La crisis, el ajuste y el desastre en el que nos sumió Macri a pedido del FMI, coloca en el horizonte el desafío de construir un país diferente sobre nuevas bases, que permitan que los de abajo dejemos de padecer y los de arriba dejen de llenarse cada vez más los bolsillos a costa nuestra.
Estamos sufriendo las consecuencias directas de la aplicación de políticas de derecha a favor de los sectores más concentrados y parasitarios de la economía. Sacar a Macri es clave para terminar con esas políticas, tanto como lo es colocar en el poder un proyecto realmente alternativo. Y eso es imposible con «todos» los que se amontonan en el espacio del PJ encabezado por Cristina Kirchner y Alberto Fernández. La postulación de este último significó un claro giro conservador y de derecha, pero no fue el último. Le siguieron nuevas incorporaciones que profundizan ese rumbo con creces. Para transformar nuestra realidad en serio, hace falta construir algo nuevo.
Alternativa Federal va con todos
Hasta no hace mucho, las principales referencias de Alternativa Federal se posicionaban en actos públicos con frases como «El pasado y el presente de la Argentina nos llevaron, juntos de la mano, a este fracaso»; «Nos dicen que no tenemos más opción que votar por ese presente de crisis y ajuste o ese pasado que ya quisimos dejar atrás». Lejos de ese discurso exaltador de la -no tan- ancha avenida del medio, hoy una parte volvió con el pasado que querían dejar atrás y los otros con el presente de ajuste y crisis.
Pichetto con Macri, Massa con Fernández-Fernández y Urtubey con Lavagna demuestran que estos tres proyectos no tienen, en esencia, mayores diferencias. Si hace un mes Pichetto podía convivir en un mismo espacio político con Massa y Urtubey es porque comparten las mismas ideas sobre lo que hace falta para el país. Que hoy cada uno de ellos participe en una expresión política diferente es la muestra más clara de que, con diferentes estilos, sus propuestas para el país son en extremo similares. Por lo tanto, la definición de en qué lista recalar estuvo determinada por las conveniencias personales de cada uno.
Párrafo aparte merece el, hasta hace poco, «macho alfa» de Alternativa Federal, el cordobés Juan Schiaretti. Luego de cosechar el 57% de los votos en las elecciones a gobernador, con el inestimable apoyo de las principales referencias kirchneristas de Córdoba, viendo el desgrane de Alternativa Federal, se fue de vacaciones y hoy optó por presentar boleta corta, es decir no oponerle candidato presidencial a Macri y por ende favorecerlo. Una nueva demostración de que unirse a cualquier espacio para enfrentar a Macri, incluso a socios confesos como Schiaretti, lejos de debilitar al macrismo y su ajuste, los terminan fortaleciendo.
El Frente de Todos, PJ reciclado
Entre tanto el Frente de Todos se dio a la tarea de rejuntar al PJ y en gran medida lo viene logrando, haciendo de ese espacio un reciclado de las peores expresiones del peronismo de nuestro país.
La elección de Alberto Fernández como candidato a presidente fue la primera de una larga lista de decepciones para aquellos que veían en este espacio la referencia para enfrentar por izquierda o desde una posición progresista al macrismo. Hoy el frente acoge y celebra figuras nefastas como Gioja, Manzur e Insfrán, reconocidos enemigos de les trabajadores y los sectores populares, cultores de la mano dura, destructores del ambiente, militantes antiderechos, violentos patrones de estancia y asesinos de comunidades originarias. ¿Qué se puede construir con ellos?
Cada vez Massa derecha
La última incorporación resonante presentada por los medios afines como un nuevo gesto de amplitud unitaria, fue la de Sergio Massa. El mismo que hace unos años decía que nunca más se iba a juntar con Cristina, que era una etapa superada con la que ya no tenía nada que ver. E incluso hace un par de meses llegó a decir que de Cristina lo separaba un océano.
El dato a tener en cuenta no es que el espacio se amplíe, sino que siempre lo haga por derecha, lo que augura una nueva frustración.
Massa es, en esencia, un oportunista. Eso es verdad. Pero que encuentre lugar en este proyecto no solo habla de él, dice mucho también de quienes lo reciben con los brazos abiertos. Con su incorporación redondean un proyecto de país para pocos, cumplidor de las imposiciones del FMI y enfrentado a los intereses de las trabajadoras y trabajadores.
Se sabe que el ex intendente de Tigre quiere echar del país a los inmigrantes y terminar con la puerta giratoria; traducido: mano dura. Impulsa una reforma laboral similar a la ley de contrato de trabajo yanqui y cree que el problema son los estatutos de los gremios -otros le dicen «bajar el costo laboral»- es decir, quiere terminar con las conquistas que nos costaron años de lucha e imponer la flexibilización laboral. Sobre el FMI sencillamente dice que le vamos a pagar, a un ritmo más lento, pero le vamos a pagar.
Es decir, un proyecto demasiado similar al que estamos padeciendo: ajuste a los laburantes, pérdida de conquistas, ataque a los sectores más vulnerables y pago religioso al FMI. Como decíamos, una nueva frustración.
Para enfrentar a la derecha, unidad de la izquierda
Lo del Frente de Todos no es nuevo, es una vieja práctica del peronismo. Hacen intentos para contener por izquierda, pero a los lugares de poder y los espacios de decisión los terminan ocupando los sectores más conservadores y corridos a derecha. Para nosotros es hora de abandonar esas prácticas políticas que sólo contribuyen a desmoralizar y decepcionar a quienes verdaderamente pretenden construir una sociedad igualitaria y al servicio de las mayorías trabajadoras.
Hoy el posibilismo nos dice que «la gente pasa hambre así que no podemos discutir nada de fondo, tenemos que sacar a Macri y después ver todo lo otro». Eso es una gran mentira. Que la gente pasa hambre es un hecho, que estamos en una crisis brutal no se discute, pero el problema es que si no discutimos quién hace falta poner luego de sacar a Macri, seguiremos en esta espiral crítica que nos lleva a un pozo cada vez más profundo.
Experiencias históricas y también recientes nos permiten tener una clara certeza: no es posible enfrentar a la derecha con más derecha. Para llevar a cabo el profundo programa de transformaciones que necesita nuestro país es necesario poner en pie un proyecto de izquierda, que apoye todas las luchas y plantee un camino de ruptura con el FMI y la defensa irrestricta de los derechos de las trabajadoras y trabajadores, las mujeres, la juventud y el ambiente.
Por eso, desde el MST, venimos haciendo grandes esfuerzos para poner en pie una alternativa unitaria y renovada de toda la izquierda. Esa alternativa tiene que ser con todes los que realmente queremos transformaciones profundas para que dejen de beneficiarse los empresarios y los sectores concentrados de la economía. Es con les trabajadorxs, las mujeres que luchamos en las calles, les jóvenes y la disidencia sexual. Es con quienes tenemos un proyecto realmente diferente, con ellos y ellas queremos gobernar. La alternativa que hace falta es la unidad de la izquierda. Eso es lo que estamos construyendo desde el Frente de Izquierda Unidad.
Viki Caldera