9 de Julio. Vamos por la segunda y definitiva independencia

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Oid el ruido de rotas cadenas. Estamos a pocos días de un nuevo aniversario de la declaración de la independencia nacional el 9 de Julio de 1816, y sin embargo, la primera referencia a las palabras que inician esta editorial seguramente se emparentará a Messi cantando el himno en un partido de fútbol. Pero la propuesta de estas líneas es diferente, apunta a repasar, muy brevemente claro, el tránsito que nos llevó de conquistar la independencia a volver a los pactos de coloniaje. Nos enfocaremos en el pasado más próximo y en el presente por razones de espacio y atención, pero sin dudas que este periplo lleva una buena cantidad de años y seguramente llevará algunos más resolverlo.

No había independencia sin revolución. El 9 de Julio de 1816 está atado con a fuerza de la historia al 25 de Mayo de 1810, sin aquella revolución y las batallas que la sucedieron no podía haber independencia alguna. Lejos de la «angustia» que hace algunos años les asignara Macri a los líderes de aquel proceso, lo que sin duda tuvieron fue una determinación inquebrantable de terminar con la dominación colonial y no lo lograron en una mesa de negociación sino fusil contra fusil, sable contra sable en el campo de batalla y en la pelea política. La revolución de Mayo fue el inicio, entonces, del camino y quizás el punto más alto de tensión entre las fuerzas en disputa.

La senda de los traidores de Mayo. Empieza a trazarse en la mismísima Primera Junta de gobierno y llega hasta nuestros días. Con breves interregnos de desarrollo independiente, las clases dominantes de nuestro país eligieron el camino de asociarse al capital trasnacional y como parásitos, hacer negocios a su amparo. Cualquier iniciativa independiente y soberana fue aplazada, cada conquista parcial fue sometida a un proceso de reversión hasta llegar a hoy, donde nos encontramos en uno de los puntos más altos de entrega y saqueo. No es extraño que así sea, la familia Macri es sin dudas el prototipo de la familia parásita burguesa, enriquecida en desmedro
del Estado.
Las penas y las vaquitas. En apenas tres años y medio de gobierno, Macri y su coalición, llevaron la deuda externa al 90% del PBI, es decir desarrollaron la mayor herramienta de dominación colonial de nuestros tiempos, casi a su máximo exponente.
La extranjerización de la tierra, la destrucción de la industria y el avance de las corporaciones sobre los bienes comunes son otras marcas distintivas de los últimos tiempos. La fuga de capitales, sostenida con el endeudamiento, alcanzó niveles obscenos mientras que la cantidad de familias en situación de calle no paró de crecer. Estadísticas de la dependencia, inseparables de un contexto mundial de caos imperialista.

Cerrando la grieta. Este escenario no podría haberse constituido sin el aval de las principales fuerzas del régimen, como el PJ, que actuaron juntas en las cámaras legislativas, las gobernaciones y en los despachos sindicales para favorecer el camino de la entrega. Es por eso que días antes de cerrar las listas para las próximas elecciones era imposible asegurar quién iría en cada cual, encontrando varias «sorpresas», pases y volteretas que demuestran que la única grieta que no para de desarrollarse y la que debemos profundizar es la que se abre entre explotadores y explotados, opresores y oprimidos, anti derechos y feminismos, pro imperialistas y trabajadores.

Dar vuelta todo. No quedan opciones, o continuamos por la senda de la entrega y bajo la dirección del FMI. Profundizamos la dependencia con un aparato en crisis y decadente como la Unión Europea, agrupamiento de las corporaciones y los gobiernos responsables de hundir a miles en el hambre, la miseria o el mar. O marchamos a una segunda independencia, una integración solidaria entre los pueblos del mundo y la construcción de una nueva sociedad. Las coyunturas electorales, las luchas parciales, los desafíos del momento deben estar atados a ese objetivo, a esa pelea. Para tonificar ese camino también apostamos a la unidad de la izquierda, avanzando en la construcción del FIT Unidad. Vas a encontrar muchas propuestas en estas páginas, pero la más importante es la de que te sumes a construir con nosotres una herramienta que pueda cumplir esos
desafíos. Las puertas están abiertas.

 


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