En ediciones anteriores abordamos cómo el «reformismo permanente» que plantea el gobierno macrista ataca al conjunto de la clase trabajadora. En esta nota desarrollamos un ángulo específico: la profundización en la desigualdad de género.
Que el gobierno de Mauricio Macri intenta avanzar en la quita de derechos no es noticia. Lo novedoso es que, al asumir la presidencia del G20, declaró sin ponerse colorado que retomaría «la lucha de género»… Una frase que suena bien, pero que está muy alejada de la realidad que demuestra en cada medida que toma.
Nuestro trabajo, invisibilizado
- Al recorte presupuestario en las áreas más sensibles para atender la violencia de género y la reducción de nivel del Consejo Nacional de las Mujeres (interministerial) al actual Instituto Nacional de la Mujer (depende de Desarrollo Social) se le suman las reformas previsional y laboral, que profundizarán la brecha salarial entre hombres y mujeres. Para entender la situación hay que considerar:
- Las mujeres ganamos, en promedio, un 27% menos que los hombres.
- Se nos asignan las tareas domésticas y de cuidado, sin retribución económica.
Mientras la tasa de desempleo masculina es del 8,5%, para las mujeres es del 10,2%
Tomando en cuenta estos datos, el proyecto de reforma laboral que pactaron el gobierno, el PJ y la CGT no revertirá la brecha ya existente sino que la aumentará.
El proyecto de reforma laboral no reconoce las tareas domésticas y de cuidado no remuneradas, ese doble trabajo femenino que es una clave esencial de la desigualdad de género y sostén fundamental del sistema capitalista.
Además la reforma no incluye al personal de casas particulares, que representa casi el 20% del total de trabajadoras. Y como denunciamos en el documento consensuado leído en la marcha del 25N en Buenos Aires, «las mujeres empleadas de casas particulares tienen el convenio más leonino del mercado, acordado por la CGT, con el último aumento del 2017 ganarán $ 8.000. Una entrega que involucra a más de un millón de mujeres».
Para disfrazar su retrógrado proyecto, el macrismo quiere lavarse la cara ampliando la licencia por paternidad a 15 días, medida que no compensa la desigualdad de género existente. La solución de fondo para las tareas domésticas es que sean asumidas por el Estado a través de guarderías y jardines infantiles, comedores y lavaderos populares de calidad. Si no se libera a la mujer de esa carga, el aumento de las licencias es sólo un paliativo.
Jubiladas y desconocidas
El proyecto que fue aprobado en el Senado y que pasará a la Cámara de Diputados, es otro ataque contra las mujeres.
El primer dato que debemos tener en consideración es que de las 2.700.000 personas que accedieron a la jubilación con las moratorias, el 86% son mujeres. Una cabal muestra de la precarización que sufrimos durante los años laborales. Y en vez de resolverse se agudizará, ya que las amas de casa quedarían excluidas de la jubilación.
Otro dato a tener en cuenta es que, en promedio, una jubilada cobra un 24% menos que un jubilado, por las desiguales condiciones laborales que vivió durante sus años laborales. Lejos de compensar esa brecha, la reforma previsional implica una quita de haberes y desfinancia a la ANSeS.
Educación Sexual Integral, te la debo
Para mantener aunque sea el mismo nivel (mínimo) de dictado actual de ESI, el presupuesto debería aumentar según la inflación.
Pero el gobierno de Macri lo reduce drásticamente, lo cual implica menos educación sexual, menos capacitación docente y menos material didáctico:
Enfrentar estas reformas y recortes del gobierno es una tarea que las mujeres debemos llevar adelante junto a todo el pueblo trabajador.
Cambiar las condiciones de opresión que vivimos las mujeres a diario es un objetivo que se completará cuando reemplacemos este sistema capitalista y patriarcal por una sociedad sin explotación ni opresión.
Flor Carral, Juntas y a la Izquierda – MST