CUT y Fuerza Sindical, y también a la dirección del PT, cuyo único interés es imponer la candidatura de Lula, que está procesado por causas de corrupción y ha sido pieza fundamental para imponer un fuerte ajuste, que ahora intentan llevar hasta las últimas consecuencias.
Como señalan nuestros compañeros del MES-PSOL en una reciente declaración, una salida de fondo a la crisis “no se solucionará sin el empoderamiento del pueblo” y la tarea de “fortalecer la autoorganización y la movilización democrática pasa también por defender una Asamblea Popular Constituyente” para “enterrar este régimen político moribundo y reorganizar al país con nuevas bases”.
Esas nuevas bases deben liquidar las actuales reformas reaccionarias y poner todos los recursos de Brasil al servicio de las necesidades de los trabajadores y el pueblo, como parte de un programa anticapitalista que enfrente el pillaje de las grandes multinacionales que hundieron al país.
Gustavo Giménez