Nicaragua desde adentro. “Nuestras luchas no pueden estar divididas por fronteras”

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Entrevistamos a Fidel Narváez, quien daba clases de Derecho y Filosofía en distintas universidades de Managua. Durante las protestas de abril se sumó de manera activa a la lucha estudiantil, principalmente en la Universidad Politécnica Nacional (UPOLI). Luego de eso fue identificado por el régimen de Ortega y se vio forzado a salir del país por motivos de seguridad. Actualmente se encuentra en Europa realizando trabajo político desde la comunidad internacional, la crítica y la teoría social.

Anticapitalistas en Red: Han pasado más de cinco meses desde que empezaron las protestas en Nicaragua. ¿En qué contexto se da esto a nivel centroamericano?

Fidel: Centroamérica es una región con similares características no sólo de población, de trabajo, de riqueza, sino también de resistencia. Las resistencias han sido silenciadas para poder mantener el status quo y eso que los empresarios llaman “el clima de negocios”. Intentan dar la imagen de que Centroamérica es una opción rentable para invertir porque aparte de salarios miserables tenés una policía y un Estado que pueden regular estas presiones sociales. Entonces, después de cinco meses ese mito ha caído no sólo en Nicaragua sino en toda Centroamérica. Nos hemos dado cuenta de que en Centroamérica la población tiene razones y motivos suficientes para poder salir a la calle a exigir la renuncia de gobernantes, para poder exigir el respeto a los derechos humanos. El proceso centroamericano lamentablemente no ha tenido una lucha conjunta. Si vos te fijás eso también es el resultado de las principales tareas de las fuerzas oligárquicas, de las fuerzas corporativas; el desligar en fronteras las resistencias. Si ellos internacionalizan el poder corporativo, la desigualdad, la represión, nosotros tenemos que romper esas fronteras. Sin embargo, este movimiento de Nicaragua no ha logrado conectar férreamente con las otras resistencias que ya se venían dando históricamente en Centroamérica. Entonces hemos visto cómo han surgido en este momento pequeños focos de resistencia y de lucha en diferentes países de la región centroamericana, pero vuelvo y repito; es una debilidad porque lo que nosotros deberíamos de hacer y lo que también se ha propugnado por algunos movimientos, por algunos activistas, por algunas universidades, es que se unifique la lucha. Es decir, que nuestras luchas no pueden estar divididas en fronteras porque nuestros problemas no son problemas de fronteras, son problemas regionales.

AenR: Comentanos sobre la “Concertación Nacional Azul y Blanco” y la “Ruta hacia la democratización” propuestas desde la Articulación de Movimientos Sociales y OSC.

Esa concertación nacional no debe ser en torno a la Alianza Cívica, en torno a la Articulación Social, ni en torno a la Unidad Azul y Blanco. Yo soy del criterio, pero quizás puede que esté equivocado, de que la concertación nacional no solamente puede ser en base a movimientos, figuras o siglas. Sino que tiene que ser en base a un programa que aglutine a un polo atractivo, ese polo es un programa con puntos concretos, que es lo que hizo en Frente Sandinista en el año 79 para atraer a todos los distintos sectores de lucha; obreros, campesinos, estudiantes, mujeres, trabajadores. En Nicaragua actualmente yo no veo un programa histórico, ni un programa político… hay una “Ruta hacia la democratización”, que es diferente.
Yo creo que la aparición de un programa político como el que propone “Construimos Nicaragua”, que es básicamente un movimiento político-social cuyo mayor aporte puede ser en el plano político-ideológico, pone en evidencia que no todos éramos conscientes de que hay un problema estructural en Nicaragua. Éramos conscientes de que Ortega es un dictador y que queremos sacarlo. Pero sin un programa político no nos vamos a dar cuenta o no vamos a reconocer los problemas estructurales que tiene el país. Y uno de los principales problemas es el COSEP, es decir, la empresa privada que está haciendo tercia a favor de Ortega junto con algunos sectores empresariales centroamericanos para mantener su modelo corporativo.

AenR: ¿Cómo se convive con el sandinismo después de esto?

Eso va a depender del escenario de salida que haya en Nicaragua. Si hay un escenario de ruptura que puede ser a través de un proceso constituyente, la refundación de un Estado, el proceso puede ser un poco más largo, sí, pero puede traer cambios estructurales a largo plazo. Es decir, garantizar que no se cometan los mismos errores que se han venido arrastrando simplemente por poner parches a nuestros problemas. Yo creo que el orteguismo y el sandinismo son dos cosas diferentes y una vez que esto tenga una salida -ya sea a través de elecciones anticipadas o de un proceso constituyente- el gran lastre o el gran problema para el futuro y para la convivencia con esa parte de la población que ha optado por plegarse a la dictadura, será la convivencia. Porque el sandinismo ha tenido durante más de cinco meses un margen suficiente, gradual, para poder ir desligándose éticamente y por principios revolucionarios a lo que actualmente es el gobierno: que ha optado por la mentira, el engaño, la corrupción, la represión y la aniquilación como forma de hacer política. Para que un proceso democrático radical pueda tener viabilidad se va a tener que contar con estas personas. Eso no quiere decir que la convivencia va a ser fácil, porque ese proceso democrático precisamente va a ser real y va a ser un producto de esta nueva revolución.

AenR: ¿Cuál es el escenario a la salida del régimen Ortega-Murillo?

Yo creo que el proceso constituyente para resolver los grandes problemas estructurales de Nicaragua es lo único que lograría una paz verdadera. Una paz más sostenible en el tiempo aunque en el principio hayan problemas de distintos tipos de órdenes. Sin embargo, la participación real, el refrendo de esa constitución y la participación en nuevas elecciones, pues daría oportunidad a que realmente existiera la refundación de un Estado. Si nosotros únicamente le ponemos un parche al asunto, las grandes situaciones estructurales que debemos resolver como pueblo van a subsistir. Vamos a seguir teniendo una dictadura bicéfala pero en este caso ya no va a ser en el término de Géminis o el mito de Platón sobre el amor, que estaba un cuerpo de espaldas al otro y que un rayo los partió, no, en este sentido vamos a tener una dictadura con un mismo cuerpo pero con dos caras de frente: dos caras que se pueden comunicar entre ellas, que pueden negociar abiertamente entre ellas sin importarle la vergüenza, porque eso es lo que va a pasar si acaso se llega a reformas de maquillaje, de cuestiones meramente estéticas respecto de la política nicaragüense. Vamos a tener a la dictadura bicéfala del COSEP y del orteguismo platicando entre sí todas las cuestiones que nos competen a nosotros como pueblo. Ahora, el escenario en cualquier sentido de reforma o ruptura va a ser un escenario difícil porque hay desaprendizaje de las culturas caudillescas, de las culturas verticales, ese proceso de desaprendizaje va a llevar obligatoriamente choques, enfrentamientos y crisis pero no son crisis que van a tener una dialéctica negativa.

Entrevistó: Tito Castillo

 


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