Transitamos días decisivos de definición política en la coyuntura electoral. Cuando este edición salga de imprenta van a faltar 72 hs para el límite de los plazos para inscribir candidaturas. En ese contexto, queremos seguir explicando nuestra propuesta alternativa para construir un horizonte de cambio político en Argentina. La relación entre la disputa electoral y nuestra apuesta estratégica
Jameson, marxista estadounidense, dice que por la fuerza de la ideología burguesa naturalizada, la mayoría de las personas son capaces de imaginar el fin del mundo, pero no el fin del capitalismo. Los que mandan no lo hacen solamente por la fuerza, imponen una manera de pensar. Logran imponer un sentido común a escala social. Lo hacen claro, con partidos políticos, dirigencias sindicales, academias y los medios de comunicación de masas, transformados en empresas. Hoy no se trata tanto de la vitalidad del capitalismo, sino de la incapacidad para imaginar un escenario social y político de ruptura con el sistema. Después de la crisis del 2001 que cuestionó a los partidos tradicionales y todo el andamiaje político de la democracia del 1 %, a escala continental se fueron fortaleciendo proyectos que abonaron a la ideología del posibilismo. Es decir, la concepción de que romper con las relaciones de explotación, opresión y dominio político del capitalismo no está planteado como tarea presente, y por lo tanto, hay que aspirar a reformas limitadas en los marcos del sistema. La combinación de crisis de lo viejo, movilización social y debilidad de la izquierda anticapitalista, facilitó la afirmación de esa ideología, finalmente conservadora. La coexistencia pacífica con las corporaciones y los pactos con toda la superestructura de casta política, dio como resultante proyectos que nunca se propusieron ser vehículo de superación pos-capitalista. Así, el cambio de tendencia mundial los encontró de 2009-2015 administrando el ajuste capitalista y erosionando su base social, que finalmente basculó hacia opciones más de derecha.
Sin embargo, la huella que dejó esa corriente política actúa en muchos y muchas, que dudan de sus propias fuerzas como sujetos de cambio social. Eso es parte de lo peor del posibilismo: sembrar desconfianza en el propio pueblo en su empoderamiento y autoorganización para lograr cambios positivos. De esto, queremos hablar ahora también, en la lucha electoral.
Nos dicen utópicos, pero defendemos lo obvio
Lo más frecuente en nuestra militancia cotidiana, cuando nos toca explicar nuestras propuestas, es no tanto el rechazo de las mismas como el descreimiento de que se puedan concretar. Nos planteamos “imposibles”, según esta visión mayoritaria socialmente.
Este nudo es un primer eje que queremos discutir. Porque estamos convencidísimos que las cosas que planteamos tienen dos características: son muy básicas, elementales y necesarias para el interés social de la mayoría; y en segundo lugar, que el único obstáculo para que se materialicen es la voluntad política de los que tienen circunstancialmente el poder para llevarlas adelante.
Hay un autor de hace más de 200 años que planteaba “que una sociedad es justa cuando nadie es tan rico como para comprar a otros, ni nadie tan pobre como para tener que venderse”. Se trata de Rousseau, uno de los teóricos de la Revolución Francesa, la revolución de la burguesía. Hoy, esa afirmación, es anti-burguesa, es revolucionaria y para llevarla adelante es inevitable cuestionar el capitalismo.
Nosotros proponemos concretar necesidades básicas, humanas, esenciales. Por ejemplo, para trabajar todos y tener tiempo libre social, trabajar menos. Esto significa repartir el trabajo que socialmente hace falta en jornadas de 6 hs. Esto garantiza pleno empleo, un derecho que está en la constitución burguesa de nuestro país, y posibilita tiempo libre social. Pero, en simultáneo planteamos otro parámetro: ingreso básico equivalente a la canasta familiar, a lo que hace falta para comer, vestirse, transportarse, comunicarse, recrearse. Hoy medido por el INDEC de Cambiemos, son necesarios $ 25.000 mensuales. Plantear esto ¿es ser utópicos, delirantes? Más todavía. La segunda causa de muerte de mujeres en Argentina son los abortos clandestinos. Entonces, proponemos aborto legal, seguro y gratuito en el hospital público. Esto, ¿por qué no se puede? Perseguir el negocio millonario del narcotráfico, legalizando la marihuana para consumo personal, y minar la base del mercado narco, ¿por qué no funcionaría acá si funciona en otros países?. Lo mismo en relación al ingreso de los funcionarios políticos. Hoy el macrismo anuncia como gran novedad fijar el salario mínimo en $ 9600 pesos, algo así como el 30 % de la canasta. Sin embargo, un ministro gana $ 180.000 mensuales. ¿Por qué es una locura que nadie gane menos que la canasta, necesaria y que ningún política supere a una directora de escuela?
El cómo, de dónde y las PASO de agosto
Este año se destinaron casi $ 250.000 millones a pagar intereses de la deuda externa. Además, la exención de impuestos a mineras y pooles de siembra, transfirió $ 70.000 millones más a esos sectores privilegiados del capital. Estos datos duros permiten señalar que sobraría plata para financiar el pase a planta en el Estado de todos los precarizados con salario igual a la canasta; un plan shock de inclusión socio-laboral y educativa de un millón de jóvenes con becas de $ 10.000 y que sobraría dinero. Es decir, hay bases económicas para concretar lo que proponemos, que es terminar con la precarización laboral. Si hubiera en la actividad privada empresarios que adujeran no poder afrontar las condiciones de mínima dignidad laboral, el Estado con los trabajadores se podrían hacer cargo y usar parte del dinero de restituir impuestos a las corporaciones y suspender el pago de deuda a un fondo de auxilio a empresas recuperadas y gestionadas por los obreros. Sin patrones, se puede. Los imprescindibles son los trabajadores y trabajadoras, no los capitalistas.
Para avanzar en medidas democratizadoras y de salud pública, como la legalización del aborto, hace falta decisión política y terminar con el lobby clerical y de las clínicas privadas que lucran con los abortos clandestinos. Complementariamente, garantizar educación sexual integral a todo nivel y anticonceptivos para no abortar. Lo mismo lo que dijimos sobre la marihuana o los privilegios de la política tradicional.
Está claro que los capitalistas y la casta política que administra el Estado, se protegen de estos cambios. Y en esto, no hay matices entre Cambiemos y el FPV. Todos son pagadores seriales de deuda, precarizadores laborales, anti-abortistas y co-gestores del negocio narco. Y claro, beneficiarios de los privilegios políticos.
Por eso, una oportunidad sobre la que queremos insistir, es que en agosto primero y en octubre después, en las PASO de todo el país, es respaldar nuestros candidatos y candidatas de Izquierda al Frente como portavoces de estas causas en el Congreso y las Legislaturas. Para que estas luchas tengan banca que las defiendan. Esa es nuestra idea, nuestro planteo, nuestra orientación.
Mariano Rosa