Se acercan momentos definitorios, ya que en un par de semanas se elaborará el dictamen que irá a votación en Diputados. Por eso se aceleran las presiones. El Papa, por ejemplo, acaba de declarar que “la vida siempre debe ser tutelada y amada desde la concepción a su fin natural”. Y para reafirmar su postura retrógrada, en un prólogo a un libro critica “las ideologías modernas que cuestionan los roles de género tradicionales y apoyan el aborto”.
Esa presión clerical tiene un destinatario claro: los bloques de Cambiemos, el PJ, el massismo y también el FPV. La Iglesia hará todo lo posible para restar votos a favor del proyecto de ley de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto o, en todo caso, para alentar la trampa de reemplazar la legalización por la despenalización.
Despenalizar es apenas quitar del Código Penal la potestad del Estado de castigar a quienes provocan un aborto. Pero eso no implica ningún cambio concreto para las mujeres pobres y no tan pobres, que seguirán poniendo sus vidas en riesgo porque no pueden pagar los 500 a mil dólares que hoy cuesta hacerse un aborto a nivel privado. Por eso exigimos la legalización, para que todo el sistema de salud cubra dicha práctica en forma segura y gratuita.
Con lucha en las calles tendremos la ley
Dentro del Congreso, las y los expositores a favor del aborto legal han superado en argumentos a quienes se oponen a ese derecho. Y afuera del Congreso, crece el consenso social por razones de salud pública, de justicia social y del derecho democrático de cada mujer a decidir sobre su propio cuerpo.
Sin embargo, las presiones que mencionábamos más arriba se hacen sentir. Algunas compañeras de la Campaña que recorren las oficinas de diputados, en la tarea de “cabildeo”, parecen proclives a ceder puntos del proyecto en aras de lograr un supuesto mayor consenso. Y esa actitud equivocada se da en paralelo a la decreciente participación de las organizaciones K en los pañuelazos.
Sobre ambos hechos hacemos un alerta rojo. El proyecto de la Campaña es por el aborto legal. Nadie tiene derecho a cambiarlo o negociarlo, ni siquiera los 70 diputados y diputadas que lo han firmado. A su vez, hay que hacer un nuevo y firme llamado a todas las organizaciones a redoblar la lucha. Borrarse ahora significa boicotear esta lucha histórica. Porque la ley la votará el Congreso, pero la batalla se gana en las calles.
Por un gran pañuelazo federal el 28M
Los “martes verdes” frente al Congreso cada semana son una herramienta insustituible. Pero tenemos que ponerle más pilas a la lucha, motorizando un gran pañuelazo nacional antes de la emisión del dictamen que irá a votación. ¡Que la fuerza del movimiento de mujeres se haga sentir de una punta a otra del país! En la Campaña se había barajado la fecha del 28 de mayo, la cual debería ser ratificada.
Está planteado lograr la aprobación del proyecto de aborto legal, tal y como está, sin hacer ninguna concesión. El símbolo de esta gesta feminista es el pañuelo verde. Desde Juntas y a la Izquierda y el MST te invitamos a que te sumes a esta pelea y juntas logremos la victoria que nos merecemos.