Se desarrollan en toda la UBA elecciones para renovar conducciones de centros de estudiantes. El marco general del país es el declive político de Cambiemos. En simultáneo se agudiza la polarización social y en la juventud un anti-macrismo intenso. La izquierda renueva sus chances de avanzar ganando posiciones. Polémicas y perspectivas.
Después del histórico conflicto universitario y en horas decisivas para el cierre de plazo de presentación de listas, se recolocan debates que exceden la coyuntura. Casi que podríamos enumerarlos bajo la forma de interrogantes: ¿Cómo enfrentar y derrotar al macrismo? ¿Qué tipo de organización gremial necesitamos para que no pase el ajuste del Presupuesto de Macri, el FMI, los PJ y las autoridades universitarias? ¿Cómo unir al movimiento estudiantil con la clase obrera y la ola feminista y disidente en las calles. La victoria en Brasil del fascista, misógino y racista de Bolsonaro, incorpora una pregunta de relieve continental: ¿Cómo se pulveriza a la ultra-derecha antes que despegue? Entonces, aunque discutimos las mejores tácticas para elecciones estudiantiles en apariencia, en esencia estamos compulsando posiciones políticas para ganar ubicaciones que preparen a la juventud para la etapa que se desenvuelve en el país y la región. Con esa seriedad nuestra corriente política interviene en la lucha de ideas en las elecciones que faltan de la UBA y todo el país.
Es ahora, no en el 2019
El kirchnerismo y todos los «progresistas» latinoamericanos, nos plantean que tenemos ser furgón de los que ya gobernaron, que son el mal menor, aunque le abrieron las puertas a la derecha del continente, incluyendo a Bolsonaro y Macri. Y para Argentina agregan: hay que esperar a las elecciones del 2019 para echarlo. Pero el ajuste, el acuerdo con el FMI y el Presupuesto son ahora, no en el 2019. Y como lo demostró el conflicto universitario con las tomas y las masivas movilizaciones, como lo prueban los trabajadores del Astillero y la ola masiva de mujeres y las disidencias en Brasil, la derecha encuentra una gigantesca resistencia callejera de todos los sectores populares. Nosotros somos claros: sobra fuerza para enfrentar a la reacción y se la puede derrotar a condición de generar la mayor unidad en las calles y uniendo a la izquierda anticapitalista y al activismo independiente, como en el Plenario del Sindicalismo Combativo en el movimiento obrero o como lo expresaron positivamente la unidad de la izquierda en la Facultad de Medicina o en el profesorado Joaquín V. González. En resumen: las fuerzas anticapitalistas tenemos una responsabilidad mayúscula.
De unidades, vetos y maniobras
Las elecciones en la UBA plantean el desafío de recuperar los Centros de Estudiantes que están en manos de la derecha y de defender los Centros recuperados ampliando la unidad. Ante este desafío hay orientaciones en disputa en las organizaciones de izquierda.
En Medicina, una de las facultades más grandes de América Latina, un frente unitario encabezado por el PO, el MST y lxs independientes barrió a la juventud de Cambiemos de la conducción del CECiM. Ante esta lucha política decisiva contra el macrismo, el PTS no sólo decidió no formar parte de la lista unitaria, sino que además no llamó a votarla.
En el Joaquín V. González, el terciario más grande del país, un plenario abierto con decenas de estudiantes elaboró un programa de avanzada y votó una lista unitaria que integramos el PO, PTS y el MST, junto a activistas independientes en la conducción del Centro. Esta lista, abre la posibilidad de recuperar ese Centro de manos de Patria Grande. En este caso, la acción positiva de las fuerzas que nos jugamos por la unidad y el activismo independiente, impuso una confluencia que forzó al PTS a integrarse.
En FADU (Arquitectura / Diseño y Urbanismo) de UBA, por el contrario, el PTS vetó la participación de nuestra organización en un frente unitario. El PO, lamentablemente, en esa facultad se adaptó a la política del PTS que contribuye a la dispersión de fuerzas en la izquierda y debilita la pelea ante la lista kirchnerista que finalmente es muy probable pueda ganar el Centro.
Por lo tanto, las políticas que rivalizan en esta etapa se concentran en dos polos antagónicos. El PTS que se ordena exclusivamente por su autopromoción, aunque obstaculice o debilite el avance positivo de las fuerzas de izquierda. El MST, nuestro partido, que combina dialécticamente dos estrategias: promover la acción independiente del movimiento estudiantil con el reforzamiento de sus organizaciones de lucha a partir del frente único de la izquierda, y el crecimiento de sus fuerzas militantes para poder influenciar más decisivamente el rumbo del movimiento en la juventud universitaria, terciaria y secundaria.
Nuestras propuestas
Para bajar a tierra lo que planteamos, lo hacemos sintético: proponemos conformar listas unitarias de la izquierda en todas las facultades, profesorados y colegios, que integren al activismo independiente, que sumen a toda la izquierda que bancamos la lucha educativa y estamos por un programa contra Macri, el FMI, los gobernadores, contra el Presupuesto 2019, por toda la agenda feminista / disidente y de confrontación a las reformas privatistas y meritocráticas. El PO oscila según los casos. Nuestro planteo es que se defina por una política uniforme de frente único sin exclusiones. Proponemos discutir de cara a la base militante de nuestras fuerzas y el activo estudiantil. Para eso apelar a plenarios abiertos, democráticos y de integración positiva de fuerzas. Donde esta fórmula se presentó en bloque, aisló las maniobras del PTS para sabotear lo que no controla. Mientras escribimos este artículo se están conformando las listas para las elecciones en Psico (donde dirige un frente «vaticano») y el CEFyL (Filo de la UBA). En este último caso el PTS y el PO dirigen un Centro que casi recupera el kirchnerismo el año pasado. Les reiteramos nuestra propuesta de ampliar la lista que conduce para reforzar la defensa del Centro y superar sus limitaciones. La respuesta del PTS viene siendo de rechazo y otra vez, el «veto» a nuestra integración por «diferencias insalvables». En el JVG hace exactamente una semana esa fuerza que en Filo o FADU nos resiste por «diferencias insalvables», aprobó un programa y una lista con el MST. Ocurre, que no son «diferencias insalvables», son maniobras para no coexistir en unidad y competir a la vez en línea política, con una fuerza como la nuestra que no se adapta ni acepta hegemonismos forzados. En Psico nuestra postura coherente confluye con independientes y presiona por la unidad. Veremos el resultado, luchamos por un desenlace a favor de cerrarle el paso a las derechas. Dividir a la izquierda antes que fortalecer las organizaciones del movimiento estudiantil para transitar esta etapa, facilita la acción política de los gobiernos, las camarillas universitarias y las variantes de burocracia estudiantil. El debate, la pelea política de perspectivas y las responsabilidades políticas son claras.
Mariano Rosa