Con los pelos de punta. A pocos días de la presentación de los frentes y las listas de candidatos, crecen los nervios por los armados finales. La gran mayoría de los partidos sigue desojando la margarita. Las mediciones de imagen, las intrigas y las operatorias políticas están a la orden del día. Mientras tanto, empeora la situación económica: el 25% de los jóvenes entre 18 y 25 años está desempleado, hay ocho millones de pobres y uno de cada seis argentinos pasa hambre ¿Sabés por qué están nerviosos? Porque mientras aumenta el descontento social, no pueden responder a las necesidades de la mayoría.
Cambiemos tironeado. El PRO y sus socios van y vienen en base a los resultados de las encuestas y los “focus group”. En Capital presentarán a Carrió, una aliada más que complicada. Lousteau, ex embajador de Macri, también busca su lugar en el distrito. En provincia de Buenos Aires iban a postular al ministro Bullrich, pero están en duda. A la par suenan los nombres de varios personajes entre los que está Ocaña. Encima, crecen los roces con la UCR en lo que configura una verdadera bolsa de gatos. Lo que sí tienen claro, es que las caras de la campaña serán Macri y Vidal, devenida de Heidi en supuesta Leona. Pongan a quien pongan, serán representantes del ajuste, la represión y las penurias populares. No les creas nada.
Capos del chamuyo. La reaparición de Cristina movió el avispero justicialista. La ex presidenta dejó correr la posibilidad de presentarse y a un sector del PJ no le cayó mal porque es la que mejor mide. Todo puede pasar en la dimensión peronista, pasan del amor al odio y viceversa de acuerdo a su conveniencia del momento. Randazzo quiere internas, algo que parece poco probable. Y hasta Berni se lanzó al ruedo con un spot desopilante. Lo concreto es que el kirchnerismo se quiere reposicionar con nuevos chamuyos. Dicen que tienen la fórmula para resolver la crisis, algo que no hicieron ni cuando estaban en el poder ni hacen ahora en Santa Cruz. Su regreso no sería el mal menor sino el mal repetido. Como lo sería elegir sus diputados, que negocian todo con los diputados del PRO.
Buscan polarizar. Cambiemos y el FPV-PJ, además de los negociados tienen otro interés compartido: polarizar entre ellos para intentar llevarse la mayoría de los votos y que la gente opte entre “el cambio posible” o “la vuelta al pasado.” Quieren meter a la población en la disyuntiva de elegir sólo entre ellos, es decir entre lo malo y lo peor, sin poder distinguir cual es cual. No caigas en esta vieja y repetida trampa de los partidos del capitalismo. Sólo te llevaría a nuevas frustraciones. Sí los secretos de Odebrecht se hicieran públicos, se demostraría una vez más que la corrupción los une como hermanos.
El Frente Renovador no levanta. Cuando Massa se juntó con Stolbizer imaginó asfaltar “la ancha avenida del medio” entre Cambiemos y el FPV. Sin embargo, hasta este momento sólo construyó una calle poceada. Muchos de sus aliados lo dejaron y, fundamentalmente, no levanta en la consideración popular. Massa es un saltimbanqui para quien es lo mismo aliarse con el macrismo o el kirchnerismo. El hombre de Tigre no es el único que busca conformar un tercer espacio.
Engendro. Por otro lado hay dirigentes de centroizquierda que están estableciendo contactos de incierto resultado para una presentación en común. Quieren recrear una versión “progre” sostenedora del capitalismo. Una de esas que siempre se queda a mitad de camino y defiende una de las trampas más nefastas que la política haya alumbrado: el posibilismo.
Un mal llamado posibilismo. Hay espacios políticos que recortan su programa con el objetivo de hacerle creer a los jóvenes y al pueblo trabajador que hay que hacer “lo posible.” Amparados en la excusa de “más no se puede” son la adaptación perfecta a los intereses de la gran burguesía, los ricos y corruptos. Su actitud inconsecuente los lleva como por un tubo a optar por el “voto útil”, “el mal menor” o el “voto con la nariz tapada”. Elegir diputados y senadores así, sin definirte por tus convicciones, es repetir el mecanismo que nos viene hundiendo hace años. Vos que sos joven tenés que ser protagonista del cambio cultural que se necesita para terminar con este círculo vicioso.
El sectarismo mata. No sabés cuánto lamentamos que al FIT la unidad de la izquierda no le importe nada. Es un crimen político. La unidad de la izquierda que siempre reclamamos permitiría que nuestras propuestas lleguen con solidez a millones de personas. Nos permitiría disputar la Champions de la política Argentina. Lejos de tomar una decisión positiva, se matan entre ellos. Sólo se mantienen juntos porque son una cooperativa electoral para obtener cargos y dinero del régimen. Semejante ceguera política mata la posibilidad de hacer algo grande. El FIT ya tuvo un alerta en La Rioja, donde fue superado por Izquierda al Frente, con los jóvenes a la cabeza. El Frente desde el que planteamos la renovación de la izquierda se va abriendo camino.
Hacer posible lo necesario. Es lo que decimos desde Izquierda al Frente. Y lo necesario es decirle chau a la precarización laboral que liquida a los jóvenes, implementar 6 horas de trabajo para que no haya desocupación y un sueldo de 25 mil pesos para todos. Lo necesario es parar el ajuste de Macri y la represión. Lo necesario es priorizar a los trabajadores, a las mujeres y los jubilados. Lo necesario es que haya salud y educación públicas para todos, que los espacios verdes superen a la cementación y los intereses inmobiliarios. Lo necesario es que primero se ubiquen los intereses de la gente, no de los ricos y los corruptos.
Bodart y Ripoll se la bancan. Necesitamos diputados que vayan al frente en serio. Que se nutran de la fuerza de los trabajadores y la juventud. Que no se callen. Que no trancen. Que apoyen las luchas. Nosotros tenemos esos candidatos en todo el país. Danos una mano para que entren al Congreso y a las Legislaturas. Con la fuerza de la juventud podemos superar las PASO y llegar a las elecciones de octubre. Animate, danos una mano. Votá a Izquierda al Frente.