Así, con esa definición, Lenin explicaba que no existen en el campo de la economía fenómenos disociados de la lucha de clases y de los partidos. Con esa perspectiva queremos hacer una serie de apreciaciones sobre la economía en Argentina, la coyuntura y las tendencias en curso.
Pedaleando. La economía del país refleja la hegemonía de la fracción financiera de la burguesía, en sociedad con todo el resto. Su lógica se apoya en endeudamiento externo con el objetivo de pagar intereses de usura y financiar la especulación financiera. El mecanismo es el siguiente: ingresan dólares especulativos, compran bonos en pesos (antes LEBAC ahora LELIQ) que pueden transformar en dólares cada 7 días y fugarlos del país sin restricciones. El macrismo para retenerlos, garantiza una rentabilidad que oscila entre 50 y 70 % anual. Es decir: el especulador –un banco, por ejemplo- compra 100 millones de pesos en bonos y al final del año tiene 170 millones (siempre que no haya decidido fugarlos en cualquier momento cada 7 días). ¿Cómo se paga esa renta financiera? Con fondos públicos. ¿De dónde se obtienen? De deuda con el FMI. ¿Cómo se devuelven? Con intereses crecientes y planes de ajuste para asegurar el pago. Repasemos números de lo que significa.
600.000 millones. Son los pesos a pagar de intereses solamente en 2019. Es decir: 1650 millones por día, 68 millones por hora, 1 millón 150 mil por minuto y 20000 pesos por segundo. Las equivalencias serían así: un segundo de intereses, representan dos jubilaciones mínimas. Un día de intereses, equivalen a 40 mil salarios de 40.000 pesos. Y así podríamos seguir con los ejemplos. Por lo tanto, el tamaño del desfalco es gigantesco. Si al total de intereses de deuda le sumamos la renta comprometida por el Banco Central a los tenedores de LELIQ (400.000 millones de pesos), la cuenta totaliza 1 billón de pesos. Es decir: un millón de millones. Increíble.
Respiración artificial. ¿Qué son las corridas cambiarias? Se trata de la decisión de los tenedores de bonos (por ejemplo, LELIQ), de cambiar todos sus papeles a dólares, de forma masiva. Es decir: una demanda excepcional de dólares, lo cual, como toda mercancía en el capitalismo, dispara su precio hacia arriba. El mecanismo para moderar ese impacto es apelar a las reservas en dólares del Tesoro Nacional para venderlas. Todo conduce a desequilibrios de dinámica imprevisible: si aumenta el dólar, los salarios se devalúan, pero los precios se disparan. Vale decir: se confisca parte del ingreso de la clase obrera. La coyuntura de la economía actual es de una fragilidad extrema. La esperanza del macrismo radica en dos variables:
*Que las tasas de interés de la FED (el Banco Central yanqui) no suban más de las 2 veces previstas en 2019. Así, los dólares especulativos se desplazan hacia países como el nuestro a hacer ganancia fácil y rápida. Con muchas garantías.
*Por otro lado, el gobierno reza para que se sostenga hasta las elecciones presidenciales el stock actual de bonos (que los tenedores no los quieran cambiar a dólares y fugarse). Para eso, el macrismo está dispuesto a seguir ofreciendo ventajas, como una tasa de renta mayor, la cual se paga con deuda. Este circuito, el carrytrade, la bicicleta financiera, tiene un impacto demoledor sobre la economía de masas. Para empezar ningún capitalista invierte en otro negocio más que en bonos. No hay actividad productiva que ofrezca esa tasa de plusvalía anual. Eso desactiva la economía real. Por otro lado, la tasa de interés que fija el Banco Central es la referencia para todos los bancos. Por lo tanto, en el comercio interno, cuyas transacciones se realizan con cheques, el descuento llega para las operaciones de pago diferido hasta un 80 o 90 % del monto total. Una catástrofe. Por lo tanto, para evitar una nueva corrida, las medidas preventivas son de mayor expropiación a la clase obrera y recesión planificada de la economía. Todo frágil. Respiración artificial.
Las hipótesis leninistas del FMI. El Fondo es la representación política del capital financiero. Su escudero. Y además de contabilidad, hace cálculos del más puro pragmatismo político. Obviamente se juega a la reelección de Macri para asegurar una continuidad más previsible. Sin embargo, tienen otro plan: que surja una variante pejotista no kirchnerista. Esto es así no tanto porque el kirchnerismo sea un proyecto de ruptura anticapitalista, sino porque es evidente que el capital concentrado se inclina por apostar a gobiernos no de «contención por izquierda» para sostener la situación, sino de ofensiva sobre las masas para recuperar tasa de ganancia con ataques sistemáticos a derechos históricos. Sin embargo, el FMI que hace política y tiene en cuenta la lucha de clases, también se reunió con Kicillof para asegurarse todos los escenarios. Así, el ex ministro de CFK volvió a dar garantías de que van a pagar deuda, que no rompen con el FMI, que no lo hicieron…ni lo volverían a hacer. A lo sumo renegociar para pagar, y gestionar, como concesión del FMI. Flexibilizar un poco el déficit fiscal para subsidiar capitalistas amigos. Es decir: a lo sumo, el kirchnerismo se propone negociar el reparto de la cuota de plusvalía entre el capital internacional y la UIA. Vergüenza.
Dar vuelta todo (en defensa propia). Con este panorama nuestro planteo es radical. Somos la izquierda que propone planificar la orientación de la economía para asegurar derechos a la mayoría social que trabaja. Eso implica necesariamente escenarios de ruptura con las corporaciones, la casta política, la burocracia sindical y el capital. Aterrizado a la vida real, sería así. ¿El trabajo es derecho, hay que protegerlo siempre frente al lucro del capitalista? Entonces hay que implementar una ley que prohíba despidos y suspensiones, expropiando con control obrero por incumplimiento patronal. ¿El pleno empleo sigue siendo una cuestión elemental? La medida para concretarlo es repartir las horas de trabajo entre toda la mano de obra disponible, con jornada reducida y salario equivalente a la canasta. Eso implica capturar plusvalía obrera de la rapiña empresaria.
¿Cómo ganar la carrera de los salarios contra la inflación? Con indexación trimestral en función del aumento del costo de vida. ¿Se puede reactivar la economía de conjunto? Se puede, con recursos inyectados para un plan masivo de obra pública. Con la mitad de lo destinado a intereses de deuda y renta a los especuladores este año, se pueden construir 400 mil viviendas populares. Eso, tendría como inmediata consecuencia, 1 millón de puestos de trabajo directos y otros 600 mil indirectos (por el circuito de las ramas conexas de la producción que se activarían). La otra mitad de deuda y bicicleta financiera, alcanza para duplicar los presupuestos de salud, ciencia y técnica, y educación. Y complementariamente, nacionalizar el sistema financiero, para disponer de todos los fondos de los grandes depositantes (al revés del corralito del 2001), y nacionalizar el comercio exterior para definir con otra orientación lo que ingresa y sale del país, priorizando las necesidades del 99 %. Esta orientación es de izquierda, requiere fuerza social movilizada con los métodos de la clase obrera, organización militante y una amplia confluencia para respaldar ese programa. Y por supuesto, arranca con una contraseña: Chau FMI.