El mundo nuevamente se conmueve por una seguidilla de atentados terroristas reivindicados por ISIS. Repudiamos las matanzas, pero nos detenemos en sus causas y la utilización política por parte del imperialismo.
El sábado 3 de junio tres hombres a bordo de una van cruzaron el Puente de Londres atropellando a varios peatones, antes de descender y recorrer el centro londinense acuchillando a quienes encontraron a su paso. Mataron a siete personas antes de ser muertos por la policía. Tres días después, un hombre en Melbourne, Australia asesinó a otro y secuestró a una mujer, que luego fue rescatada. Ambos ataques fueron reivindicados por el Estado Islámico (ISIS).
Poco más de una semana antes, el 23 de mayo, otro atentado de ISIS había conmovido al Reino Unido cuando una explosión a la salida de un concierto dejó 22 muertos en Manchester. Estas atrocidades merecen el más contundente repudio de la sociedad, pero también ameritan un análisis más profundo sobre las causas que motorizan el terrorismo, y sobre la utilización política que los gobiernos imperialistas hacen del mismo.
El terrorismo «útil»
El gobierno conservador de Theresa May viene piloteando la mayor crisis que ha atravezado el Reino Unido en décadas y aplicando una política de ajuste que ha erosionado su nivel de aprovación a tal punto que tuvo que llamar a elecciones anticipadas para este 8 de junio, en medio del proceso de desvinculación de la Unión Europea denominado «Brexit». Los atentados, con la ayuda de los medios hegemómicos, permitieron que el eje de la discusión electoral girara del ajuste económico que padecen millones de trabajadores británicos hacia la seguridad frente a la amenaza terrorista.
El terrorismo le sirve de «cortina de humo» a políticos como May para tapar los problemas que la gente sufre fruto de las políticas de su gobierno. Pero además le sirve para avanzar con políticas represivas. Utilizando el miedo generado por los atentados y agigantándolo, May ha militarizado las calles británicas. En los últimos años, Reino Unido, Francia, EE.UU. y muchos países más han recortado amplias libertades democráticas en nombre de defender a la población del terrorismo.
También somos Kabul y Bagdad
Las cobardes masacres de inocentes provocan la solidaridad de millones de personas en todo el mundo. Pero los medios hegemónicos no transmiten de la misma manera unos y otros atentados. Pocos días después del atentado en Manchester, dos explosiones quitaron la vida a 27 personas en la capital iraquí de Bagdad. Al día siguiente un camión bomba causó 90 muertos en Kabul, la capital de Afganistán. Estas masacres, perpetradas también por ISIS, no se vieron en ningún titular. Cuatro días después, siete muertos en Londres ocupan las portadas de todos los diarios y portales durante días.
Para los medios hegemónicos las vidas europeas no valen lo mismo que las vidas afganas o iraquíes. Esto es porque a los gobiernos imperialistas para quienes trabajan les sirve identificar a los árabes y musulmanes en general con los terroristas, no con las victimas del terrorismo. De esa manera alientan la xenofobia que sirve para que los trabajadores ingleses, o franceses o estadounidenses, vean a los inmigrantes como enemigos que pueden ser culpados de cualquier mal.
En realidad, los extremistas reaccionarios y facistas como ISIS son minoritarios en el mundo árabe y musulmán. Y son las poblaciones musulmanas las que más sufren su barbarie y sus atentados. De hecho, del total de víctimas de atentados terroristas en lo que va de 2017, sólo el 10% fueron en Europa y América. El 90% de las muertes se produjeron en Asia y África. Pero si los trabajadores europeos se sintieran identificados con la mayoría de la población árabe y musulmana que padese las atrocidades de ISIS al igual, y peor que ellos, se comenzarían a preguntar por qué, entonces, sucede esto.
Las bombas engendran terroristas
Aunque minoritaria, la base social que tienen grupos islámicos extremistas como ISIS es real. No podrían existir de otra manera. ¿Qué hace que alguien se quiera sumar, o apoye, a un grupo que perpetre semejantes atrocidades? La respuesta se encuentra en otras atrocidades, tan brutales y más extendidas que las de ISIS. Bombas y tropas yanquis, inglesas, francesas, rusas, han matado a millones de personas en Irak, Afganistán, Siria y toda la región durante décadas. Millones y millones han perdido padres, hijos, parejas, hermanos, amigos, han perdido sus casas y sus pertenencias, han sido desplazados.
El odio que tienen millones de personas hacia el imperialismo y sus socios locales que gobiernan sus países es el combustible del terrorismo. Facistas como ISIS explotan ese odio y lo dirigen hacia el asesinato de gente que nada tiene que ver con los gobiernos y corporaciones responsables de la destrucción de Medio Oriente. No por eso es menos real y justo ese odio. Por eso los socialistas debemos, además de repudiar los atentados, señalar sus causas de fondo y luchar por atacarlas. ¡Fuera imperialistas de Medio Oriente!
Federico Moreno