Con la infame traición del triunvirato cegetista y la complicidad del PJ y los gobernadores, el gobierno avanza en imponer el tratamiento del paquete reaccionario. Ha desplegado, con la ayuda de los medios de prensa amigos, una intensa campaña para volcar la opinión pública en apoyo a sus medidas. Pero, a medida que se conoce la letra chica, va creciendo el repudio en los lugares de trabajo, lo que se traduce en bronca e incluso tiene registro en encuestas. Más allá de avatares en las negociaciones de trastienda y postergaciones posibles, la voluntad política de avanzar está y hay que ponerle freno. Lamentablemente, a más de un mes del anuncio del paquete que conlleva semejante despojo de derechos, no se convocó a un paro nacional y no hay ningún plan de lucha. Solamente marchas aisladas y sin continuidad. El factor determinante no es la fortaleza del gobierno ni la falta de disposición a la lucha de los trabajadores, sino la política divisionista de los dirigentes. La pregunta que se hacen miles de trabajadores es si es posible enfrentar y derrotar estas medidas. Nosotros somos categóricos: si no hay unidad de todos los sectores que se oponen a la reforma y si no se realiza un plan de lucha nacional con medidas contundentes y escalonadas, la reforma pasa y eso se paga en un retroceso de décadas y la miseria de millones.
Marchas testimoniales
La bronca en las bases se tradujo enun repudio al triunviratoy se produjeron grietas en la CGT y sus gremios. Se realizaron plenarios de varias regionales cegetistas y en diversas localidades. En Buenos Aires se conformaron plenarios intergremiales en varios municipios. Hubo un plenario del sindicalismo combativo en la Facultad de Sociales que produjo una declaración muy positiva. Todo ello mostró la necesidad de debatir y decidir desde abajo. Pero no se convocó a un plenario nacional para resolver democráticamente como venimos planteando, para que la decisión no quede en manos de las negociaciones entre dirigentes. Y por ello se mantuvo la fragmentación y las acciones no superaron la barrera de lo testimonial. La marcha realizada el 29 por la Corriente Federal, gremios alineados con Moyano y las CTA de Yasky y Micheli, fue importante, sobre todo en algunos gremios como bancarios y docentes, mostró la disposición a movilizar de los trabajadores, pero fue sin paro general, sin convocar ampliamente a todos los sectores, sin organizarse por abajo y sin continuidad.
La marcha del miércoles 6 convocada por ATE/Lista Verde y la llamada CTA Perón con la anuencia de PO y un sector de movimientos sociales, no sólo es mucho más limitada y testimonial sino divisionista. Ni el PO ni la dirección de ATE apoyaron nuestra propuesta de convocar conjuntamente a todos los demás sectores que se oponen a la reforma, para reclamar unificar la pelea. Por el contrario, ATE y la CTA Perón no sólo boicotearon la marcha del 29 y se negaron a concurrir, sino que dividieron la convocatoria a la marcha del 6, cerrándola a muy pocos sectores. El PO privilegió este acuerdo de cúpulas con la Lista Verde de ATE y se negó a articular con el sindicalismo combativo para actuar en común, reclamar a las centrales e impulsar a unidad de acción. Sectarismo y oportunismo funcionales al gobierno y la burocracia.
Unidad y plenario nacional para decidir un plan de lucha
Lamentablemente, quien paga el precio de estas medidas aisladas y testimoniales es el movimiento obrero. Los paros aislados de un gremio; las medidas sin continuidad, la división mezquina, anteponiendo los intereses sectoriales por encima de las necesidades de los trabajadores de enfrentar unidos las reformas; sólo contribuyen a paralizar la pelea y desmovilizan, al empujar a los trabajadores al repliegue al quedar expuestos a descuentos y sanciones si no hay medidas contundentes que pongan contra las cuerdas a las patronales y al gobierno. Esto ya sucedió en marzo y abril, cuando hubo movilizaciones masivas y un paro nacional arrancado desde abajo, pero la dirigencia traicionó, desmovilizó y le allanó a Macri el camino para que recupere la iniciativa, gane las elecciones y lance este paquetazo. Necesitamos la unidad de todos los que nos oponemos y que se convoque a un paro nacional y un plan de lucha con cortes, marchas y acciones escalonadas en todo el país. Mientras reclamamos por arriba, hay que convocar a asambleas, reuniones de activistas y plenarios en cada lugar de trabajo, gremio y región, para decidir y organizar desde abajo esta pelea. No podemos seguir dejando esta tarea en manos de reuniones de los dirigentes que se niegan a unificar un plan de lucha. Hay que motorizar un gran plenario nacional, donde los dirigentes de todas las centrales den la cara y se comprometan a acatar la decisión de los trabajadores. Desde el MST y nuestra corriente sindical seguiremos nuestra campaña por la unidad de todos los que rechazamos el plan Macri y por un plenario convocado en común para debatir y que coordine una gran movilización y avance en un plan de lucha nacional con paro y acciones contundentes. En lo inmediato llamamos a poner en pie un plenario o encuentro de todas las corrientes combativas de la izquierda clasista para impulsar las próximas acciones.
Guillermo Pacagnini