Si algo quedó claro de las pruebas Aprender 2017 fue que el 80% de jóvenes del último año de secundaria dicen que educación sexual y violencia de género se deben tratar en la escuela, pero no se hace. En ese marco, el 6 de abril, se reunieron los 24 representantes de Educación de las provincias y el ministro nacional, Alejandro Finocchiaro, en la 86° edición del Consejo Federal de Educación, para anunciar la posible «obligatoriedad» de la ESI (Educación Sexual Integral) en el país y el plan ENIA (Plan de Prevención del Embarazo No Intencional en la Adolescencia).
Pero estamos ante nuevos anuncios efectistas: la obligatoriedad de la ESI es ley nacional desde 2006. Sin embargo el gobierno de Macri, como antes los Kirchner o los gobernadores nos niegan este derecho. No destinan presupuesto ni capacitan y privilegian relaciones con instituciones eclesiásticas que son un obstáculo a la hora de sostener una educación pública, laica y de calidad.
En el país, cada tres horas una niña de entre 10 y 14 años, tiene un bebe. Esto exige redoblar nuestra lucha por prevención. La escuela se vuelve clave para todo este debate, que hace necesario exigir una educación sexual integral para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir.
Cada pañuelazo, cada acción del movimiento de mujeres, feminista y disidente encuentra a lxs estudiantes como actores centrales. Hay un reclamo que crece. No solo que se aplique la ESI en todas las escuelas, sino desde una perspectiva de género, feminista y disidente.
Hay una forma de contrarrestar la inacción de los gobiernos y es organizándonos, docentes y estudiantes, para concretar la real implementación de la educación sexual integral, con perspectiva feminista en todas las escuelas.
Te invitamos a avanzar en esta organización y debatir en las presentaciones de la 4º edición de nuestra revista docente «Entrelineas» que lo aborda. El 25 en La Plata y en cada distrito.
Nadia Burgos