Conversamos con Guillermo Pacagnini, coordinador de ANCLA y de la Mesa de Plenario del Sindicalismo Combativo sobre el paro del 30 y las próximas tareas.
Unos dicen que el paro fracasó, otros que fue contundente…
Ni lo uno ni lo otro. Muy a pesar de los convocantes, el paro se sintió con fuerza en las escuelas, hospitales, reparticiones estatales y bancos; fue minoritario en el transporte, y muy parcial en el sector privado y la industria. Donde el movimiento obrero se pudo expresar y hubo dirección para garantizarlo, el paro se concretó. Y es evidente que le molestó al gobierno que trató de minimizarlo con intimidaciones y su prensa adicta.
Pero hay que señalar que no fue el paro general que se necesita para derrotar a Macri y el ajuste del FMI. Fue una verdadera carrera de obstáculos que tuvieron que sortear los trabajadores para hacer sentir sus reclamos. Los obstáculos no fueron la falta de disposición de la base ni la fortaleza de un gobierno que hace aguas, tiene que ver sin lugar a dudas con la dirección burocrática que pergeñó un paro acotado para descomprimir la bronca y no la huelga general que se necesita.
O sea que se paró pese a la dirección…
Claramente. La CGT, que el 4A marchó con las patronales y su programa y después se sentó a negociar con el gobierno el botín de las obras sociales, ahora tuvo el tupé de carnerear y de trabajar con el gobierno y las patronales para reventar este paro. Un destaque bizarro de esta burocracia en descomposición, es el sector transportista que no solo boicoteó el 30 sino que llamó a parar el 1º de mayo, una medida reaccionaria, contra lxs trabajadorxs.
Pero también hubo que sortear el obstáculo de la política y metodología de los convocantes moyanistas del Frente Sindical y las CTA. Fue una convocatoria casi clandestina; recién se ratificó y anunció una movilización hace pocos días. Distó de ser el paro activo necesario con cortes, piquetes y marchas en todo el país. Y no tuvo preparación alguna con asambleas y plenarios para debatir programa, modalidad y cómo hacerlo contundente. Y ninguno de los convocantes anunció con claridad cuál era el programa. Hoy quedó claro en los discursos de la Plaza. No se habló de prohibición de despidos y suspensiones, ni de salario indexado ni de romper con el FMI. Llamaron a «votar bien»… a ese frente que están armando con el PJ no para cambiar sino para maquillar el mismo modelo que hoy aplica Macri. Tampoco se anunció continuidad, plan de lucha alguno… salvo esperar a octubre. O sea, la verdad, es que con esta dirección de carneros por un lado y mariscales de la derrota por el otro, fue heroico que un sector grande de trabajadores hayan parado tomando la jornada en sus manos.
El sindicalismo combativo marcó un contraste
Un contraste grande y señalamos un camino. Desde el Plenario del Sindicalismo Combativo nos movilizamos en una columna independiente levantando un programa obrero y popular para que la crisis la paguen las corporaciones. Pero también marchamos para reclamar continuidad, un paro de 36hs y un plan de lucha para que Macri y el FMI se vayan ahora. No podemos esperar a diciembre, cada día que pasa es más miseria, más desocupación.
¿Cómo hay que seguir ahora?
Haciendo este balance en todos los gremios y lugares de trabajo, ponderando el esfuerzo de lxs trabajadorxs, pero señalando las responsabilidades de la burocracia. Reclamando por un lado la continuidad con las 36 hs y el plan de lucha, fortaleciendo la unidad del clasismo y los sectores combativos por otro, que es la tarea central. Para apoyar las luchas en curso, ayudar a coordinarlas, ayudar a los nuevos delegados y el activismo y formar listas unitarias antiburocráticas en las elecciones sindicales que se vienen como las de ATE y AMSAFE.