De cara a las elecciones el gobierno se apresta a producir un cambio en su estrategia electoral. Si para las PASO trató de no hablar de la situación económica y social, ahora no puede evitarlo. Algo tiene que decir, por supuesto mintiendo.
Macri y sus ministros tratarán de convencernos que lo peor de la crisis ya pasó y que la economía se está reactivando lentamente pero a paso sostenido y duradero. Desgraciadamente para los trabajadores y el pueblo lo más probable es que estas afirmaciones sean solo promesas electorales.
Los argumentos del gobierno
Para mostrar un panorama optimista, toman algunos datos de la realidad y luego acomodan los números según su conveniencia. Son datos ciertos que la economía en general está creciendo en los últimos 2-3 trimestres lo que se define como salida de la recesión. También que aumentó el despacho de cemento por la obra pública, o que aumentaron muchísimo los créditos hipotecarios para la clase media (dicen que en agosto entregaron $ 7.000 millones y lo atribuyen a recuperación del salario real). Con cierta vergüenza confiesan que los sectores que más crecieron económicamente son el campo (al cual le quitaron/bajaron las retenciones) y el financiero, que como con Cristina siguen siendo los privilegiados de estos planes económicos. Finalmente todos los meses anuncian que está aumentando el consumo masivo y que se recupera el salario real. Repito, estos serán los caballitos de batalla del gobierno en la próxima contienda electoral.
Grandes mentiras detrás de verdades a medias
El talón de Aquiles de Macri, es que la gente en su inmensa mayoría no siente que la economía se recupere y mucho menos que su propia economía mejore. Y como siempre, tiene razón la gente.
En primer lugar porque cuando hablan de “recuperación” siempre se referencian con el 2016, que fue el peor año desde la crisis del 2001-2002. Por eso es completamente lógico y factible que cualquier recuperación se note por más nimia que sea. Con respecto a la obra pública se está haciendo con un nivel de endeudamiento externo que no se registraba desde hacía décadas y que supera los U$S 100.000 millones a pagar hasta en 100 años. Los créditos hipotecarios para la clase media conllevan el requisito de contar con $ 150.000 a $ 600.000 para ingresar.
Pero la clave de por qué la gente no vive lo que el Gobierno propagandiza está en los motores del crecimiento económico del plan de Macri por un lado y en la mentira de la recuperación del consumo y los salarios de los trabajadores por el otro. Desde inicio del plan el gobierno transfirió un enorme porcentaje del PBI (4% aproximadamente) al campo y las mineras y las grandes corporaciones, con el argumento de que esto «derramaría» a los sectores más bajos: y se dio la lógica de siempre estos sectores acumularon ganancias y no derramaron nada. Cosa previsible, por otra parte ya que no hay ni un solo caso en la historia de la economía mundial que las grandes corporaciones «derramen ganancias» para los sectores populares.
Y en cuanto al consumo y el poder adquisitivo del salario peor aún. Sí, subieron los salarios
pero un 2,5% cuando en 2016 habían caído 6%, es decir todavía estamos 4,5% por debajo, lejos de la recuperación por goleada anunciada por el Dujovne. Con el consumo pasa algo parecido, creció en los últimos meses, pero también comparados con el 2016 y sólo en los segmentos más bajos, que al recuperar algo de dinero, todo lo que ganan lo trasladan a consumo. Pero como muestra el cuadro, sólo en el 17% de la población, creció y sólo un 2%. Como vemos los números reales son muy distintos de cómo los presenta Macri.
Hace falta un plan económico distinto
Por eso desde el MST en Izquierda al Frente, venimos insistiendo en que la única forma de salir de la crisis es con un plan económico diametralmente opuesto al del gobierno. Que aumente los salarios, planes y jubilaciones al nivel de la canasta familiar, que elimine el IVA de los productos de primera necesidad, que aplique sanciones a los acaparadores y especuladores de todo tipo y que en vez de endeudarnos y pagar la Deuda externa, ponga grandes y progresivos impuestos a las grandes corporaciones y la renta financiera. Sólo así saldremos de la crisis y recuperaremos el nivel adquisitivo de nuestro sueldo.