El gobierno nacional tomó una determinación: ajustar a los sectores más vulnerables, eliminando los programas sociales que cobraban.
El Estado hoy quiere convencer a la opinión pública de lo grandioso que es educar, pero sin ningún tipo de trabajo genuino.
El Ministerio de Trabajo dio 40.000 bajas a nivel nacional, de las cuales 1.677 son de nuestro Movimiento «Teresa Vive» en las provincias más pobres del país, dejándolos sin ningún tipo de plan ni beneficio.
El Ministerio de Desarrollo crea un programa llamado «Haciendo Futuro», donde incluye a los beneficiarios del plan «Argentina Trabaja», «Ellas Hacen» y «Desde el Barrio», pero nos condicionan con la obligación de terminar los estudios y las capacitaciones. Un futuro incierto, porque todxs queremos estudiar, pero antes queremos trabajar y poder ayudar a nuestras familias. Y lo que falta no son capacitaciones. ¡Lo que falta es trabajo!
¡Educación sí, pero trabajo también!
Nos quieren hacer prisioneros de la supuesta opinión pública de que a los desocupados no nos interesa la educación. Intentan encontrar un sector de la población que los apoye, para luego ajustar y eliminar programas sociales.
La educación en este caso sería por coerción y no por elección. En una Argentina donde hay miles y miles de chicos que han estudiado y hoy no tienen salida laboral, donde quieren cerrar los bachilleratos de adultos. Donde la educación no es prioridad porque no destinan presupuesto, no hay vacantes y los pibes no pueden empezar a estudiar. Donde las y los maestros luchan por mejores salarios y sostienen ellos la educación pública.
El gobierno nacional ataca a la educación y no la valoriza. Se creen voceros de la educación con el simple objetivo de utilizar la imposibilidad de estudiar de ese compañero de 40 ó 50 años, de esa mamá con varios pibes, que de verdad no pueden hacerlo y por eso les sacan el programa social que los ayuda a luchar contra el hambre. Ese programa, que no es trabajo genuino ni alcanza para mantenerse, fue parte de una respuesta ante la miseria y la explosión social del país en el 2001. ¡Macri ahora quiere eliminar hasta esto!
Hablan de igualdad para las mujeres, pero las deja sin ingresos
El 80% de quienes formamos los movimientos sociales somos mujeres. Somos las mismas que el sistema capitalista oprime doblemente al dejarnos sin trabajo y por nuestra condición de mujer, donde la justicia social no figura, donde cada compañera tiene varios hijos que criar y el Estado ahora nos abandona. Además de no haber trabajo genuino, se castiga a la compañera que no puede estudiar, cuando es el mismo Estado el que no tiene la política de garantizar los medios como, por ejemplo, crear escuelas de infancia para dejar a sus hijos y poder hacer changas que ayuden a vivir. El mismo Estado dice tener políticas de inclusión, pero solo aplica ajustes y quita de beneficios, sin importarle que eso servía para comprar la leche de los pibes.
Por todo esto realizamos una gigantesca movilización el pasado 15 de marzo junto a los compañeros del Polo Obrero, en una jornada nacional. En muchas provincias también marchamos junto a otras organizaciones, mostrando la unidad que se debe tener para enfrentar al gobierno de Macri y a su ajuste.
Y hasta que el gobierno nacional y los ministerios de Trabajo y de Desarrollo Social cumplan sus promesas y reingresen a miles de familias a las que en muchas provincias dejaron sin cobertura social, no dejaremos de ganar las calles.
Por eso seguimos en estado de alerta y movilización. Esto no tiene marcha atrás. Si no hay una respuesta positiva seguiremos en las calles, porque esto nos toca a todxs y eso se va a sentir.
Por eso gritamos y cantamos a lo largo de la avenida Corrientes y de la 9 de Julio una canción que se fue transformando en un himno y ahora es un grito desgarrador: «No tengo nada que perder, por eso hoy marcho de nuevo! Luchando contra el tarifazo y el ajuste de este gobierno… Porque saben que no vamos a transar, nos tienen miedo. Porque saben que cada vez somos más, somos el pueblo!
Mónica Sulle
Macri miente: El verso de la inflación controlada
En los últimos días, a raíz de la publicación del índice inflacionario del INDEC para febrero, que arrojó un 2,4% y en los dos primeros meses ya acumula más del 6%, el gobierno a través de Dujovne, Marcos Peña y demás, salieron a insistir en que la inflación está controlada. Dujovne llegó a decir que «no hay ninguna discusión» al respecto. Insisten fantasiosamente en que la meta original del 15% anual se cumplirá, cuando hasta el propio BCRA ya trabaja con una expectativa del 20% y, los grandes empresarios, con una por encima del 24%.
El objetivo es clarísimo: presionar para cerrar paritarias a la baja. Y con la complicidad de la burocracia sindical lo vienen logrando: para más de 1.500.000 trabajadores de distintos gremios y provincias, los dirigentes han firmado acuerdos alrededor del 15%. Que aunque lo firmen con cláusulas gatillos, lo que lograrán en el mejor de los casos es empatarle a la inflación a fines de año o principio del 2019, por lo que si no derrotamos este plan sumaremos una pérdida del poder adquisitivo del salario del 5% o más que se sumará al 6,1% ya perdido del año anterior.
¿Por qué la inflación no baja?
Que la inflación es el peor problema que tiene el pueblo trabajador no es ninguna novedad. Cada mes, cada día nos carcome el salario, la jubilación o el plan social. El tema es si hay tendencia, como dice el gobierno, a que baje y se estabilicen los precios o no. Aunque la recesión, la caída de los salarios y la falta de liquidez puedan desacelerar algo los precios, en realidad la inflación sigue siendo el principal problema.
Los aumentos de tarifas, transporte y combustibles, muy por encima de la inflación real, no sólo tienen un efecto directo, sino que como todos sabemos los empresarios e intermediarios los trasladan casi directamente a los precios, de manera que al mes siguiente todos los productos aumentan.
También porque el gobierno, para mantener algo más tranquilos a los industriales y exportadores, ha decidido dejar subir el dólar, que ya alcanzó los $ 20,50 (aunque para que no se vaya muy arriba tienen que salir a vender 400 millones diarios). Esto es una presión inflacionaria directa en una economía dependiente y altamente dolarizada como la nuestra.
Y finalmente están las expectativas inflacionarias y la especulación de las grandes corporaciones y formadoras de precios, que aumentan los precios mucho más que el mentiroso 15% previsto.
Cinco medidas antiinflacionarlas
Al revés del gobierno que le baja los impuestos a los ricos y castiga al pueblo trabajador. Nosotros decimos que para luchar contra la inflación y derrotar el ajuste macrista debemos:
1) Conseguir un aumento general de salarios que cubra el costo de vida y actualizado cada tres meses.
2) Eliminar el IVA a todos los productos de consumo masivo.
3) Atacar la especulación de los grandes formadores de precios, aplicando la Ley de Abastecimiento.
4) Estatizar todas las empresas de servicios públicos y transporte, bajo control público, para bajar las tarifas a lo que el pueblo puede pagar.
5) Imponer una reforma tributaria para que paguen más los que más tienen, con impuestos progresivos a las grandes ganancias y fortunas.
Solo así conseguiremos derrotar la inflación, que junto a la desocupación es el peor de los males que nos aqueja a los trabajadores y el pueblo.
Gerardo Uceda