Hay debates mundiales que cruzan a la juventud. Es un año de fechas clave, de balance y actualización. Los desafíos para quebrar el plan del macrismo. Las tareas estratégicas que nos planteamos.
Hay un debate mundial, más o menos explícito, que consiste en si se puede derrotar al capitalismo, si sigue planteada la revolución en esta etapa y las respuestas políticas de la izquierda ante eso. El veneno paralizante, anti-revolucionario, del escepticismo, tiene su fuerza ideológica en la actualidad. Hay versiones de esa tendencia que actúan intensamente hacia la juventud. Una primera manifestación es el posibilismo como concepción de la etapa política, de las tareas, del tipo de organización, del rol de la juventud. Las corrientes bolivarianas, el kirchnerismo y agrupaciones como Patria Grande, militan esta posición en nuestra realidad cercana, más próxima. Pero ese enfoque tiene expresiones en el mundo. Lo crucial es que reniega de la ruptura con el capital, desecha la insurrección como estrategia. Cuando les toca gobernar justifican su adaptación al capitalismo imputando a la “conciencia de las masas” que no da para más que algunas reformas limitadas. Cuando estos proyectos son desalojados del poder, sobredimensionan la fuerza de la derecha. En la juventud, fomentan un prematuro conservadurismo. Pero el escepticismo también alimenta las concepciones más cerradas, más sectarias. En este caso, la cuestión sería que como no está planteada la ruptura anticapitalista en términos de insurrección, la tarea es la autopreservación, la acumulación propia independiente, una especie de cuarentena defensiva sin buscar confluencias que permitan escalar en influencia masiva. En ese caso, también se plantea que lo máximo que permite la realidad de la lucha de clases es la gradual e indeterminada autoconstrucción como toda táctica y estrategia. El FIT, sus componentes más importantes, se mueven con esa lógica. También son una influencia negativa en la juventud. La incapacidad histórica de las ideologías falsas de ambas tendencias, requiere no solo comentarios críticos, sino también una activa superación militante con propuestas concretas.
De aniversarios e insurrecciones
Este año se cumplen cien de la Reforma del 18. También, cincuenta del Mayo Francés. El pensamiento y la acción revolucionaria, utilizan la historia de las luchas para revisar lecciones y repensar las tareas presentes. Esa sería, digámoslo así, su utilidad pedagógica.
La Reforma tuvo una importancia decisiva en la democratización de las universidades. Logró barrer el clericalismo medieval, reaccionario. También garantizó la representación estudiantil y docente en el co-gobierno de esas instituciones que todavía se mantiene. Pero, el rescate histórico que nos interesa marcar con fuerza apunta a otras dos cuestiones:
El método de lucha estudiantil de ese proceso, la toma de facultades, la huelga estudiantil y la gestión directa de las universidades por su actor mayoritario.
El debate del rol social de la universidad, su vínculo con la transformación general y el rol de la clase obrera. En definitiva: la impugnación de la universidad como “fábrica de títulos”.
Esos métodos, la radicalidad de esas formas de luchas, la aspiración a un co-gobierno con mayoría estudiantil (con elección directa de sus autoridades) y la universidad como punto secundario de auxilio de la transformación anticapitalista de la sociedad, son reivindicaciones que reafirmamos.
El Mayo Francés por su parte, ubica como horizonte la unidad obrero-estudiantil, como perspectiva, como coalición social fundamental. Hoy, esa unidad es clave. Para ganar las luchas, para desalojar a la burocracia y recuperar los sindicatos, para formar una nueva camada militante por el socialismo. La JS en cada universidad, profesorado y colegio; ANCLA y sus agrupaciones en cada gremio, actúan con esa obsesión como una de sus marcas. Universidad de lxs trabajadorxs para el cambio social, para la revolución. Unidad obrero-estudiantil, contra castas y burocracias, son parte de nuestra identidad y perfil político. Esa juventud estamos construyendo.
Militar en las luchas y fortalecer alternativa por otro Argentinazo
Hay un conjunto de tareas para las cuales nos queremos preparar. La primera consiste en derrotar el plan capitalista del burgués fundamental, el que gobierna. Quebrar su plan de ajuste, de normalización patronal. Para eso planteamos la radicalización de las medidas en cada lucha, la coordinación práctica de los sectores que pelean, siendo implacables contra la burocracia e insistiendo en la izquierda, y todo el clasismo con ser alternativa, una referencia para miles de luchadorxs que están en la búsqueda con sentido anti-burocrática. Como lo hicimos con el Encuentro del Posadas, ese sería un ejemplo. En segundo término, este debate y tarea concreta, hay que multiplicarla en los lugares de estudio. La juventud estudiantil en especial la nuestra, la socialista, se prepara con el propósito militante de movilizar lo mejor del activismo en apoyo a todas las luchas, bancando la resistencia obrera. Activar a fondo esta orientación es una definición central. Finalmente, hay una clave estratégica para toda la etapa: construir proyecto político alternativo. En esto polemizamos fuerte a varias bandas. El espectro del kirchnerismo, que también integra Patria Grande ubica el 2019 como horizonte. Renuncia a organizar, en el campo de la lucha de clases, la derrota de los planes capitalistas de Cambiemos. Donde influencian, transmiten esta posición derrotista. Las jornadas de diciembre revelaron toda la impostura de ese planteo. Y peor todavía: desde ese lugar de repliegue, proponen la unidad del PJ contra Macri. La juventud no puede contribuir a reeditar proyectos cuyas limitaciones capitalistas quedaron claras, aún en su versión “progresista”. El FIT, por su parte, no se propone una articulación mayor. Todo el debate se circunscribe a ubicaciones entre el PTS y el PO. Incluso ya denunciamos síntomas agudos de adaptación parlamentarista y electoralera en su momento: no movilizar cuando apareció el cuerpo de Maldonado (por la cercanía electoral, para no espantar el voto de clase media); la defensa de los fueros de De Vido con PO a la cabeza o la solidaridad de Del Caño con Lousteau escrachado por trabajadorxs. Síntomas de asimilación a la democracia capitalista. Consecuencia inexorable de la estrategia de autopreservar las ubicaciones institucionales en este régimen. Nosotrxs somos taxativos: planteamos unir, en una coalición programática anticapitalista, a Izquierda al Frente y al FIT, los dos frentes nacionales de izquierda que hay en Argentina. Y, desde ahí ser una referencia mayor para estimular el acercamiento de miles de activistas de la izquierda social e independiente. Para luchar por este programa en el movimiento obrero, para dar estas batallas en cada aula, pasillo y asamblea estudiantil, queremos hacer fuertísimo el MST. Si la organización militante que lucha por estos propósitos tiene más multiplicadores para difundir estas ideas, tenemos más chances de hacerlas realidad. Este es todo el asunto. Militar en este partido tiene ese sentido revolucionario. Por lo pronto, durante marzo y abril vamos a organizar Campamentos de la Juventud Socialista por la unidad obrero-estudiantil y la revolución en todo el país.
Mariano Rosa