Tristeza nao tem fim. Jair Bolsonaro, un capitán retirado del ejército brasilero, evangélico, misógino y fascista acaba de ganar la primera vuelta electoral con un resultado preocupante. Cerca de 50 millones de votos lo colocan a las puertas de dirigir el país más grande del continente y la octava economía mundial. La elección tiene múltiples matices, pero este dato es insoslayable y ha colocado al conjunto de la izquierda y los sectores progresistas ante el desafío de realizar una campaña enorme para impedir su ascenso al poder. Mientras sectores del macrismo miran con buenos ojos ese resultado, la oposición tradicional quiere utilizarlo para dar un apoyo acrítico y oportunista al PT, responsable fundamental de que hoy Bolsonaro sea un actor de peso, y aprovechan para presionar por la unificación del PJ hacia el 2019. Somos claros en este punto, enfrentaremos en las calles y en las urnas a Bolsonaro, pero lo haremos sobre la base de pelear por una alternativa independiente, anticapitalista y socialista.
La crisis no es solo brasilera. El resultado de Brasil solo puede medirse desde la lente del cambio de un ciclo a nivel continental donde los partidos “populistas” transformaron una enorme fuerza y movilización del movimiento de masas en apatía y descreimiento. La crisis económica sacude nuestras costas y las recetas vuelven a ser las del pasado, el retorno al Fondo Monetario, las privatizaciones, el traslado de millones y millones de dólares del pueblo que vive de su trabajo a los poderosos. Es la receta que se aplica en nuestro país, la que impulsa Temer en Brasil, Piñera en Chile pero también otros gobiernos del continente como Ortega en Nicaragua, que además suma represión, encarcelamiento y asesinatos para imponerlas. Frente a este panorama, la mayor parte de las direcciones sindicales y la oposición política patronal habla del 2019 y por esa vía defiende la aplicación del ajuste hoy. Transformándose de echo en socios del mismo.
Macri y el FMI se tienen que ir. Lejos de esperar al 2019 es fundamental parar el ajuste hoy y tirar abajo el plan del gobierno lamebotas del Fondo. Ambas tareas están, entonces, relacionadas. Es claro que Cambiemos y la mayor parte de los gobernadores no tienen un plan B sino que están decididos a avanzar con todo en una verdadera guerra contra aquellos que vivimos de nuestro trabajo y esfuerzo, contra las mujeres y sus derechos, contra lo público y las conquistas históricas de la salud y la educación. Su plan económico es la muestra más cabal de lo que decimos: tasas de interés por las nubes, dólar a gusto del FMI, inflación y tarifazos, despidos y suspensiones, todo al servicio de favorecer a los sectores concentrados de la economía. Y no solo tenemos que movilizarnos para echarlos, sino también para que lo que se elija sea una Asamblea Constituyente, para reorganizar el país sobre nuevas bases económicas, sociales y políticas. Divisiones, problemas y disputas en las alturas. Las batallas que tenemos por delante no muestran un panorama sin problemas para las clases dominantes. Los debates se sienten fuerte dentro de Cambiemos, con Carrió amenazando con dar un portazo mientras que Bullrich y Stanley también se reparten críticas. Parece que fue hace meses, pero hace pocos días renunció el presidente del banco central y el gobierno debió retroceder con el aumento de tarifazos extraordinarios para compensar a las empresas. El PJ también es un hervidero de idas y venidas y la unidad de Pichetto, Schiaretti, Massa y Urtubey no alcanza a cerrar a todo el mundo, no saben qué hacer con Cristina, que por otra parte, no dice ni mu de enfrentar el ajuste y manda a su gente a pedir la unidad del PJ. Mientras esto sucede, un sin número de organizaciones ven la carnicería con ganas de prenderse, equivocando la perspectiva sobre lo que se viene. No hay 2019 para el pueblo trabajador de la mano de esas variantes.
Unidad para luchar y unidad política para construir alternativa. El escenario está claro y, aunque es muy dinámico, plantea una serie de tareas y desafíos concretos para quienes nos reclamamos anticapitalistas y socialistas. En primer lugar, como lo señalamos previamente, la necesidad de lograr la mayor unidad posible para enfrentar movilizados el intento de aprobar el presupuesto 2019 y el ajuste del gobierno y el fondo en general. En segundo lugar, y para garantizar esto, necesitamos fortalecer los espacios de unidad del clasismo y la izquierda, empezando por el encuentro del sindicalismo combativo y todos los espacios que se propongan aportar a esta perspectiva. En tercer lugar, a la lucha en las calles hay que incorporarle sin dilaciones la necesidad de avanzar en la unidad política de toda la izquierda anticapitalista para construir una alternativa política para los trabajadores y el pueblo, capaz de superar el falso antagonismo entre el PJ y Cambiemos. Para esta tarea no sirven las posturas para la tribuna de supuestos llamados a partidos unificados de izquierda cuando no se manifiesta voluntad de avanzar en pasos elementales: frente único contra la burocracia, listas comunes en el movimiento estudiantil, una campaña unificada para derrotar el presupuesto 2019 y la ampliación del FIT hacia un acuerdo que integre fuerzas como la nuestra. Necesitamos avanzar urgente y en ese sentido aportamos en este periódico. Finalmente y para lograr llevar adelante estas tareas, es fundamental que se sumen cientos y cientos de jóvenes, activistas, feministas, obreros y juveniles a la construcción del MST y Anticapitalistas en Red. Porque necesitamos un partido grande para empujar estos objetivos, porque te ofrecemos un lugar de lucha hoy para que mañana tengamos un futuro digno de ser vivido.