Decenas de miles ganaron las calles el 21. A pesar de ser combatida por el gobierno, boicoteada por la mayoría de la CGT; de haber sido convocada sin paro, sin preparación y sin programa, la jornada demostró la disposición a luchar que tienen los trabajadores, y significó un golpe a Macri. Hay que seguirla con un paro y plan de lucha. Nada de eso surgió de los discursos. Por eso, mientras reclamamos, hay que tomar la lucha en nuestras manos.
El gobierno salió a la disputa apenas se anunció la medida. En una coyuntura donde se acentúa su desgaste, una marcha masiva le traería nuevos dolores de cabeza. Por eso salió a incentivar las grietas y divisiones que surgen de la feroz crisis en la que está sumida la CGT y la burocracia en general. Las jornadas de diciembre habían abierto una brecha entre Macri y la central. Por eso salió a restar apoyos a la marcha nacida de aquella proclama de Mar del Plata.Intentó utilizar el desprestigio de la vieja dirigencia y a fomentar un círculo de obsecuentes dirigentes de los gremios con mayor cantidad de afiliados, Gordos, independientes y no alineados. Los medios propagandizaron que la medida respondía a las denuncias judiciales y no al rechazo al ajuste del gobierno. Los primeros que se borraron -como no podía ser de otra manera- fueron los del sindicalismo «amigo» del gobierno, los herederos del Momo Venegas en las 62 organizaciones. Le siguieron los «gordos», y luego también los «independientes» y gremios del transporte. Finalmente, hasta Barrionuevo se bajó.La crisis que se venía desarrollando en la CGT estalló en franca ruptura, con Pablo Moyano llamando «cagones» a los dirigentes que no acudirían a la movilización, y el triunviro Juan Carlos Schmid anunciando que el ciclo del triunvirato «está agotado». La convocatoria contó con el apoyo de la Corriente Federal de Palazzo, ambas CTA (con la defección expresa del sector de Cahorro Godoy) y organizaciones sociales. La izquierda y el sindicalismo combativo, que los medios reconocieron como uno de los actores fundamentales de la marcha, fuimos con fuerza conformando una impactante columna independiente encabezada por los trabajadores en lucha del Hospital Posadas y otros sectores, reclamando reincorporación de los despedidos y el paro general activo con plan de lucha.
Miles se movilizaron, pero salieron con las manos vacías
Pese a la profusa campaña para aislar a los convocantes y a la casi nula preparación , incluyendo la ausencia del paro nacional, la marcha fue masiva, demostrando que sobra disposición a la lucha. Pero no hubo anuncios de medidas de fuerza. Todos los discursos, pero en particular el del propio Moyano, profundizaron este hecho. Los oradores se solidarizaron con un Moyano que se colocó en el centro y adornado con varias bravuconadas, realizó un discurso a la defensiva y sin salida para las expectativas de los trabajadores movilizados que soportan un duro ajuste.A las afirmaciones que tiene «suficientes pelotas» para defenderse, y que no lo verán «arrugar en nada», no siguió ninguna propuesta de lucha. Eso sí, habló de las próximas y lejanísimas elecciones, cuando lo que se necesita es un plan de medidas nacionales contundentes ahora para pararle la mano a Macri.También afirmó que «No tengo miedo de ir preso. Estoy dispuesto a ir preso (…) No tengo miedo de que me maten. Estoy dispuesto a dar la vida, lo digo de corazón compañeros, porque así lo siento».Pero los trabajadores no necesitan de él ningún sacrificio épico, necesitan enfrentar la ofensiva del gobierno con un paro general y un plan de lucha contundente. Y de eso, nada. Ni una palabra de paro, ni de plan de lucha, ni de ninguna medida como siguiente paso. Moyano confirma que su preocupación central tiene, efectivamente más que ver con defender sus privilegios que los derechos de los trabajadores por los que se rajó las vestiduras en su discurso.
La columna independiente mostró un camino
Como se preveía este desenlace de la marcha, los trabajadores y sectores reunidos en el encuentro del Posadas definimos conformar una columna independiente encabezada por las luchas y tuvimos la voluntad de articular con sectores que no estuvieron en el plenario, conformando una gran columna unitaria. La columna diferenciada fue encabezada por los trabajadores del Posadas y los gremios combativos, y marchó con un programa claro, expresado en su bandera de cabecera: «Reincorporación de los despedidos. Basta de ajuste. Paro general y plan de lucha». La columna empalmó con la necesidad de miles de trabajadores que se movilizaron a pesar de todas las limitaciones que tuvo la marcha. Para seguirla y avanzar hacia el paro y el plan de lucha que hacen falta, debemos tomar la lucha en nuestras manos. No podemos esperar que Moyano y sus socios hagan lo que han indicado por todos los medios que no van a hacer. Por otro lado, el encuentro del Posadas y la columna independiente del 21 demuestran que desde la izquierda y el clasismo se puede construir una punta de lanza para la acción de los trabajadores alternativa a las conducciones sindicales burocráticas.Un primer paso en esta dirección es la jornada nacional de lucha que el encuentro del Posadas votó realizar el 28 de febrero. Tenemos que impulsar esa jornada en cada lugar de trabajo, construirla de abajo y en todo el país. Tiene que ser la continuidad de esta marcha. Y la tenemos que seguir con un nuevo encuentro para coordinar la continuidad de un plan de lucha nacional. Al mismo tiempo, para unir los reclamos por los despidos con los salariales que se inician, tenemos que organizar reuniones de activistas y delegados, preparar y/o reclamar asambleas y plenarios de delegados, para votar los pliegos reivindicativos junto a un programa alternativo de emergencia, para reincorporar los cesantes, prohibir nuevos despidos y suspensiones por ley, terminar con la precarización y lograr un aumento de emergencias con un piso de $30.000, como primeras medidas.
Guillermo Pacagnini y Federico Moreno