Al ritmo del ajuste del FMI, y como la resistencia popular no cede, Macri profundiza su ofensiva antidemocrática: represión y detenciones en Congreso el pasado 24, brotes de xenofobia junto a Pichetto, proyecto de reforma para endurecer el Código Penal, despliegue militar de cara a la reunión del G20, todo alentado por el efecto Bolsonaro. En defensa de las libertades democráticas es urgente unir fuerzas para frenar esta escalada anti-derechos.
La profundización del ajuste del segundo período de Macri es un hecho. Devaluación de nuestra moneda, vaciamiento de la salud y la educación públicas, trasferencia de recursos de la clase trabajadora y los sectores medios a los grupos económicos más concentrados, entre otras medidas, son parte del plan diseñado por el FMI, cuyo único interés es saquear al país y al pueblo. La prueba más reciente fue el Presupuesto nacional 2019 votado en Diputados, cuyo único ítem que crece es el pago de intereses de la deuda externa. Ese miércoles 24 en Congreso sufrimos una dura represión policial con gases, balas de goma, palos, cacería y casi 30 detenidxs. También incluyó la acción de servicios infiltrados y canas tirando piedras o plantando «pruebas» con impunidad. Al día siguiente de ese nefasto episodio tuvimos declaraciones abiertamente antidemocráticas y xenófobas dirigidas a alimentar esa ofensiva de mano dura. Mientras Pichetto tildó a la movilización del 24 de pre-insurreccional y pidió la expulsión del país de los cuatro extranjeros detenidos, la ministra Bullrich, ese verdadero pichón de Bolsonaro, presionó al Poder Judicial para que les hagan juicio abreviado y luego deportarlos.
¿Qué democracia?
Todos los medios oficialistas le hacen de coro a la campaña del gobierno y la oposición cómplice. Insisten en que las marchas son actos de extorsión o de chantaje a la «democracia institucional», o sea delitos. Así quieren instalar la criminalización de las luchas populares, la persecución a lxs activistas, el disciplinamiento social y el control de la juventud mediante razzias y militarizando barrios. Es que Macri sabe que si sigue este rumbo de ajuste y entrega se va a topar con una bronca y una resistencia crecientes, que hasta podrían poner en jaque sus aspiraciones de ser reelecto y abrir una profunda crisis política. A la vez, el gobierno busca legitimar el accionar de las fuerzas represivas. Ya no sólo montan «pericias» para perdonar al asesino Chocobar, sino que Bullrich recibe también a otra policía que mató a un ladrón por la espalda. O sea, legalizar el gatillo fácil. Esto ahora se multiplica por la reunión del G20 a fin de mes y el gobierno prepara un operativo militar-policial inédito para mostrarles a las grandes potencias que él garantiza la «gobernabilidad». Pero Macri prometió «pobreza cero» y hace lo contrario: paga la deuda con el hambre del pueblo. Prometió el paraíso para el «segundo semestre», pero ya vamos por el sexto semestre y aumenta la malaria. Prometieron «la luz al final del túnel», pero luz no hay y el túnel corre riesgo de derrumbarse encima nuestro. Es otro gobierno de las falsas promesas. ¿Democracia no significa acaso gobierno del pueblo? ¿Quién votó que nos gobierne el FMI? ¿Quién votó que la deuda externa se lleve puestas todas las necesidades sociales? ¿Qué clase de democracia es ésta? Si el gobierno nacional y los gobernadores dieran respuesta a las necesidades del 99% de la población y no al 1% representante del poder financiero y los organismos internacionales de crédito, casi no habría cortes ni marchas. Si el Congreso votara leyes para el pueblo y no para el FMI, no existiría tanto conflicto social. Lo que ellos defienden es la democracia burguesa, la democracia capitalista para exclusivo beneficio de los de arriba y los de afuera.
Manifestarse y migrar son derechos básicos
Estamos sin duda frente a un avance cualitativo en materia de ataque a las libertades democráticas y las garantías constitucionales, potenciado por el efecto Bolsonaro. Desde el poder se están cuestionando derechos democráticos elementales, que están amparados por la Constitución Nacional, tales como los de reunirse, manifestar o peticionar ante las autoridades. Esas declaraciones y campañas no son inocentes. En estos días Macri envió al Congreso un proyecto de reforma del Código Penal a fin de elevar las penas por cortes de calle y crear el delito de incumplimiento de la prohibición de ingresar al país. De ese modo trata de convertir a los movimientos sociales y a los inmigrantes en una especie de enemigo interno a perseguir, así como lo hizo antes con los mapuches y otros pueblos originarios. Pero en este país hay lugar para todas las hermanas y hermanos de América Latina y del mundo que quieran venir en busca de un futuro mejor. Acá a los únicos extranjeros que sí habría que expulsar ya mismo es al FMI, a las corporaciones y bancos que nos explotan, nos saquean y nos contaminan. Por estas razones es necesario unir fuerzas sin ningún sectarismo para resistir esta ofensiva represiva que encabezan Macri y Bullrich. Desde el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia estamos preparando iniciativas al respecto. Por el derecho a la protesta. Por el cese de la represión y las persecuciones. Por la libertad de Milagro Sala, Daniel Ruiz y todxs lxs presxs políticxs o por luchar. Por el respeto a todas las libertades democráticas que este pueblo, con tanta lucha, supo conseguir.
Oscar Charrutti,CADHU-MST