Firme en su propósito de atraer inversiones, Macri se traza dos objetivos relacionados con la explotación megaminera en nuestro país: unificar las normas que regulan la actividad en un nuevo acuerdo minero federal y modificar la Ley de glaciares haciéndola más flexible a la explotación capitalista.
El Acuerdo Federal Minero busca homogeneizar las 23 normativas que rigen en el territorio y delegar a las provincias la responsabilidad de “policía minera”. Este proyecto, que aún no tiene la firma de las provincias ni ratificación legislativa, buscará ser tratado en las sesiones ordinarias del Congreso de la Nación. En este sentido, el gobierno convocará a lxs gobernadorxs para debatir una flexibilización en las condiciones que regulan la explotación minera y la categorización de los glaciares y las zonas periglaciares. La modificación a la Ley de Glaciares, sancionada en el 2010, viene a volver laxos los controles y es un requerimiento del lobby minero para asegurar sus inversiones. Así, el gobierno se pone al servicio de garantizar la mayor rentabilidad de las corporaciones al tiempo que multiplica los emprendimientos mineros a espaldas de las comunidades. Las consecuencias socioambientales son innumerables:
- Esta actividad insume enormes cantidades de agua y pone en riesgo de contaminación con metales pesados y sustancias químicas como el cianuro a las cuencas hídricas.
- Antes de comenzar la explotación, la megaminería hace una fuerte intrusión en el territorio con camiones de gran porte cargados de explosivos y sustancias tóxicas.
- Los residuos son almacenados en depósitos precarios que sufren riesgo de derrames con la consecuente contaminación de los cursos de agua o las aguas subterráneas.
La megaminería contamina el agua, el aire y el suelo arruinando los sistemas productivos y la salud humana. La ruptura del tejido social y las migraciones por el despojo que genera son otras de las derivaciones. Se trata de una actividad capitalista incompatible con la vida.
La perspectiva en clave marxista
La expansión capitalista requiere el sostén de la tasa de rentabilidad, permanente. Para eso tiene que bajar los costos de producción. Las maneras de hacerlo son dos, esencialmente:
- Abaratar los costos de la fuerza de trabajo, aumento de la productividad (bajando salario, incrementando ritmos de trabajo y reemplazando personas por máquinas).
- Abaratar el costo de los insumos básicos, las materias primas para la producción de “cosas para ser vendidas en el mercado”.
En la actual situación mundial del capitalismo, China se apropia bienes comunes, commodities de nuestro continente en enormes cantidades para bajar costos. A sus trabajadorxs los superexplota, también para bajar costos. El capital se desenvuelve, como diría Marx: “explota y agota las dos fuentes fundamentales de la producción social: la naturaleza y los seres humanos”. Esta dinámica es mundial e intrínseca al sistema. En lo inmediato, junto con el oro con reserva de valor y el litio, como insumo básico para la producción electrónica y automotriz de futuro, todo el corredor andino es objeto de una enorme presión de las corporaciones. Esta es la base material, de carácter internacional de la ofensiva megaminera.
Acción y reacción: la resistencia no cede
Hace pocos días, el ministro Aranguren en persona encabezó una “Cumbre PRO-minera” en Telsen, Chubut. El objetivo era “revisar” la ley que prohíbe en esa provincia la minería a cielo abierto. Hubo acciones multitudinarias en Esquel y Rawson –verdaderas puebladas- y represión con balas de goma a activistas en Telsen. Los pueblos movilizados levantaron una consigna: “la meseta no es zona de sacrificio”. Impresionante. Por los mismos días arrancó desde Jáchal una “bicicleteada en defensa de la Ley de Gaciares” que llegará a Plaza Congreso el 27 de febrero. Los vamos a recibir con la Red Ecosocialista, el MST y otras organizaciones integrantes de la coordinación antiextractivista que impulsamos.
La Ley de Glaciares es una trinchera. Es clave defenderla. Sin embargo, nuestro planteo de respuesta social consiste en articular un Movimiento Nacional contra el saqueo y en defensa de los bienes comunes para coordinar y centralizar la resistencia.
En simultáneo hay una tarea estratégica: construir un proyecto político que integre en su programa anticapitalista toda la agenda socioambiental que levantamos los ecosocialistas. Nuestra aspiración es transformar nuestras causas, las del movimiento en defensa de la vida, en política pública. Gobernando. Con el poder en manos de los que nunca lo tuvimos, los de abajo.
Carla Simioni, Red Ecosocialista / CABA