Campaña nacional: Iglesia Católica, fuera del Estado

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«Un pueblo que tiene memoria no repite los errores del pasado; en cambio afronta con confianza los retos del presente y del futuro», dijo el Papa en un discurso en Filadelfia, en 2015. Pero «haz lo que yo digo, no lo que yo hago». La Iglesia repite sus eternos caminos y se opone a nuestros derechos.

A Dios rezando y con el mazo dando

La Iglesia Católica Apostólica Romana no es cualquier institución: toda su jerarquía y su aparato mundial trabajan desde hace más de dos mil años por sostener el orden establecido. Y como no gobierna en forma directa, salvo en el Vaticano, camufla su papel de retrasar las ruedas de la Historia. Entre otras barbaridades, son responsables de las siguientes:
· Apoyaron la conquista española y el genocidio de los pueblos originarios en toda América.
· Persiguieron como herejes a científicos, a mujeres y a quienes cuestionaban lo reglamentado. ¡Hasta se opusieron a las vacunas!
· Aquí bendijeron a la dictadura genocida, incluidos vuelos de la muerte y robos de bebés. ¡Ellos, que dicen «defender la vida»!
· Están al servicio de la «paz social» y la conciliación de clases para preservar al sistema capitalista y patriarcal.
Por eso hay que separarla del Estado y cesar toda su injerencia en las políticas públicas. Todo Estado debe ser laico y no religioso, como lo son el Vaticano, Israel y los estados islámicos.
La Iglesia tiene privilegios para imponer sus dogmas gracias a que la financia el Estado. Gracias a varias «leyes» de la dictadura aquí se le pagan sueldos y jubilaciones al clero y subsidios a los seminaristas y las escuelas religiosas, aparte de exenciones fiscales y otras prebendas. En total, recibe más de 36.000 millones de pesos al año.
La libertad de cultos merece respeto. Pero no aceptamos que con la plata de todes el Estado banque a un culto determinado, enemigo de todos nuestros derechos, en especial los de género. ¡Quien quiera un cura que se lo pague! ¡Y los curas, a laburar!

Francisco es Bergoglio

Bergoglio fue un intento de lavada de cara al Vaticano, que venía desprestigiado. Pero «el Papa progre» duró poco: suele hablar de la «pobreza» sin jamás cuestionar sus causas, pero siempre le salta su esencia misógina y homofóbica.
Después de la media sanción del 14J, la Iglesia salió de punta contra el aborto legal: desde el Papa, que comparó al aborto legal con los crímenes nazis, hasta el padre Pepe, que dijo que «el aborto lo promueve el FMI»…
Aunque pierde fieles, la Iglesia sigue encabezando a los sectores anti-derechos con argumentos dignos del Medioevo.

Ni en mi nombre ni con mi plata

Lograr la separación Iglesia-Estado es nuestra próxima batalla contra la injerencia clerical oscurantista. No obstante, sectores del PJ, el kirchnerismo y la centroizquierda plantean que «no hay que enojarse con la Iglesia», como propuso CFK en el debate sobre el aborto. No se enojará ella, que tardó años en deconstruirse un poquito… ¡pero nosotres lo que sentimos es furia anticlerical!
Nuestras propuestas hacia un Estado laico incluyen:

  • Anular todos los subsidios nacionales a la Iglesia, derogando las leyes 21.950, 21.540, 22.162, 22.950 y 22.430. Derogar sus exenciones fiscales y también la Ley 17.032.
  • Anular los subsidios provinciales a la enseñanza religiosa y privada, volcando esos fondos millonarios a la escuela pública.
  • Aplicación inmediata de la ESI, con perspectiva de género y disidencia. Basta de religión en la educación pública de Tucumán.
  • Reformar el Código Civil para considerar a la Iglesia persona jurídica privada, igual que los otros credos, y eliminar el artículo 19 según el cual «la vida empieza desde la concepción».
  • Que la Iglesia devuelva al Estado los inmuebles públicos cedidos por éste y que pague alquiler por los prestados.
  • Retirar todo símbolo religioso de los establecimientos públicos.

Sumate a la campaña

Estamos lanzando una campaña nacional para lograr la separación total y definitiva de la Iglesia Católica del Estado en todos sus niveles.
Haremos apostasías colectivas, es decir «desafiliaciones» de la Iglesia, así como petitorios en los colegios, facultades, lugares de trabajo y barrios populares. También organizaremos pañuelazos verdes y naranjas ante las catedrales en todo el país, charlas-debate, tuitazos, actividades artísticas y otras iniciativas de difusión.
Sumate a esta campaña democrática anticlerical y avancemos juntes. ¡Ahora es cuando!

Andrea Lanzette

Iglesias evangélicas: anti-derechos

Desde que se inició el debate sobre el aborto legal, para su cruzada anti-derechos la Iglesia Católica encontró un firme aliado en los sectores evangélicos, que comenzaron a tener mayor organización y visibilización. Entre ellos se destaca la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (ACIERA), que nuclea a unas 15.000 congregaciones en todo el país y a su vez integra la Alianza Evangélica Latina (AEL), se puso a la cabeza de la movilización celeste y concretó concentraciones masivas como la del Obelisco el sábado 4A.
Después del 8A, en un comunicado de prensa instan a imitar el ejemplo argentino: «Hoy este país se constituye en un ejemplo a seguir para todo Iberoamérica. ACIERA nos anima a todas las alianzas evangélicas de los 22 países de Iberoamérica que conforman la AEL a tenerla como un referente histórico y continuar en estos desafíos en defensa de la vida, la familia, la igualdad y la libertad religiosa, y los valores éticos y morales consignados en la Biblia, la Palabra de Dios.»
La Iglesia Evangélica tiene un trabajo territorial muy fuerte entre los sectores humildes y mayor presencia militante, ocupando el espacio que desde hace años viene dejando vacante la Iglesia Católica. Forman equipos con jóvenes, intervienen en procesos sociales, juegan electoralmente para gobernadores e intendentes y ahora se empiezan a plantear tener una injerencia más directa en la política partidaria.
En el vecino Brasil, por ejemplo, los sectores evangélicos están muy presentes en términos de ocupación geográfica, en las favelas, el campo y los suburbios de las ciudades. Incluso conforman un espacio político muy reaccionario con fuerte peso parlamentario, conocido como la «bancada BBB»: biblia, buey y bala… ¡es decir religión, ganaderos y represión! En nombre de «los valores cristianos», impulsan campañas contra los derechos de las mujeres, la comunidad LGBT, la izquierda y toda medida progresista en general.
Estos ataques a los derechos sociales conquistados y por conquistar representan un riesgo a tomar en cuenta para desenmascararlo y combatirlo. Y más en un marco en donde el gobierno de Macri promueve su proyecto de ley de «libertad religiosa», que apunta a extender a los otros credos los privilegios económicos y jurídicos que ya tiene la Iglesia Católica.
Ningún espacio que busque construirse en ataque directo a nuestros derechos puede crecer y menos a costa de nuestro bolsillo. Por eso impulsamos una campaña no sólo por separar a la Iglesia Católica del Estado, sino por anular los millonarios subsidios públicos que reciben todos los colegios religiosos, incluidos obviamente los evangélicos.

Tamara Yapura

 


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