“La crisis sexual no se puede resolver sin un cambio esencial de la psicología humana; sólo puede ser vencida por la acumulación de ‘potencial de amor’. Pero esta transformación psíquica depende en absoluto de la reorganización esencial de nuestras relaciones socioeconómicas sobre una base comunista. Si rechazamos esta ‘vieja verdad’, el problema sexual no tiene solución. Pese a todas las formas de unión sexual que ensaya la humanidad presente, la crisis sexual no se resuelve en ningún sitio.” (Alejandra Kollontai, revolucionaria bolchevique)
Hoy lxs jóvenes enfrentamos la violencia que todo este sistema capitalista y patriarcal ejerce sobre nuestra libertad y nuestras decisiones. La nueva ola feminista, combativa e internacionalista que estamos viviendo está dispuesta a dar vuelta todo.
Las mujeres cuestionamos nuestro rol de productoras y reproductoras de la mano de obra futura para que este sistema siga funcionando. Estudiar, trabajar, hacer arte, desarrollar un proyecto, se nos hace cada día más difícil. Aun si quisiéramos asumir el rol de madre que nos asignan, la mayoría nos encontramos en situaciones económicas muy inestables o desfavorables. A las que nos negamos a reproducir por costumbre, se nos señala como putas. Y sin acceso a los derechos sexuales y reproductivos, a la anticoncepción, a veces terminamos en la clandestinidad del aborto arriesgando nuestras vidas.
En un contexto de ajuste y precariedad de la vida, nosotras exigimos poder acceder a los mismos derechos económicos y sociales que los varones. Mientras luchamos por el acceso a mejores puestos de trabajo y mejores salarios, el sistema nos empobrece y nos responde con la violencia de la desigualdad y de relaciones tóxicas que nos inmovilizan con tal de seguir en “la norma”.
Cuestionar al sistema educativo por su rol represor y de-formador tampoco es nuevo para nosotrxs. Ahora le sumamos con fuerza el reclamo de una efectiva Educación Sexual Integral en todos los niveles. Queremos herramientas adecuadas para comprender y disfrutar de una sexualidad naciente, que las autoridades, las instituciones y el Estado se niegan sistemáticamente a brindar.
Antipatriarcales, anticapitalistas, anticlericales
También somos disidentes porque enfrentamos la heteronorma que nos atraviesa a todxs. El modelo hegémonico de hombre fuerte, violento, dominante, y de mujer débil, sensible, sometida, es el sostén de esta sociedad basada en la desigualdad, la opresión de un género por otro y la explotación de una clase social por otra. Nuestro objetivo es combatir ese binarismo que nos divide y sentar las bases de una nueva revolución sexual y social. Somos trans, cis, lesbianas, bisexuales, gays, heteros, que anhelamos la libertad de amar sabiendo que todavía la propiedad privada atraviesa todo y por eso debemos avanzar hacia una sociedad igualitaria, socialista.
Otro enemigo histórico de la juventud disidente y revolucionaria es la Iglesia Católica, que sostiene desde hace siglos una concepción rétrograda y biologicista del desarrollo humano, acompañada de prejuicios y dogmas anticientíficos. Con nuestros impuestos el Estado banca a los obispos y curas, varios de ellos pedófilos, que encima vienen a opinar sobre nuestros derechos y nuestros cuerpos. Separar a la Iglesia del Estado es otro de los cambios de fondo que hacen falta.
Construir nuestra propia identidad y vivir nuestra sexualidad libremente es una necesidad de esta juventud. Prohibirnos soñar con esa igualdad es la necesidad de los capitalistas y sus aliados. A través del modelo familiar tradicional, de la escuela, de la Iglesia, con ayuda de la policía y la justicia, el gobierno y los partidos capitalistas buscan mantenernos calladxs y domesticadxs. Para revertir esta historia tenemos que luchar junto a la clase trabajadora para derrotar a este sistema capitalista y patriarcal, padre de todas las violencias.
Desde Juntas y a la Izquierda, Libre Diversidad y el MST venimos dando una batalla de ideas y poniendo el cuerpo para defender nuestros derechos y enfrentar a todas las instituciones del sistema. Estamos en todo el país, ahora motorizando los pañuelazos por el aborto legal. Te invitamos a ser parte de esta revolución que hacemos en las calles, en nuestros coles, facus, trabajos, en nuestras casas y en nuestras camas.
Jeanette Cisneros