A treinta días que el diario Clarín despidiera a sesenta y cinco trabajadores de prensa, redactores, fotógrafos y diseñadores, la lucha por la reincorporación continúa, persiste, se sostiene dentro de la redacción como afuera, con el apoyo del SIPREBA, fuerzas sindicales y políticas, exponentes de cultura y el deporte, y de la sociedad en general.
El impacto de este violento hecho, es sabido, tiene por objeto disciplinar, agudizar la precarización actual, y ambiciona terminar modificando nuestro estatuto de prensa seguramente. Los dueños de los grandes medios, desde que se ratificara por ley el estatuto de prensa en 1946, buscaron derogarlo con diversas maniobras políticas, mientras en la práctica se dedicaron a violarlo.
La gravedad entonces de estos despidos violentos, en una de las redacciones más numerosas y en uno de los diarios más importantes de este país, comienza a tener otra magnitud. El llamado a la unión y a la participación activa de todos los trabajadores de prensa se hace imprescindible. También a todas las fuerzas políticas y toda institución democrática para el resguardo del libre acceso a la información y la libertad de expresión.
El gremio de prensa, desde su fundación ya centenaria, ha existido en permanente lucha. Dentro de Clarín se han librado batallas también. En 1965 se realizó en dicho diario un paro de tres días que imposibilitó la salida del mismo. Dentro del conflicto actual se realizaron dos paros en menos de quince días en la redacción, situación que dejó en claro la fortaleza y determinación de compañeras y compañeros, en oposición a esta forma de destrato, violenta, prepotente que caracterizó a esta empresa en su relación a su «capital humano».
Los resultados en la negociación respecto a este conflicto no son alentadores, pero se sigue adelante. Cuatro compañeros fueron reincorporados y se sostiene la lucha por el resto.
En un momento de aguda crisis institucional, en un año electoral, es deber de todos plantearnos la necesidad de garantizar la libertad de expresión de todas las voces. Se sabe que es lo que atenta contra esto y las instituciones democráticas: la carencia de acceso a la información, la libertad de expresión de trabajadores de prensa, como también la concentración de medios.
Sergio Montenegro, diseñador gráfico despedido de Clarín