En todas las asambleas preparatorias del 8M, en la comisión organizadora del próximo Encuentro en La Plata y en otros espacios unitarios surgen debates: ¿cómo construir con diferencias?, ¿cómo resolver cuando no hay consenso? La relación entre los métodos y las orientaciones. Nuestras propuestas.
Una nueva reunión para organizar el Encuentro hubo el sábado 16M en La Plata. Nos encontramos ante el estallido de la comisión de comunicación, lo que de alguna manera no sorprende porque ya había pasado en las asambleas preparatorias del 8M. En esta ocasión, las mujeres del PCR-CCC se retiraron de la comisión al grito de “el Encuentro es de mujeres y no de hombres”, acusando falsamente al activismo trans y demás disidencias de querer excluirlas.
Mantener esa posición retrógrada y biologicista es, de hecho, defender a los sectores celestes con la excusa de que son prácticas individuales: “Las mujeres pobres, de los barrios, donde también hay celestes, gente con religiosidad popular a la que no deberíamos dejar afuera…”
Es hipócrita y frenador para nuestro movimiento pretender excluir a las disidencias y la plurinacionalidad, que defienden derechos, para incluir nada menos que a los anti-derechos y clericales. Luego de argumentar, el PCR provocó, y como perdió peso en la comisión, decidió romper con ese espacio unitario.
Plurinacional y con las disidencias
Este debate ya había generado un impasse en la reunión anterior. Por un lado, el PCR y sus aliadas del PJ, el Evita, Unidad Ciudadana, Patria Grande, la burocracia de Suteba, el PC y algún otro grupo, conservadoras, en contra de que este Encuentro se llame plurinacional e incluya a las disidencias. Del otro lado, nosotras y en unidad con el resto de la izquierda, la Campaña por el Derecho al Aborto, la Santillán, Marabunta, Cicop, frente de periodistas, algunas compañeras K, grupas de la disidencia, mujeres afros y originarias, y la mayoría del activismo independiente, a favor de que el Encuentro sea plurinacional y de mujeres, lesbianas, trans, travestis, bisexuales y no binaries, para reflejar e incluir lo nuevo.
El documento de apertura del Encuentro 2018 en Trelew decía: “El debate de la plurinacionalidad debe darse al interior del movimiento. Los talleres serán el espacio para que el debate sobre la plurinacionalidad, que ya se viene dando, se traduzca en distintas voces, argumentos y razones.”
Pues bien, el movimiento feminista y disidente ya lo debatió de sobra. El debate ya se dio en los talleres en Trelew, en las asambleas previas al paro del 8M y en varias reuniones en La Plata. En todos lados la amplia mayoría está por plurinacional y con las disidencias. ¿Qué más falta, que lo debata la ONU? ¡Hay que reconocer la realidad y cambiar el nombre del Encuentro ya mismo!
Qué métodos para qué política
El debate que choca con la negativa del PCR expresa el cuestionamiento, más profundo, a su habitual metodología burocrática: ¿quién y cómo se resuelve en ámbitos unitarios cuando no se logra llegar a un consenso y persisten las diferencias?
Hay un hecho de fondo: en su avance, la marea feminista y disidente está chocando con todos los aparatos, llámense burocracia sindical o comisión organizadora. Y aunque metodología y estrategia no son lo mismo, siempre hay una relación entre ambas. Quienes quieren frenar las luchas y rebajar su programa para capitular a las instituciones, imponen métodos burocráticos e impiden la decisión democrática. En cambio, quienes impulsamos la movilización contra el sistema proponemos democracia para decidir.
En todas las instancias de coordinación del movimiento feminista y disidente surgen divergencias. Integrar los matices sobre tal o cual consigna, por ejemplo, mediante una nueva formulación, superadora, de síntesis, que contenga a todes, es un esfuerzo necesario para mantener la unidad de acción. Pero el consenso no siempre es posible, sobre todo con la radicalidad, masividad y combatividad que caracteriza a nuestro movimiento. Estos espacios, donde todes tenemos derecho a expresarnos, al momento de decidir deben considerar el peso que refleja una referente de organización o una activista independiente. Y si en todo caso una agrupación no coincide con lo acordado, igual puede ir a la marcha, al acto y no adherir al documento u otra forma de marcar su diferencia.
En otros temas, en cambio, hay posturas claramente opuestas: ¿la apertura del Encuentro debe ser en Plaza Moreno o en el Hipódromo?, ¿el próximo debe ser en Chaco o en Capital?, ¿paro general o paro de mujeres? En estos casos no hay otra posibilidad que optar, resolver por mayoría y minoría.
Nuestra postura es democrática consecuente: si no hay acuerdo, hay que tomar en cuenta la posición mayoritaria, votando si es necesario. Desde ya, no van los aparateos de ocasión, como votar cuando alguna orga tiene más gente de lo habitual. Respetar la relación de fuerzas real es la única forma genuina de garantizar la unidad en la diversidad.
Con la ola verde, el Encuentro tiene la oportunidad de avanzar e incorporar prácticas realmente democráticas. Las miles que nos movilizamos cada año construimos el espacio más participativo en los talleres: “el corazón” del Encuentro, como dicen algunas. ¡Entonces que se resuelva ahí la próxima sede, por votación o con planillas de consulta y una fiscalización plural!
Jeanette Cisneros