Esta campaña y los últimos hechos políticos evidenciaron la transformación operada en el FIT. Más que por sus intenciones o proyectos, se debe a lo que podrían representar para construir una alternativa fuerte de izquierda, pero se niegan sistemáticamente a jugar ese rol.
No votarlos, porque rechazan la unidad de toda la izquierda
El FIT surgió en una coyuntura marcada por el inicio de la ruptura de un sector con el gobierno kirchnerista y la falencia por el vuelco de Pino Solanas y el fin del Movimiento Proyecto Sur. En ese momento, la formación del FIT aprovechó las PASO y el espacio abierto. Pero el crecimiento electoral y el logro de bancas, lejos de encontrarlos como una conducción capaz de superar la fragmentación y unir a toda la izquierda, los mostró como caprichosos defensores de una cooperativa electoralista, cerrada a nuevas integraciones y que ya empezó a alejar a organizaciones de izquierda antes integrantes.
Votar al FIT es aportar a un proyecto de corto aliento, que rechaza la necesaria unidad de toda la izquierda e incluso a futuro corre riesgo de fractura por las disputas internas entre sus principales socios, el PO y el PTS.
La unidad de la izquierda no es un capricho o una consigna ocasional. En nuestro país hay una enorme fuerza social para impulsar transformaciones profundas: los trabajadores resisten las medidas de ajuste, las mujeres enfrentan la violencia patriarcal y van por todos sus derechos, la juventud se rebela contra lo establecido. Pero no hay una referencia unitaria de izquierda que logre aglutinar todas esas luchas, hoy aisladas y descoordinadas.
Bregman, Del Caño, Pitrola y demás referentes del FIT niegan el problema. Caprichosamente y con chicanas pretenden ocultar la existencia de otros sectores de izquierda, como el MST y el Nuevo MAS, ambos en Izquierda al Frente. En el fondo, son profundamente escépticos de la posibilidad real de construir alternativa electoral y política para disputarle el poder a los partidos del sistema capitalista.
No votarlos, porque pasaron de ser posibilidad a obstáculo
Desde el MST les hicimos innumerables propuestas de unidad a los dirigentes del FIT, en base a una premisa simple: no sólo tenemos muchas coincidencias, sino que es posible debatir las diferencias -que las hay- en un marco unitario superador. Siempre el todo es más que la suma de las partes.
La respuesta del FIT fue siempre negativa, escudándose en argumentos falaces. Bregman y Del Caño buscan mostrarse como una «renovación» en la izquierda pero no aceptan trabajar con unidad en la diversidad, criterio ineludible si de verdad se quiere que la izquierda sea una opción de peso. Por eso otras agrupaciones y activistas se alejan de ellos, al ver que más allá de tal o cual resultado electoral el desafío estratégico es construir una nueva referencia unitaria de izquierda, camino que está agotado en el Frente de Izquierda.
En todos los distritos nos quisieron impugnar el nombre y luego también la boleta. Fracasaron, porque hasta la justicia burguesa reconoció que hay dos frentes de izquierda. Penosa actitud, que muestra el autoritarismo y el autobombo del FIT que los ha vuelto un obstáculo para superar el mayor desafío planteado: articular un único frente de izquierda.
Lo mismo pasa en el plano sindical. Ante el deterioro de la vieja burocracia sindical, el FIT se niega a convocar a un gran plenario de todo el sindicalismo combativo y la izquierda para ofrecerles una alternativa unitaria a miles de activistas. Es la misma actitud sectaria y divisionista que a nivel electoral.
Mejor dale fuerza a Izquierda al Frente
Ante esta situación es importante no desperdiciar el voto con el FIT, sino aprovechar esta elección para darle fuerza al sector de la izquierda que trabaja por la unidad y no se resigna a ser una opción coyuntural: Izquierda al Frente. Las diferencias no nos impiden actuar unidos en todo lo que podemos y vamos por más unidad. Te invitamos a que el 13 de agosto nos acompañes en esta pelea.
Martín Carcione, Candidato a diputado nacional – Neuquén