El 25 de noviembre es el día mundial de lucha contra la violencia de género. A partir de un reclamo del feminismo latinoamericano, desde 1999 la ONU lo estableció dicha fecha en memoria de las hermanas Mirabal -Minerva, María Teresa y Patria-, asesinadas en 1960 por la dictadura de Trujillo en la República Dominicana.
Este año nuevamente nos va a encontrar en las calles en todo el país el mismo 25; en CABA y otras ciudades, la marcha se realiza el lunes 26.
Al compás de la marea feminista que este año no paró de crecer, la movilización anti-violencia contra las mujeres tiene que ser contundente, para marcarle al gobierno, a sus cómplices y a todos los sectores anti-derechos que estamos de pie y seguimos dando batalla.
Por derechos de género y derechos sociales
Este día no sólo es por la pelea por nuestras reivindicaciones de género, sino también por todos los reclamos sociales. No podemos concebir nuestra lucha feminista aislada de la pelea contra el Presupuesto ajustador de Macri y el FMI, aprobado gracias a los votos del PJ, que legaliza la política de endeudamiento externo y eterno, de recortes en salud, educación, obras públicas, ciencia y todo lo social. La ley de leyes, como lo llaman al Presupuesto, ya que es el programa de gobierno traducido en plata, nos golpea fuerte a las mujeres.
Según el ministro de Economía, Nicolás Dujovne, el gobierno nacional “en estas difíciles circunstancias igual va a trabajar para equilibrar las condiciones entre hombres y mujeres”…
En un análisis crítico del Presupuesto 2019, la economista feminista Mercedes D’Alessandro le responde: “En un contexto de desigualdad estructural, sin medidas específicas y profundas, es difícil revertir el conjunto de obstáculos de acceso y permanencia en el mercado de trabajo que enfrentan las mujeres: ellas ganan en promedio un 28% menos que sus pares varones, una de cada 5 jóvenes menores de 29 años no consigue empleo, el 36% de las trabajadoras está precarizada y además realizan el 74% de las tareas domésticas y de cuidados no remunerados, que para muchas se convierten en una segunda jornada laboral. Además, 7 de cada 10 personas con menores ingresos en la Argentina son mujeres.”1
A esta situación difícil se suma el recorte en todos los programas públicos en materia de género, casi de un 19% menos que este año. En el tema combate a la violencia machista, a las mujeres este ajuste apenas nos deja 11 pesos por cada una de nosotras por año. Es una cifra insignificante, que confirma la falta de políticas reales del gobierno macrista en cuanto a género.
Contra Macri sí, conciliación de clases no
Durante las reuniones de agrupaciones para organizar en común la movilización del 26N en CABA se dio un debate político que va a tono con el discurso de Cristina sobre la unidad de los pañuelos verdes y celestes (ver recuadro).
Hay algunos sectores del movimiento de mujeres que, alineados con el Papa como el PCR y alas del PJ o que apoyan a CFK presidente para 2019 como Mala Junta, centraron sus críticas exclusivamente en la política de ajuste y sometimiento al FMI y al G20. Desde ya, denunciar al imperialismo y sus planes como enemigos de las mujeres es un punto básico que compartimos.
Sin embargo, esa postura esconde su objetivo central que es el de no criticar y ni siquiera nombrar en la consigna principal a la Iglesia Católica y su rol militante contra nuestros derechos. O sea, insisten en una cosa con tal de ocultar la otra.
Es que la Iglesia que comanda el Papa, junto a sus socios evangelistas, están en una furibunda campaña contra lo que ellos llaman ideología de género. Por eso atacan nuestro derecho al aborto, la Educación Sexual Integral, la anticoncepción y la diversidad sexual. Cada vez que la Iglesia defiende sus dogmas medievales, fortalece el estereotipo familiar y social machista que genera desigualdad de poder y violencia.
A la vez, mantiene una posición conciliadora en cuanto a la lucha social, porque esa institución pregona poner la otra mejilla, aguantar los males en la tierra para recién en el cielo encontrar el paraíso eterno. Esa línea de conciliación de clases, que por ejemplo aplica al pie de la letra la CGT cuando va a rezar a Luján y traiciona las luchas, beneficia a los capitalistas que nos explotan y oprimen.
Lamentablemente, el debate político por incluir en la denuncia central a la Iglesia reaccionaria lo dimos solas desde Juntas y a la Izquierda y el MST. Las agrupaciones de mujeres del FIT eligieron incluir a los gobernadores como co-responsables del ajuste, pero dejaron pasar el silencio cómplice hacia ese dinosaurio dos veces milenario llamado Iglesia.
Contra toda institución patriarcal
Tenemos que ser miles otra vez en las calles y levantar nuestra crítica a todas las instituciones que promueven o habilitan las violencias que padecemos las mujeres y las disidencias. Si el G20, el FMI y el gobierno nos atacan con la violencia de sus ajustes, la Iglesia Católica y sus aliados evangelistas lo hacen quizás más sutilmente, con su violencia ideológica patriarcal, menos directa pero tan o más perniciosa que la desigualdad económica. Unos y otras son nuestros enemigos.
Por eso te invitamos a que el 25 ó 26 vengas y marches con nosotres. Nuestro feminismo no negocia una reivindicación por otra. Nuestro pañuelo verde sigue en alto por el aborto legal. Seguimos por la separación definitiva de la Iglesia del Estado. Por la implementación efectiva de la ESI, con perspectiva de género y disidencia. Sigamos construyendo un feminismo que enfrenta la explotación capitalista y la opresión patriarcal en todos los terrenos, sin “olvidos” ni capitulaciones. Sumate y avancemos juntas por todos nuestros derechos.
Cele Fierro
1. En la web economiafeminista.com, 6/11/18.