El ministro Finocchiaro dice que los gremios docentes habrían definido la política educativa y que ahora lo hará el gobierno, representando al Estado. ¿Quiénes y cómo deberían definirla?
Luego de anular la paritaria docente con un decretazo, el ministro de Educación Alejandro Finocchiaro, ha insistido con este cliché macrista que antes sostenía Esteban Bullrich. Según Finocchiaro, «no puede ser que los gremios definan la política educativa. Durante 12 años el Estado se ausentó y ese lugar lo ocuparon los gremios…»
¿Es esto cierto? En verdad, lo opuesto: ni los sindicatos ni la docencia definimos la política educativa. Tampoco la comunidad. Lo hacen los gobiernos, con injerencia determinante de organismos como el Banco Mundial y la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), incluso con el kirchnerismo.
Recordemos que la participación en las cuestionadas pruebas PISA que la OCDE organiza y determinan orientaciones pedagógicas afines al mercado, y comenzó bajo el gobierno de los Kirchner. Argentina participa en las PISA, desde el 2000 con De la Rúa. Sólo no participó en 2003 por decisión de Duhalde. Luego, los K las aplicaron siempre: en 2006, 2009, 2012 y 2015, pese a la declamada «oposición» de CTERA.
Quienes también definen la política educativa, sus leyes y proyectos son los partidos del sistema y los gobernadores del PJ que votan todas las Resoluciones del Consejo Federal de Educación desde que Macri asumió.
Según Finocchiaro su gobierno representa al Estado. Pero el Estado no es «neutral», responde a la clase capitalista que se apropia de los recursos de todos y resuelve en su beneficio. Por eso definen lo educativo las corporaciones, la iglesia y los «especialistas» al servicio del privatismo, la precarización y descentralización educativa. Es decir, los que lucran con la enseñanza, la ponen a su servicio o ajustan, son quienes deciden.
Con sus falsedades, el ministro busca crear las condiciones para justificar socialmente la contrarreforma educativa que aplica el PRO; con aval del PJ. Esos chispazos mediáticos son la constante en un ministro que actúa como barrabrava para intentar poner a madres, padres y la comunidad, contra lxs educadores, atacando sus organizaciones.
En realidad, la Celeste de CTERA abandonó hace mucho la disputa por la política educativa y el debate pedagógico. Es más, lo delegaron en los Kirchner, al considerarlo «su» gobierno y supuesto defensor de la escuela estatal. Cuando fue lo contrario.
Ese cliché macrista, con el que pretenden igualar a docentes con kirchnerismo y a la organización gremial con un «partido», apunta a invalidar cualquier reclamo que resultaría así en partidista y corporativo. En vez de la expresión legítima de docentes que piden un salario que cubra la canasta familiar y el acceso a los bienes culturales, junto al aumento ya del presupuesto al 10% del PBI para una educación de calidad.
Ataque global a la docencia, la escuela y comunidad
El macrismo hace lo que ningún otro gobierno: cerrar escuelas, carreras, Institutos de Formación, Profesorados y FinES; disolver secundarios de Adultos de escuelas medias y técnicas; cerrar y fusionar cursos; despedir y cesar a miles de docentes, jubilarlos de oficio. Medidas que toman Macri, Vidal y sus ministros que envían sus hijos a exclusivos colegios privados. Los mismos que reclaman ‘calidad’ educativa, niegan las bases materiales para la construcción democrática del conocimiento.
Para doblegar a la docencia y avanzar en liquidar una de las pocas «joyas de la abuela» como la educación estatal, Finocchiaro va más allá: Culpa a «los 12 años de Cterismo» por los resultados del Aprender. Forma elíptica de culpar a la docencia.
Lo mismo dijo Macri ante el Congreso, como si nada tuviese que ver con los resultados del Aprender. Más brutal fue Vidal, al acusar a lxs docentes del fracaso educativo. Junto al PJ, como antes hizo Cristina, atacan y responsabilizan de la crisis educativa que generan sus gobiernos. Al seguir los lineamientos del Banco Mundial, la OCDE y el FMI para «optimizar recursos», privatizar la educación, introducir criterios mercantilistas, competencia y meritocracia (o pesitocracia al plantear «premios» e «incentivos» en pesos) para la escala salarial, las escuelas o las becas Progresar.
El PRO y el PJ comparten proyecto educativo y el modelo económico-social al que sirven. Aunque difieran en el grado, modos y ritmos del ajuste. La Celeste de CTERA y la CTA como corriente reformista y parte del PJ, se alinean en esa interna y buscan esmerilar a Macri, antes que derrotarlo. Por eso se postulan para negociar. Así lo dijo el dirigente de SUTEBA por TN: «Nosotros no somos el problema, somos parte de la solución». Es decir, arreglen que frenamos el conflicto.
Congreso Pedagógico para democratizar y transformar la educación
A ese modelo debemos oponerle un proyecto educativo y social transformador. Defendemos la escuela estatal del ataque oficial, pero para transformarla. Porque la educación demanda cambios, pero a favor de lo público. Para cuestionar el rol docente-reproductor que nos reserva el sistema y pararnos como educadores al servicio de la transformación social y educativa.
Con la responsabilidad de educar, motivar y contribuir a formar niños, jóvenes y adultos en un pensamiento crítico, dialéctico y científico; personas reflexivas y autónomas; para construir saberes socialmente significativos, con una visión humanística y valores solidarios.
Una izquierda pedagógica, comprometida en tener postura y propuestas sobre evaluación, currículo, lo pedagógico, el rol docente y carrera profesional. Porque se vuelva a nacionalizar el sistema educativo. Democratizar su gobierno y estructura vertical que amordaza la iniciativa de miles de educadores que aspiran a una escuela al servicio de las mayorías y el desarrollo de la persona humana en su integralidad y diversidad.
Por eso, junto a exigir a la Celeste la continuidad, luego del paro y movilización de 48hs, más el 8M con un nuevo paro no menor a 48hs y una Marcha Federal Educativa para lograr un inicial de $ 30.000, el blanqueo salarial, incluido el Incentivo; el aumento ya del presupuesto al 10% del PBI; un sistema educativo estatal, nacional y único; contra todo presentismo, el cierre de escuelas y los despidos; en cada escuela, asamblea o plenario debemos mocionar también la necesidad de un Congreso Pedagógico que permita democratizar y transformar la educación.
Congreso opuesto al de 1984 cuando Alfonsín y la UCR terminan pactando con la iglesia y los sectores privatistas para recortar la participación democrática y social de sus inicios. Y filtrar los delegados que votarían finalmente para que resolviera una mayoría afín a esos sectores.
La política educativa la deben definir lxs docentes, alumnos, madres, padres y la comunidad; no los gobiernos del ajuste, empresarios, iglesia y organismos como la OCDE y el Banco Mundial. Para ello luchamos por un Congreso democrático, donde docentes y la comunidad debatamos, pero resolvamos en la votación final los cambios necesarios. La CTERA perdió una oportunidad de plantear esta instancia. Hoy debe ser bandera de lucha, junto a lo salarial y presupuestario, si realmente queremos sentar las bases de otra educación.
Que integre el programa educativo a un proyecto político con perspectiva anticapitalista, por una sociedad socialista, con un reparto igualitario de la riqueza y los saberes producidos por y para el pueblo trabajador. Te invitamos a sumarte para hacerlo juntxs.
Francisco Torres Sec. Gremial
Federación Docente
Alternativa Docente ANCLA