Finaliza el año y el gobierno de Macri intenta dar una vuelta más de tuerca. A los tarifazos se sumaron las «reformas». De cara al 2018 no hay razones para el optimismo que quiere mostrar el presidente en sus discursos.
Tras la quimera de la lluvia de inversiones, Macri orienta sus medidas a garantizarles las ganancias a las corporaciones y a despojar de derechos adquiridos a los trabajadores y sectores populares. Pretendió que la reunión de la OMC fuera una puesta en escena en ese sentido. Pero le salió mal la jugada.
Fracasó la reunión de la OMC
Entre autopistas, avenidas y calles cortadas que aislaban a Puerto Madero, Macri se postuló como el líder de la región, con Argentina como primera sede de la reunión de la Organización Mundial de Comercio. El objetivo central era lograr un acuerdo comercial entre el Mercosur y la Unión Europea. Sin embargo, la cumbre que empezó con el escándalo del rechazo a las acreditaciones de periodistas internacionales (que hasta trajo problemas diplomáticos con Noruega), terminó levantándose entre gallos y medianoche, todos admitiendo que era un rotundo fracaso: Roberto Acevedo (director de la OMC) dijo «No hemos podido obtener resultados, no siempre es posible hacerlo», Susana Malcorra (presidente de la cumbre en Bs.As) se conformó diciendo «evitar el derrumbamiento del sistema también es importante».
Lo que sucede es que la OMC entró en crisis, y no casualmente, desde 2008, año en que se derrumbó la economía capitalista mundial y de la cual aún no se sale. El propio EEUU otrora impulsor del libre comercio y la multilateralidad económica, hoy devenido en proteccionista, la boicoteó y sin el apoyo de la principal economía mundial, cuyo embajador se retiró antes de finalizar la cumbre, nada pudieron hacer. Es que ante la magnitud de la crisis económica mundial, prima el sálvese quién pueda y el imperialismo yanqui intenta presionar al resto del mundo por acuerdos bilaterales que le convengan a él. En su visión no hay margen para la multilateralidad en cuestiones de comercio bajo esta crisis.
Fue un fracaso más para Macri y su agenda política exterior que quiere mostrarnos como exitosa. Recordemos que EEUU le cerró la puerta a los biocombustibles argentinos, se opuso al ingreso de Argentina a la OCDE (Organización par la Cooperación y el Desarrollo Económico). A lo que hay que agregar que luego del fracaso de la OMC se cae en el corto plazo, al menos, el acuerdo con Europa.
A la hora del balance
Finalizando los dos años de gobierno PRO resulta bastante sencillo afirmar que la crisis económica que venía del kirchnerismo, no sólo no se revirtió sino que se ha profundizado. Con el agravante que bajo la administración Macri, hubo una vuelta de tuerca más al ajuste del pueblo y los trabajadores, y que pareciera no tener fin.
Varios son los factores que juegan en la crisis. Desde los economistas burgueses ortodoxos, todos los días escuchamos que el problema es el incremento del déficit fiscal, con un Estado que gasta más de lo que recauda y por eso hay que continuar con los despidos en la administración pública, salarios a la baja y todo tipo de achique en gastos como salud, educación, etc. Se quejan también del dólar retrasado y de la gran carga impositiva que tiene que soportar el empresariado. Representan a los sectores más neoliberales y de derecha, que piensan que para salir de «su» crisis el gobierno debiera acelerar y profundizar el ajuste.
La realidad muestra que a pesar de haber aumentado las tarifas de luz, gas, agua, el transporte y los combustibles muy por encima del ritmo de la inflación y a niveles que se hacen impagables para la inmensa mayoría del pueblo, haber despedido miles de empleados públicos y dar aumentos salariales por debajo de la inflación real, sigue sin alcanzar para emparejar las cuentas. Y esto se debe fundamentalmente a la baja de impuestos provenientes de los grupos más concentrados de la economía, como la baja de retenciones a la soja, la quita a la minería y los demás cereales. Ahora quieren avanzar con reducción de impuestos a los ingresos brutos a las empresas.
Pero como con todo esto aún no alcanza, es que avanzan con la escandalosa Reforma Previsional, donde se estima que se «ahorrarán» 100.000 millones en jubilaciones. Luego intentarán ir por la Reforma Laboral en donde quieren avanzar sobre derechos y conquistas centenarias, con más horas de trabajo, baja o eliminación de indemnizaciones, limitación de los juicios por despido, sobre las horas extras, etc.
La inflación es el otro problema que sigue horadando nuestros bolsillos, en 2016 fue la más alta de los últimos años y este 2017 finaliza (producto entre otras cosas de los tarifazos) siendo un 60% más alta de lo previsto por el gobierno en el presupuesto. Como ya hemos insistido muchas veces desde estas páginas la inflación afecta principalmente a los sectores más carenciados que gastan gran parte de su sueldo en alimentos y servicios que son los que más aumentan. Y para este 2018, lo más probable es que se repita el fracaso de los pronósticos previos.
La verdad de los éxitos económicos que nos presenta Macri: disociado de los problemas concretos que padecemos los de abajo, el gobierno luego de las elecciones de agosto y de cara a octubre instaló el discurso que la economía empezaba a crecer. Se basó fundamentalmente en la recuperación del campo, que sin las retenciones se largaron a exportar y producir gracias a las superganancias que les aseguraron. También en la recuperación de la construcción, producto del plan de obra pública y los créditos hipotecarios. La venta de automotores 0 Km también es otro de los logros que nos presentan como demostración del crecimiento económico. Sin embargo, las ventas minoristas y el consumo siguen en baja, y cuando sostienen que creció es porque lo comparan con 2016 que fue el peor año en la década. La balanza comercial entre lo que exportamos e importamos, fue un récord de déficit, acumulando más de U$S 6.100 millones negativos en 10 meses.
Perspectivas para 2018
Más allá que luego de una gran caída recesiva como la de 2016 en general se produce un «rebote» y viene una fase de relativo crecimiento. Lo que debemos esperar para este 2018 es que siga la crisis y el ajuste, no como dice el gobierno una etapa de crecimiento con «derrame» a los trabajadores y el pueblo del crecimiento que vienen teniendo los sectores más ricos y grandes corporaciones. Y esto es así porque el crecimiento está sustentado en un gran endeudamiento externo que hay que pagar, no es producto de inversiones genuinas que siguen sin llegar. La inflación sigue sin controlarse y el déficit estatal seguirá sin corregirse porque la política de Macri es continuar bajando los impuestos y retenciones a los capitalistas y ajustando a los de abajo. Esto seguirá aumentando la bronca de la caldera social que ya tuvo expresiones como las movilizaciones de rechazo a la Reforma Previsional.
Gerardo Uceda