El gobierno nacional ha trazado una ruta de ajuste y reformas. Para avanzar en ese sentido cuenta con la colaboración del Partido Justicialista que, en sus distintas variantes, gobierna la mayoría de las provincias, tiene el mayor bloque del Senado y la mayoría en Diputados.
La aprobación de la reforma jubilatoria y del pacto fiscal en el Senado demuestra que más que cómplice del ajuste, el PJ es partícipe necesario. El kirchnerismo no la aprobó, es cierto, pero levantó sus manos para dar el quórum previo de dos tercios, sin el cual no se hubiera podido aprobar. O sea que votaron, aunque no con la mano.
De conjunto, por su apoyo al gobierno, se profundiza la crisis del peronismo.
Gobernadores: paladines del “reformismo permanente”
Los gobernadores vienen jugando un rol clave en este escenario. Por su peso territorial y por su capacidad de incidir sobre los senadores y diputados de sus distritos son una pieza importante del tablero político. El peronismo tiene allí una influencia decisiva.
Desde que asumió Macri se han orientado por una política de “gobernabilidad”. Aportaron decisivamente para leyes entreguistas como el pago a los fondos buitre. La firma del pacto fiscal es un nuevo salto de calidad en este rumbo. Es mucho más que un acuerdo de redistribución de recursos fiscales.
Por un lado, implica la adhesión de los gobiernos provinciales a las medidas que propone la Rosada. No casualmente firmaron días antes del ingreso al Legislativo de las leyes del paquetazo. A la vez, se avanza con el ajuste en las provincias. El compromiso de reducir el déficit implica fuertes recortes, topes salariales y despidos. La mira está puesta sobre los regímenes jubilatorios provinciales, cuya modificación forma parte de lo pactado. También implica la adhesión a leyes nacionales de ajuste como la ley de ART y la de “responsabilidad fiscal”.
El pacto en acción
La sesión especial del Senado del 29 de noviembre fue el escenario que dio mayor visibilidad al pacto Macri-PJ. Las reformas previsional y fiscal habían tenido un tratamiento exprés en comisión, donde obtuvieron dictamen favorable el jueves 23. Esto no daba el margen de 7 días que establece el reglamento legislativo para su tratamiento. Por eso el gobierno necesitaba de una mayoría calificada para habilitarlo, y la obtuvo con el voto favorable de 62 senadores.
Con una inmensa movilización en las puertas del Congreso, finalmente el Senado aprobó con 43 votos a favor la reforma previsional que quita $ 70 mil millones de los bolsillos de los jubilados y extiende la edad jubilatoria a 70 años. Diecinueve senadores del bloque PJ-FPV votaron a favor. En esa misma sesión se aprobó la Ley de Consenso Fiscal y la Ley de Responsabilidad Fiscal con 52 y 53 votos respectivamente. Toda una jornada de ajuste habilitada por el pacto Macri-PJ.
Ante la crisis del PJ, construir algo nuevo
La magnitud de lo aprobado y la inocultable y decisiva participación de gobernadores y senadores del PJ está produciendo un salto de calidad en la crisis del peronismo. A nivel de las provincias ésta se ve acelerada por las políticas de ajuste impulsadas por los gobernadores justicialistas y por la extensión del pacto PJ-Cambiemos a las legislaturas provinciales para el tratamiento exprés de leyes de ajuste.
Ésta crisis ya se había expresado en las elecciones legislativas, de las que el PJ salió duramente golpeado. Pero la imagen de los senadores levantando la mano para Macri mientras miles de trabajadores protestan afuera del Congreso abre una brecha mucho más profunda. Corrobora, ante la visión de millones, que la grieta no está entre las diferentes expresiones de la casta política, sino entre ésta en su conjunto y el pueblo trabajador.
Por su parte, el aval dado por la CGT a las políticas del macrismo, que llega al punto de la cooperación para elaborar juntos la ley de reforma laboral gorila, también expresa y profundiza la crisis del pejotismo.
En este escenario se hace más necesaria que nunca la más amplia unidad en las calles para derrotar las reformas de Macri. Simultáneamente, muestra que nada progresivo puede esperarse del viejo aparato del PJ. Hace falta construir una nueva alternativa política con la izquierda como protagonista. Invitamos a quien lee estas líneas a sumarse al MST en Izquierda al Frente para dar esta pelea.
Luis Meiners
¿Hasta dónde da la resistencia kirchnerista?
Cristina Kirchner va a asumir su banca en el Senado el 10 de diciembre, y va a comandar un grupo de 10 ó 12 senadores que, a diferencia del bloque de Pichetto, se propone ubicar en oposición a las leyes fundamentales y la orientación general del gobierno nacional. El kirchnerismo en la Cámara de Diputados se viene agrupando para hacer lo mismo allí también. Sin embargo, la expectativa que está generando la ex presidenta como baluarte del progresismo ante la ofensiva macrista es bastante más modesta de lo que se podría haber esperado.
No pocos se han ido desilusionando con el espacio político K, que aparenta ser cada vez menos eficaz como herramienta de resistencia. Creemos que es una justa reflexión, y que tiene todo que ver con la estrecha relación entre el FPV y el PJ.
Muchos legisladores kirchneristas votan y votarán en contra de las leyes macristas, pero no llaman a conformar un espacio político opuesto al ajuste ni plantean un plan de lucha para derrotarlo. Por el contrario, se ubican como ala izquierda del PJ, abonando a la influencia social del principal socio político del gobierno nacional. Una dinámica parecida tiene el sindicalismo K: se pliegan a movilizaciones y medidas de fuerza contra las reformas de Macri, pero de manera aislada, evitando la continuidad y el plan de lucha que hace falta, y se callan ante la complicidad del PJ.
Miles de trabajadores y trabajadoras sienten la necesidad de la unidad para enfrentar las reformas de Macri, pero sacan la cuenta que la unidad que hace falta es de todos los que queremos derrotar la ofensiva del gobierno, no con los que garantizan que la misma avance. Acordamos plenamente con ellos, y nos disponemos a concretar esa unidad para luchar, única vía posible para pararle la mano a Macri.
También invitamos a una reflexión más profunda. La misma debilidad que muestra el kirchnerismo hoy para enfrentar a Macri define los límites que tuvo y tiene como proyecto político. Aunque Néstor y Cristina inicialmente se postularon para construir, transversalmente, un nuevo espacio político nacional y popular, terminaron por aceptar las estructuras del viejo y viciado PJ como marco político-institucional. Aunque en sus gobiernos los trabajadores arrancaron con la lucha algunas conquistas parciales, los Kirchner aceptaron los límites del sistema capitalista y pactaron con las corporaciones. Además fomentaron el modelo exportador de materias primas que nos mantiene dependientes del imperialismo. Aunque atrajeron a miles de jóvenes a la militancia política, y reactivaron a muchos no tan jóvenes que se volvieron a ilusionar, diseminaron una ideología posibilista que desaprovechó y desaprovecha la masiva energía social y disposición a luchar del pueblo argentino, volviendo el avance de la derecha una profecía autocumplida.
Si estás de acuerdo con algunas de estas conclusiones, te hacemos una invitación. Tenemos que construir juntos la unidad en la lucha que hace falta para frenar a Macri, y también la alternativa política que necesitaremos para recuperar al país de las corporaciones y el imperialismo que lo tienen secuestrado. Esa alternativa no puede tener nada que ver con el PJ: debe ser amplia y unitaria, pero sostener una perspectiva anticapitalista.