Como dice el documento del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia leído el 24M en Plaza de Mayo, “el escándalo Stornelli-Ramos Padilla sacó a luz la oscura trama entre gobierno, justicia, servicios secretos y embajadas extranjeras para espiar, poner jueces más adictos y montar operaciones políticas”. Es otra muestra de la grave crisis del régimen político. Nuestras propuestas al respecto.
La denuncia contra el fiscal Stornelli abrió una crisis judicial y política que lejos está de cerrarse. El empresario Etchebest denunció que el fiscal le exigió, por medio del falso abogado D’Alessio, 300.000 dólares para garantizarle la libertad en la causa de los cuadernos. En la causa que lleva el juez Ramos Padilla estarían acreditados los mensajes de wathsapp de D’Alessio chantajeando a Etchebest en nombre de Stornelli. Ese fiscal, esta vez del otro lado del mostrador, no se presenta a declarar aunque fue citado varias veces por el juez. La última novedad es que el “servicio” Barreiro declaró que el grupo de D’Alessio también espiaba a Rosatti y Rosenkrantz, jueces de la Corte Suprema…
Lo novedoso no es que desde el poder curren, coimeen y espíen, sino que ahora aflora en la sociedad la sensación de que toda esta institucionalidad, y en especial esta justicia adicta, ya no van más.
Si la justicia es un poder “independiente”, te la debo. Una de las trampas de esta democracia burguesa es que la libertad física de las personas depende del poder del Estado menos democrático, el único que no es elegido por el pueblo. El proceso de selección de magistrados es totalmente ajeno a la sociedad: no responde a criterios de capacidad intelectual y/o ética, sino a pactos políticos espurios de los partidos patronales mediante los Consejos de la Magistratura. Además los jueces son vitalicios, no pagan Ganancias y gozan de estabilidad absoluta en el ejercicio de su función.
Como el sistema judicial tiene un carácter de clase para cuidar la propiedad privada capitalista, el pueblo trabajador no tiene ninguna injerencia en la selección de jueces y por ende es, junto a la juventud y los sectores más humildes, el blanco más vulnerable. A la hora de la represión somos rehenes de la decisión judicial de quienes están muy alejados de las necesidades sociales. Y a veces ni siquiera respetan las garantías constitucionales, como la de esperar el juicio en libertad (1).
Otro aspecto que quedó al descubierto con el escándalo Stornelli-Ramos Padilla es que, llámense SIDE o AFI, los aparatos de inteligencia gozan de buena salud. Persiguen a luchadores y opositores, arman carpetazos y montan operaciones políticas al “servicio” del poder de turno y hasta espían a dirigentes del oficialismo según las internas.
Algunas propuestas para dar vuelta todo
Justicia independiente. Hay que democratizarla a fondo, elegir los jueces y fiscales por voto popular en elecciones aparte de las políticas, con mandato limitado y revocable, e implementar los juicios por jurados populares con vecinxs sorteadxs del padrón electoral.
Basta de “servicios”. Con Cristina la Gendarmería armó el Proyecto X para espiar y tras la crisis por la muerte de Nisman la SIDE pasó a llamarse AFI, pero todo sigue igual. Disolver los aparatos de inteligencia y abrir todos sus archivos. Abolir el secreto diplomático.
Chau privilegios políticos. Que todo funcionario gane como una maestra, eduque a sus hijos en escuela pública y atienda a su familia en hospital público; revocar su mandato si incumple sus promesas de campaña. Disolver el Senado dinosaurio: cámara única de diputados en proporción a la población. Anular el poder de veto presidencial.
Corrupción Cero. No al financiamiento empresarial de las campañas electorales. Que los delitos de corrupción sean imprescriptibles. Comisión investigadora independiente con plenos poderes para investigar todo. Control social de las grandes licitaciones públicas.
Oscar Charrutti, CADHU-MST
1. Es el caso del compañero Daniel Ruiz, militante del PSTU detenido tras la jornada del 18D en Congreso contra la reforma jubilatoria. ¡Libertad a Ruiz y a todas las presas y presos políticos!