La segunda parte del año arrancó con conflicto en las universidades nacionales. A la lucha salarial docente se sumó el reclamo de rectores por subejecución presupuestaria. El recorte y su marco global. La orientación de Cambiemos. Nuestra perspectiva.
El FMI se hizo presente en la universidad pública. El recorte de 3000 millones en el arranque del año y la sub-ejecución (como poda encubierta) de más de 13.000 millones en esta segunda mitad, son el trasfondo del movimiento de lucha en gestación. La docencia viene protagonizando jornadas de huelga con acciones de calle desde marzo, ya que la oferta del 15% de aumento salarial ofrecido en paritarias contra una inflación prevista en 40%, supone una confiscación enorme de los ya achatados ingresos de lxs profesorxs. En simultáneo, el achique de fondos en las universidades, que en un 90 % se destinan a salarios, implica la afectación del funcionamiento de las facultades y áreas controladas por las camarillas de la universidad. Esta última tensión explica la respuesta de rectores y toda la superestructura sindical del kirchnerismo en el sector (CONADU) que ahora reaccionan quebrando el silencio cómplice y promoviendo acciones a cuentagotas. En ese marco, se agudizan y nacionalizan todas las contradicciones para motorizar una fuerte respuesta a esta agresión del ministerio de Finocchiaro. Ya en la UBA están teniendo lugar protestas de escala creciente; en Rosario hubo asambleas inter-claustros y pese al taponamiento de las conducciones, en la UNQUI (Quilmes) y la Jauretche (Varela), hubo movilizaciones de miles de estudiantes y docentes en respaldo del reclamo general: por salario y presupuesto, esa fue la bandera. Desde esta coyuntura, lo primero es precisar la caracterización de la estrategia macrista (otra vez) en política universitaria.
Las claves de una contrarreforma de signo capitalista
Hace poco menos de dos meses se reunió en Córdoba la CRES (Conferencia Regional de Educación Superior de América y el Caribe). Los rectores de las principales universidades del continente ratificaron un rumbo de contenido privatista como estrategia para la educación superior que, ya en el arranque de su gobierno, Macri anunció. La denominación de ese rumbo para Argentina es Sistema Nacional de Reconocimiento Académico (SNRA) y consiste en la estandarización de la formación profesional en el sistema público y privado; la reorganización de contenidos en tramos de 3 y 2 años, concentrando de forma achatada contenidos en la primera etapa, y transfiriendo otros al tramo de 2 años, pero ya con arancel. En resumen: se promueve la titulación de calificación devaluada en 3 años, y se fomenta una elitización en pos-títulos, maestrías y posgrados pagos. Así un egresado de la pública es un profesional devaluado para el mercado laboral capitalista y para competir por un trabajo mejor, tiene que pagar su formación. El propósito es habilitar un negocio de proporciones para las camarillas profesorales que atenderían en las dos ventanillas -el trayecto público y el privado- y además, se estimula un sistema de préstamos bancarios para estudiar, a tasas de usura. Es el modelo norteamericano y chileno, de naturaleza capitalista de la educación.
Dos tareas: un movimiento de lucha, una plataforma por otro 1918
En lo inmediato la obligación número uno para toda la comunidad universitaria es derrotar el ajuste del FMI en la universidad. Frente a ese cuadro, hay polémicas para deslindar. Estamos de acuerdo con la más amplia unidad para luchar en las calles. Sin embargo, lo primero es lo primero: el programa de esa acción de lucha tiene que anclar en aumento salarial del 30 % con cláusula gatillo; salario a los ad honorem; todo el presupuesto necesario para funcionar y el rechazo a las contrarreformas capitalistas. Este piso de causas tiene que ser el arranque de la confluencia para luchar. Por eso, 2 planteos: ni el equivocado seguidismo del PCR y aliados en CONADU(H) y Patria Grande en el movimiento estudiantil, a la estrategia de los rectores, que defienden sus nichos de camarilla y nada más; ni tampoco, el rechazo a toda unidad en la acción del PO que aísla a la izquierda, debilita el proceso anti-ajuste y desmoraliza a lxs que luchan. Nuestra política es unidad en las calles, con un programa como el que planteamos más arriba y un polo de izquierda e independiente de rectores, camarillas, burocracias y gobierno, al interior del movimiento. La Multicolor en CONADU(H), como expresión de un frente único, es una conquista positiva de la que hacemos parte. En el plano estratégico, la universidad por la que luchamos es indisociable del modelo social que tenemos como propósito político. Una universidad sin capitalistas, camarillas, ni burocracias. Una universidad que forme profesionales de mentalidad crítica y conciencia de compromiso militante para la transformación social, como punto de apoyo secundario y de auxilio a la clase obrera y el pueblo en la perspectiva de un gobierno de los que nunca gobernaron. Para eso, se requiere condiciones materiales en base a un presupuesto multiplicado en base al no-pago de la deuda y la eliminación de los subsidios a la Iglesia, y una democratización integral de Centros, Federaciones y la propia universidad. Esas son las marca de nuestra orientación.
Mariano Rosa