Con un nutrido acto en Sarandí, Cristina lanzó el frente Unidad Ciudadana. Aunque no aclaró si es candidata, algunos se ilusionan con su llamado a «ponerle un límite, un freno» a cambiemos. Pero con ella o con Randazzo, con o sin el sello histórico, el pejotismo ya no va más como la verdadera alternativa que hace falta. Acá te planteamos tres razones de fondo.
Cristina cambió la estética: en el acto de Arsenal no hubo banderas partidarias; sólo argentinas. También cambió el discurso: fue más light y lineal, con historias personales y sin chicanas. Además excluyó del nuevo armado electoral a la marca PJ, no para romper con el viejo aparato sino como única forma de evitar la interna con Randazzo. Cristina también dejó afuera a D’Elía, para no perder votos de los sectores independientes. Pero semejante operativo cosmético está lejos de ser una genuina renovación política y metodológica de la estructura pejotista de siempre.
1. No le paran la mano a Macri: pactan con él
Cristina también hizo cambios en la plataforma, más hacia el centroizquierda. Promete prohibir los despidos, combatir la precarización, controlar los precios, proteger la industria nacional, revisar las tarifas, la deuda externa y el blanqueo; aumentar las jubilaciones, oxigenar las economías regionales y un nuevo acuerdo federal, reducir la brecha salarial y la violencia de género, combatir la inseguridad, preservar los recursos y defender la soberanía…
Frente a un gobierno ajustador y entreguista como el de Macri, esos quince puntos parecen aire fresco. Pero no te dejes engañar. ¿Por qué harían ahora todo lo que no hicieron los doce años que gobernaron? En realidad se pintan de opositores duros para pedirte el voto, pero apenas suban a sus bancas van a pactar de nuevo con el PRO. Así lo hicieron estos años aprobándole a Macri, que tiene minoría en el Congreso, sus presupuestos de ajuste, sus leyes antipopulares y hasta sus jueces del 2×1 a los genocidas. No sirven para pararle la mano a Cambiemos: si Macri gobierna es gracias a los votos del PJ-FPV, buena parte del cual hoy se recicla como Unidad Ciudadana.
2. Donde son gobierno, ajustan y reprimen
justan y reprimen Se supone que un político que es opositor, allí donde gobierna aplica una política bien distinta a la del macrismo. Pero no. El mejor (o peor) ejemplo es Alicia Kirchner en Santa Cruz: docentes, estatales y jubilados impagos, corrupción institucionalizada, entrega de los recursos a las corporaciones… y encima palos, al mejor estilo Macri.
Y lo mismo vale para el resto de las provincias cuyos gobernadores son del PJ o el FPV: Chaco, Salta, La Rioja, Catamarca, Misiones, Entre Ríos, Córdoba, Formosa, La Pampa, San Juan, San Luis, Santiago del Estero, Tucumán y Tierra del Fuego. O sea, la mayoría del país. Si en el Congreso pactan con Macri y en las provincias gobiernan como él, ¿entonces de qué sirve darle el voto a esta gente?
3. Si querés un resultado distinto, no votes lo mismo
Entre otros, en el acto de Cristina compartieron el palco los desconocidos de siempre: Máximo el inefable, Scioli el de doble moral, «Wado» y el «Cuervo» de La Cámpora, Ibarra el de Cromañón, los burócratas Omar Plaini (CGT) y Hugo Yasky (CTA), Tomada el que precarizó a sus empleados en Trabajo…
También estuvieron varios capos del conurbano bonaerense, como Insaurralde, el intendente de Lomas que vive en Palermo, y sus pares de La Matanza, Berazategui, Varela, Moreno, Avellaneda y demás. O sea, el eterno «poder territorial» que terminará digitando la lista. Y si de «caras nuevas» se trata ahí están los Rodríguez Saá, ayer enemigos del FPV, hoy aliados de la Unidad Ciudadana. ¡Son ellos los que más se entusiasman con el «vamos a volver»!
Compañera, compañero: en el pejotismo ya no hay ninguna renovación posible. No son opositores consecuentes a Macri sino políticos transeros por naturaleza, porque su proyecto también es capitalismo, corrupción, ajuste y entrega. Si querés un futuro diferente, no votes lo mismo: votá a Izquierda al Frente y al MST.
Pablo Vasco